Una dosis de alegría
Patricia Reid vuelve a exponer en la Zona Colonial, en Casa Palma Garden desde el 10 hasta el 30 de noviembre
Patricia Reid vuelve a exponer en la Zona Colonial, en Casa Palma Garden desde el 10 de noviembre hasta el 30, y como acostumbra nos presenta una gran colección de sus últimos trabajos. Esta vez los fondos que generen la exposición serán destinados para la Fundación Progressio y su programa “Reserva Ebano verde”.
Por Georgia Reid de Piantini
El sonido de un arroyo a la distancia. El susurro de la brisa entre las ramas. Un tiempo detenido en la hora azul, transcurriendo en ese espacio entre el sueño y la nostalgia. Preservando la Magia nos conduce por senderos de magnolias que solo crecen en este suelo. Subimos... bajamos, colinas tupidas en una composición que en ocasiones se aprecia desde la lejanía, mientras que, en otras, estamos cerca, presentes, involucrados, las briznas de hierba envolviéndonos los pies. Miramos hacia arriba, y entonces aparecen: gigantes, en glorioso detalle, pétalos de margaritas, esferas de hortensias, cabelleras carmesís, y dóciles tallos de agapantos. Analizamos el rostro de una magnolia que emerge sola de su fondo añil, o tal vez, será ella que nos mira?
En Bajo las palmeras susurra el viento, todo el campo es un escenario, y las palmas son los actores. Imponentes y reales, llegan hasta el cielo y las estrellas se confunden con los cocuyos. Cuando el viento del norte las despeina, se desata la fiesta. El rojo trae su vitalidad, y los amarillos la alegría. En este mundo jubiloso, Catalina escala montañas con una liana dorada. En otras obras, nos concentramos únicamente en las copas de los árboles y su movimiento contagia la algarabía.
Al caer la tarde, encontramos remanso Aquí, Donde las Hadas Duermen, y Magnolias en la Neblina nos devuelve al mundo onírico. En Ah ese Azul, nos cobijamos en un interior con silla de guano, con las ramas convertidas en ramos en un jarrón, pero de donde el encaje de la reina se desborda, se confunde y trepa las paredes. Orgánica naturaleza que no permite ser domesticada.
A través de un trazo efervescente y una original mezcla de papel, lienzo y espíritu, Patricia Reid Baquero nos adentra en un mundo vivo y cambiante, cohabitado por la reflexión y la esperanza. El sueño de Don Enrique se ha hecho realidad. A la magnolia de mi papá le ha cogido con florecer, también nos llena de optimismo, y se nos asegura que, Para Carlos, en una ermita junto al cielo, siempre estará el consuelo.
Georgia Reid de Piantini
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