Error de la senadora
Los políticos tienen que entender que esas conductas no caben ni deben ser toleradas
“Evidentemente no había prensa, era un almuerzo cerrado y pues alguien que estaba ahí grabó y envío a un medio donde a todas luces, pues trataron de hacer daño y ponerme a mí como que estaba celebrando en medio de una tragedia, no es verdad, no es real, nunca hubo un festejo ni una celebración, simplemente se hizo un compartir”, eso dijo la senadora del Distrito Nacional, Faride Raful, sobre un vídeo publicado por Diario Libre en el cual se le ve cantando a garganta partida la música de Pavel Núñez, de lo cual no la culpo, pues es un excelente cantautor.
Ahora, la senadora cometió un error en lo que dijo, al llamarnos amarillistas y acusarnos de querer hacerle daño por revelar el “compartir” que tuvieron tras el cambio de bufete el 16 de agosto. Primero, distinguida senadora, no dijimos nada que no fuera cierto, por lo que el amarillismo no cabe aquí. De hecho, la historia escrita es sobria y el vídeo habla por sí solo, porque con verlo se cuenta todo, y no puede refutarse. Segundo, eso de querer hacerle daño tampoco cabe, porque el contexto la acusa no solo a usted, sino a todo el Senado, de ser poco sensibles en un momento en que todo el país andaba de luto. Diga que fue un “compartir”, llámelo como quiera, pero lo cierto es que fue su error y el de sus compañeros ponerse a darse la gran vida en un momento tan complejo, encima con fondos públicos.
Los políticos tienen que entender que esas conductas no caben ni deben ser toleradas. Tienen que acabar de internalizar que el dinero del pueblo es sagrado y no está para “compartir” entre ellos a tenedor abierto, menos cuando hay una población en sufrimiento. Fue un error del Senado no ser prudente y enajenarse de la realidad del país para celebrar sus logros internos, los cuales poco importan sino están conectados al sentimiento general de la población. A la senadora Faride Raful le tocó, para su desgracia, ser la cara de tan feo acto, que hubiéramos denunciado si otro senador hubiese sido el protagonista principal. Su reacción fue todavía más soberbia y me da pena, porque, aunque no la conozco, la respeto por sus posiciones valientes, y por ello esperaba que aprendiera algo de esta lección.
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