Violencia contra la mujer: la educación es clave para eliminarla
La violencia de género y el machismo tienen una relación directa fruto de una sociedad machista, en la que se educa a los hombres para ser agresivos
ONU Mujeres considera que la violencia contra las mujeres y las niñas ha alcanzado dimensiones pandémicas por ser “una de las violaciones a los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo”. Es mandatorio que, a propósito del Día Internacional de la Erradicación de la Violencia contra la Mujer, nadie se quede atrás.
“Una de cada tres mujeres y niñas experimentan episodios de violencia a lo largo de su vida”. Los números hablan por sí solos: son demasiadas.
Hace falta unidad, sin duda. ¿Además? Lourdes Contreras, catedrática universitaria; Yanira Fondeur de Hernández, presidenta de la Fundación Vida sin Violencia, y Tahíra Vargas, antropóloga social con estudios de sectores marginados, coinciden en que también es necesaria la educación.
La raíz
“La violencia de género y el machismo tienen una relación directa fruto de una sociedad patriarcal, machista, en la que se educa a los hombres para ser agresivos. La masculinidad está construida en base a la agresividad. Mientras más agresivo, más macho y más viril eres”, apunta Tahíra Vargas. Para erradicar la violencia de género es fundamental el trabajo con los hombres en términos educativos: “el problema es que los hombres aprenden gran parte del machismo en la calle porque se pasan casi todo el tiempo fuera de la casa. Una de las cosas elementales en el machismo es que el hombre no debe permanecer en el hogar”.
Competencia permanente entre hombres
El machismo es una cultura donde se supone que el hombre está hecho para ser proveedor. Sus roles alrededor de la afectividad, la paternidad y la división de las tareas del hogar se considera que disminuyen capacidades en cuanto a su hombría, por eso se le educa ante la posibilidad de que sea homosexual.
Desaprender
Esta opinión también la comparte Yanira Fondeur, quien afirma que “la violencia es una conducta aprendida que podría desaprenderse si comenzáramos por educar que ser hombre no significa ser violento”. Esto sería posible, indica, si desde la primera infancia se logran modificar las estructuras que culturalmente marcan la desigualdad entre niños y niñas, sin crear diferencias.
Y, como si hubieran estado de acuerdo, las entrevistadas mantienen la consistencia en sus opiniones: “hay que ir construyendo en el imaginario de niños y niñas la idea de capacidades similares, de la igualdad, de que la diferencia sexual no tiene que tener desigualdad social”. Así de claro lo expresa Lourdes Contreras, y sostiene que (esa construcción) hay que hacerla “con mucha fuerza” porque hay todo un contexto de carácter cultural que predomina en la sociedad que condiciona en el sentido inverso. Entonces, hay que reforzar de manera permanente, en las niñas, pero también en los niños, que no tienen que pensar que uno u otro tienen que hacer cosas “para ellos o para ellas”. Y en el aula se debe estimular a que las niñas piensen y actúen de acuerdo a sus necesidades y deseos.
Cómo identificar el acoso
Para saber si alguna vez has sido víctima de acoso, primero tienes que conocer qué es. Lourdes Contreras lo explica claro: “el acoso es la expresión más directa de las relaciones de superioridad de los hombres sobre las mujeres en el orden de las relaciones, del comportamiento, incluso de la propia sexualidad. Es una manifestación de poder sobre la persona”, pero aclara que también se produce entre las personas con inclinaciones del mismo sexo.
Identifica el acoso
- Cualquier alusión a tu cuerpo de forma irrespetuosa (mirada, gestos).
- Acercamientos no estimulados, formas de direccionar a la mujer con miradas, gestos, palabras, o actitudes que evidencian interés sexual, aunque no se verbalicen de manera directa. Esto es muy frecuente en jefes o personas que están jerárquicamente por encima. También se da en el ámbito callejero.
- Situaciones en las que se pasa del pensamiento a la acción.
Cómo acabar con la violencia
- Empoderando a las mujeres sobre su cuerpo e integridad física y emocional para romper los círculos de violencia.
- Que todas las políticas públicas tengan enfoque de género y ayuden a romper los signos de desigualdad.
- Es importante educar en valores, respeto, solidaridad, tolerancia, empatía, enseñar a manejar los conflictos de forma pacífica, que el diálogo es la mejor herramienta para dirimir conflictos.
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