Manatí Pepe sufre heridas por embarcación en río Cumayasa
Falta de controles y conciencia amenazan la biodiversidad acuática
El pasado jueves 31 de agosto, comunitarios de las proximidades del río Cumayasa, en La Romana, enviaron a técnicos de la Fundación Dominicana de Estudios Marinos (Fundemar), un video del manatí Pepe con heridas en el lomo y otras partes del cuerpo. El video era acompañado de un mensaje de preocupación, ya que las heridas parecían de importancia.
El viernes 1 de mayo, personal del Acuario Nacional y Fundemar, acudieron al lugar para verificar la integridad del animal, liberado en 2021 luego de un largo cautiverio junto a dos animales más.
Durante unos minutos Pepe dejó que se acercaran, lo que aprovecharon para hacer evaluación visual e intentar aplicarle una pomada antiséptica en las heridas, pero Pepe se alejó del lugar antes de poder curarlo.
Las heridas son típicas de la propela de una embarcación, posiblemente durante el paso de la tormenta Franklin, ya que muchas embarcaciones son llevadas al río Cumayasa para protegerlas del mal clima. Aunque comunitarios de la zona confirman que fue un bote, no se ha identificado al responsable.
Durante la campaña de concientización, desde la llegada de los manatíes Juana, Pepe y Lupita a Bayahíbe; se ha insistido mucho en la velocidad de las embarcaciones en zonas sensibles, donde también hay presencia de manatíes silvestres, aunque sin lograr que se respeten zonas de baja velocidad.
En febrero de 2021 se instalaron balizas o boyas para marcar una zona de baja velocidad y puntos de buceo, la regulación no se cumplió y generó un conflicto con los tours operadores, que mueven miles de turistas al mes entre Bayahíbe y la isla Saona.
La manatí silvestre Remi, que frecuenta Bayahíbe, tiene en su cuerpo grandes cicatrices de la hélice de una embarcación, lo que motivó la instalación de las balizas a la llegada de Juana, Pepe y Lupita a la zona.
La alta velocidad de las embarcaciones no solo ha generado amenaza hacia la biodiversidad marina, sino también accidentes donde se reporta la pérdida de vidas humanas, como el pasado mes de junio cuando dos embarcaciones chocaron en Bayahíbe con saldo de una persona fallecida y varias heridas.
Monitoreo constante a Pepe
Aunque las heridas son de importancia, Pepe no amerita que sea capturado e intervenido por veterinarios en lo inmediato. Según se ha podido observar esta semana, las heridas están cicatrizando y se espera que evolucione bien en las próximas semanas.
Según técnicos de Fundemar, que están dando seguimiento al animal, Pepe mantiene un comportamiento normal. Se ha desplazado de Cumayasa a Río Salado, donde se le estará dando seguimiento constante por parte de los técnicos y comunitarios por varias semanas.
Para Rita Sellares, directora de Fundemar, deben tomarse medidas urgentes para regular la velocidad de todo tipo de embarcaciones en los ríos y las costas, que afecta tanto a los manatíes como a los bañistas y usuarios marinos.
“Pepe al igual que otros manatíes lamentablemente ha sufrido varios golpes por embarcaciones. Si queremos proteger a la especie debe trabajarse en crear una mayor conciencia.
Por suerte, gracias a que Pepe se encuentra en buen estado de salud, ha podido sobrevivir al incidente, pero duele ver cómo siguen ocurriendo estos accidentes. La única alternativa para la especie es que se conserven y se protejan estos espacios.
El cautiverio nunca será una alternativa ya que un animal encerrado nunca podrá aportar a la población silvestre. Tenemos la obligación de preservar estos ecosistemas por la vida que hay en ellos, los servicios que proveen para las generaciones futuras”, concluyó Sellares.
Un llamado de alerta
De su lado, el viceministro de Costeros y Marinos del Ministerio de Medio Ambiente, José Ramón Reyes, expresó a Diario Libre que el accidente que sufrió el manatí Pepe es un llamado a la reflexión: “Desde el Ministerio de Medio Ambiente este es un llamado de alerta para nosotros y otras instituciones, para poner control a las embarcaciones. Ahora sucedió con Pepe, pero ha sucedido con personas también. En algunos casos por desconocimiento, pero en otros casos por temeridad de las personas que conducen los botes. Un bote no puede andar a la misma velocidad en cualquier área, los capitanes no respetan los límites de velocidad, ni las señalizaciones, aunque debemos reconocer que en muchos lugares hacen falta las señalizaciones, pero en otras son robadas o destruidas. Estamos optimistas y esperamos que Pepe pueda sobrevivir”.
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