El poder de las palabras para crear tu realidad positiva
Las llamadas ‘palabras mágicas’ son una importante y poderosa herramienta tanto en las tradiciones esotéricas antiguas como en las corrientes modernas del conocimiento oculto, según una especialista, que muestra cómo utilizar este instrumento de “magia blanca” para escribir nuestra propia realidad positiva
Cuando escuchamos hablar de “palabras mágicas” quizá nos venga a la mente la famosa “Abracadabra”, de origen desconocido y utilizada popularmente como hechizo o fórmula de encantamiento en los trucos de magia escénica. Pero para los estudiosos de lo oculto, estos términos son mucho más que un mero recurso teatral o lúdico.
“Las palabras son poderosas. Todas. ¿Cuántas veces te ha pasado que, con solo escuchar determinada secuencia de sonido, se te ha erizado el vello, has entrado en un estado de ira o has sentido que todo tu cuerpo se inundaba de amor?”, señala Clea Daura, autora del libro ‘Escribe tu realidad sin pedir permiso’, donde describe “el poder mágico del lenguaje” y nos enseña a utilizarlo.
En su caso, “si tuviera que escoger una sola palabra de poder y positividad, sería alguna que las que designan el árbol cósmico de la conexión entre las cosas, presente en numerosas culturas antiguas, como Yggdrasil (mitología nórdica), Gaokerena (mitología persa) o Sefirot (mitología hebrea)”, declara a EFE.
“Y si tuviera que elegir un solo término para sanar y fortalecer una amistad que ha pasado por malos momentos, este sería "sanahilo" (sanar el hilo que nos une a la persona querida), para restaurar los vínculos invisibles que se representan espiritualmente en forma de cuerdas entre las personas”, añade.
Clea Datura es el pseudónimo de una escritora especializada en el mundo esotérico y estudiosa de la magia, la hechicería y el tarot, que reside en Cataluña (España) y prefiere, de momento, mantener su identidad en el anonimato.
Palabras con poder
Su “apellido”, Datura, es parte del nombre científico del estramonio, planta a la que se atribuyen propiedades mágicas y que ha estado relacionada durante siglos con las leyendas de hechicería y con las historias de aquelarres y conjuros.
Es autora de una serie de libros, enfocados en los llamados conocimientos ocultos, entre ellos ‘La magia del Barça’, donde describe la astrología y la simbología relacionadas con el Fútbol Club Barcelona y lo que ella denomina su “buena estrella”.
Es una experta en “magia blanca” (el tipo de magia de naturaleza benéfica, enfocada en conseguir el bien propio o el de los demás), ha investigado las palabras mágicas más famosas del mundo, herramientas de la denominada “magia verbal”, que utilizan en hechizos, rituales, oraciones y poemas prodigiosos.
“Todo el mundo percibe habitualmente en la vida cotidiana la importancia de determinados términos, a menudo por lo que significan, o quizá por las asociaciones culturales o personales que desencadenan, pero en muchas ocasiones, hay algo más”, señala Datura.
“Si creemos en la fuerza de la intención, en el poder de las repeticiones, tendremos que reconocer que un término que ha sido empleado millones de veces para designar algo importante debería estar impregnado de una intensidad mágica”, puntualiza.
La fuerza derivada de las personas que han utilizado esos términos en situaciones límite, los “ha cargado de valor energético”, según Datura, quien considera que, por esa razón, “todas las palabras que existen son susceptibles de ser empleadas con fines de poder”.
Aquello que quieres atraer
“Cuando dedicamos mucho tiempo a una actividad, nos centramos en ella y liberamos la mente de distracciones, nuestro cerebro ejerce una especie de oración creativa y multicolor. Podemos llevar esta experiencia a un terreno ritual y personal”, señala Datura.
Este ejercicio consiste en escoger qué es aquello que necesitamos o deseamos, y dedicar tiempo a dibujar, trazar, caligrafiar, colorear o pintar aquella palabra que lo expresa o denota, en un tamaño grande. “Después podremos enmarcarla para recordar constantemente su mensaje y su esencia”, añade.
Según la autora “es posible que la intuición nos señale la palabra que necesitamos”. Si no es así, aconseja escribir las palabras candidatas, pronunciarlas en voz alta, siendo conscientes de las resonancias, connotaciones e imágenes que nos sugieren y dejar que la mente se decante por una de ellas.
“Piensa qué virtudes son prioritarias. Por ejemplo, el valor es una cualidad importante, porque sin ella no pueden llevarse a la práctica las demás virtudes, como la sinceridad”, sugiere.
Nuestra elección no tiene por qué ser una sola palabra; podemos centrarnos en conceptos que concreten o acoten una idea, como “autosinceridad”, “ausencia de dolor”, “libertad de espíritu”, “aprender a recibir” o “escuchar al cuerpo”, según explica.
El siguiente paso, una vez elegida nuestra “palabra de bienaventuranza” como la denomina Datura, consiste en la elaboración manual de dicha palabra y en la repetición ritual de su escritura, según expone.
La autora pone como ejemplo la palabra CALMA, y sugiere dibujarla con letras ornamentadas con flores, las cuales “nos proporcionarán esa sensación de paz que buscamos”.
“Es preferible hacer los dibujos o grafías personalmente, ya que de esa manera se dedicará mucha más atención, creatividad y energía, y permitirá el flujo del subconsciente. La elección de los colores también debe ser personal y meditada”, señala.
Sugiere escribir la palabra muchas veces, en diferentes colores, en un lienzo grande, de manera aleatoria o geométrica, dibujando con ella una espiral o un laberinto.
También se puede decorar una puerta con esa palabra de manera que esa virtud (valor, calma, sinceridad) “entre” simbólicamente por esa puerta cada vez que la abramos, o hacernos un llavero con la palabra bordada, aserrada en marquetería o impresa en 3D, para tocarla y ser consciente de esa palabra varias veces al día.
Asimismo, podemos “hacer un grafiti con ese término, marcando una pared permanentemente” y “en el caso de que se trate de una virtud muy necesaria y largamente deseada, incluso se puede considerar la posibilidad de hacerse un tatuaje”, según explica.
“Una vez que encuentres la palabra que necesitas, dedícale todo el tiempo que puedas”, concluye Datura.
(Texto: Daniel Galilea)
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