La enfermedad de Parkinson, lo que debes saber
En la actualidad no hay cura, pero sí tratamientos para reducir el impacto
Un dicho popular en el área médica es que “no hay enfermedad, sino pacientes”, esto para referirse a que una misma condición médica puede variar entre una persona y otra por sus múltiples factores.
Es lo que ocurre con la enfermedad de Parkinson, que ocurre cuando comienzan a morir las células cerebrales que producen dopamina, la cual es quien envía el mensaje al cerebro para controlar los movimientos.
En la actualidad no hay cura, pero sí tratamientos para reducir el impacto.
La manifestación más común de este trastorno neurológico es el movimiento incontrolado de las manos, aunque también puede causar rigidez y torpeza en la coordinación de los movimientos.
“Los síntomas pueden variar en cada persona y los pacientes podrían experimentar cambios en el habla, la escritura, el equilibrio y la postura”, explica la Dra. Tarannum Khan, especialista en Cleveland Clinic Florida.
A medida que la enfermedad progresa, pueden aparecer cambios cognitivos y de comportamiento, incluyendo la depresión y la ansiedad, agrega.
“Hay dos tipos de enfermedad de ParkinsonEnfermedad de Parkinson idiopática: es la más común y se clasifica como idiopática porque se desconoce su causa. y Parkinsonismo secundario, que es cuando la enfermedad es la consecuencia de otro trastorno o factor, como el uso de medicamentos, traumatismos craneales o accidentes cerebrovasculares”
Tratamientos
La doctora Khan explica que a pesar de que en la actualidad no hay cura para el Parkinson, hay una diversidad de tratamientos disponibles para ayudar a controlar los síntomas. Estos pueden incluir:
- La terapia de reemplazo de dopamina.
- La terapia física, además de los cambios en el estilo de vida.
En algunos casos, la cirugía también puede ser una alternativa para ayudar a controlar los síntomas.
Los tratamientos de segunda línea son medicamentos que se utilizan cuando los tratamientos administrados en la etapa inicial de tratamiento, como la levodopa o los agonistas de la dopamina, ya no son efectivos o causan efectos secundarios.
A su vez, estos tratamientos incluyen inhibidores de COMT, inhibidores de MAO-B y anticolinérgicos. Los inhibidores de COMT, tales como entacapone y tolcapone ayudan a prolongar los efectos de la levodopa al bloquear la enzima que la descompone. Mientras que los inhibidores de MAO-B, como la selegilina y la rasagilina también ayudan a prolongar los efectos de la dopamina al bloquear la enzima que la descompone.
Los anticolinérgicos, como el trihexifenidilo y la benztropina, pueden ayudar a reducir los temblores y la rigidez, al bloquear la acción de la acetilcolina, un neurotransmisor que es hiperactivo en la enfermedad de Parkinson.
Muchos medicamentos recientes funcionan en forma efectiva con diferentes neuro receptores, y tienen menos efectos secundarios.
Los tratamientos de segunda línea se aplican al paciente cuando los tratamientos de base ya no son efectivos o causan efectos secundarios. Se pueden usar solos o en combinación con otros medicamentos. Su nivel de efectividad varía según el individuo y el medicamento específico utilizado.
Algunos pacientes pueden experimentar una mejora significativa en sus síntomas, mientras que otros pueden no tener tan buenos resultados. Es importante que los pacientes trabajen en estrecha colaboración con su proveedor de atención médica para encontrar el plan de tratamiento más efectivo, de acuerdo a sus necesidades individuales.
Uno de los tratamientos más utilizados para tratar la enfermedad de Parkinson es la estimulación cerebral, la cual se basa en el uso de un dispositivo que envía impulsos eléctricos a las áreas específicas del cerebro, explica la doctora.
“Este tratamiento es el más utilizado porque puede mejorar en forma efectiva los síntomas motores y la calidad de vida para muchos pacientes. En general, el dispositivo se implanta debajo de la piel, cerca de la clavícula, y se conecta a los electrodos introducidos en el cerebro”, agrega.
Los impulsos eléctricos pueden ayudar a regular la actividad cerebral anormal que es la causa de los temblores, de la rigidez y de los otros síntomas motores relacionados con la enfermedad de Parkinson.
La estimulación cerebral se usa a menudo cuando los medicamentos dejan de ser efectivos o cuando causan efectos secundarios significativos. Se ha demostrado que este proceso es eficiente para disminuir los síntomas motores, reducir el uso de medicamentos y mejorar la calidad de vida de muchos pacientes.
A lo largo de los años se ha producido un progreso significativo en los tipos de programadores y electrodos utilizados para estas cirugías. Así mismo, gracias al uso de un mejor software, estos electrodos se colocan con mayor precisión que antes.
Sin embargo, pese a sus múltiples beneficios, este tipo de tratamientos también tiene riesgos, entre los que la doctora detalla: infección, sangrado y accidente cerebrovascular. Además, puede haber complicaciones relacionadas con el dispositivo, como un mal funcionamiento del aparato o una falla en la batería.
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