Cuba qué linda es Cuba
El apagón cubano es reflejo de una crisis estructural y de la falta de acción de los propios cubanos
Dice el estribillo de una canción cubana muy popular: “Cuba, qué linda es Cuba, quien la defiende la quiere más”. Y hoy vengo a defender a Cuba, no lo que pasa allí, si no al concepto que implica ese país, en el cual viví por un lustro y con el cual mantengo una relación directa porque formé una familia con una de sus hijas. Allí se vive una crisis terrible. Cuba está a oscuras, sin corriente. La luz llega en algunos casos por minutos y todo se apaga de nuevo. Es un desastre, un escenario horrible, que le duele a todo el que quiere y defiende a Cuba, más a los que tenemos familia en la isla, por la desdicha que viven.
Pero esta crisis no salió de la nada. Se veía venir, desde hace muchos años, pues estas cosas no pasan de un día para otro. Y son muchos los factores, todos acumulados, que sí incluyen los daños del bloqueo económico, pero que igualmente tienen un ingrediente mayoritario de ineficacia gubernamental que da grima. Otro de los problemas fundamentales son los propios cubanos. En cualquier país con algo de libertad nadie toleraría semejante falta de respeto a la dignidad por parte de un gobierno. Creo que en este tema el gobierno cubano se ha pasado del límite, pero lo hace porque sabe que allí muy poca gente hará algo al respecto. Y menos lo harán los cubanos de afuera. La mayoría de ellos han construido una vida en el exilio que no les interesa comprometer, mientras otra parte se dedica, desde la comodidad de su aire acondicionado, a criticar a sus compatriotas que están dentro de Cuba, sin tener la más mínima intención de ir por allá y generar un cambio.
Entonces, el apagón cubano no es un problema eléctrico. El meollo está en que existe una “industria” que vive del bloqueo en La Habana y Miami, que no le interesa cambiar nada porque ambos chupan de la misma teta. El otro componente está en la terquedad de una dirigencia, que prefiere “la resistencia” a reconocer que su modelo ideológico necesita una revolución, como han demostrado China y Vietnam. Entonces están los propios cubanos, todos juntos, que no se deciden a unirse para transformar todo. Y a eso se suman los románticos, los que desde fuera apoyan el sistema y se justifican cantando: “Cuba, qué linda es Cuba, quien la defiende la quiere más”, sin entender que a Cuba se le quiere y se le defiende diciendo la verdad.
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