¿Qué preocupa al Banco Central?
La desaceleración económica mundial impulsa nuevos recortes de tasas en República Dominicana
El Banco Central (BC) es una institución pública que goza de una gran credibilidad. Por lo general, los agentes económicos confían en que las acciones que lleva a cabo dicho organismo son las adecuadas para mantener la estabilidad de precios y facilitar el crecimiento económico. El anclaje de las expectativas de inflación alrededor de su meta es el resultado más palpable de la bien merecida credibilidad de la política monetaria.
Una estrategia de comunicación oportuna y transparente constituye uno de los instrumentos más importantes y poderosos del BC. A través de sus comunicados de política, el organismo emisor influye sobre los mercados, reduce la incertidumbre y mejora la predictibilidad de las decisiones monetarias. Todo ello facilita que se alcance y mantenga la meta de inflación.
El comunicado de política emitido en septiembre precisa de un análisis riguroso, ya que una simple lectura no permite comprender lo que realmente sucede en la economía y, todavía menos, la posible previsión del BC para los próximos meses. El contenido del citado documento incluye afirmaciones que limitan la capacidad del mercado de proyectar el comportamiento futuro de la política monetaria, lo cual disminuye su eficiencia y eleva la volatilidad de las principales variables macroeconómicas.
En varias ocasiones, analicé las condiciones económicas locales e internacionales y pronostiqué que, en la reunión de política de septiembre, el Banco Central rebajaría su tasa de interés de referencia en 25 puntos básicos. Y así ocurrió, pues el organismo emisor redujo la tasa de interés de política monetaria de 6.75% a 6.5%, teniendo en cuenta el espacio creado por la disminución de las tasas de interés en las economías avanzadas y el descenso de los precios de productos básicos, en especial de los alimentos y combustibles.
Respecto a las condiciones económicas internas, el documento del BC indica que la decisión de las autoridades monetarias “ponderó el buen desempeño de la economía dominicana y la convergencia gradual del ritmo de expansión del crédito privado en moneda nacional al crecimiento del PIB nominal...” en un contexto con la inflación dentro del rango meta del 4%±1%.
Posteriormente, se señala que desde mayo de 2023 la tasa de interés de referencia acumula una disminución de 200 puntos básicos. Asimismo, se destaca que el ajuste a la baja de la tasa de interés del Banco Central se acompañó de un programa de provisión de liquidez, el cual permitió al sistema financiero otorgar préstamos por casi 200 mil millones de pesos a tasas de interés no superiores al 9% anual.
Llama la atención que el comunicado no explique el motivo por el cual, a pesar de la disminución de 200 puntos básicos de la tasa de interés de referencia entre mayo de 2023 y septiembre de 2024, las tasas de interés prevalecientes en el mercado financiero se hayan colocado en niveles muy cercanos a los observados cuando se inició, hace más de un año, el cambio de postura monetaria hacia una menos restrictiva. En particular, la tasa de interés activa promedio ponderado se situó en 15.75% en septiembre de 2024, apenas 14 puntos básicos por debajo de la registrada en mayo de 2023. Dicho resultado sugiere que la tasa de interés de referencia ha perdido capacidad de influir sobre la tasa de interés de mercado, hecho muy preocupante.
Por otro lado, el BC informa que la economía dominicana se expandió en términos interanuales a agosto en 5.6%, y a un ritmo promedio de 5.1% en los primeros ocho meses del presente año. Dado que ese desempeño se encuentra en torno al ritmo de crecimiento potencial, no es lógico pensar en la necesidad de reducir la tasa de interés de referencia, a menos que el Banco Central haya previsto alguna situación preocupante y no la haya presentado en el documento publicado. En otras palabras, si a pesar de que la tasa de interés activa real es superior al 12%, la economía se expande actualmente alrededor del ritmo potencial de 5% anual, ¿por qué el BC redujo su tasa de interés de referencia en 25 puntos básicos por segundo mes consecutivo?
Los excelentes economistas del BC son conscientes de que la elevada tasa de interés real contraerá la tasa de crecimiento del PIB en los próximos meses. La teoría económica demuestra que tasas de interés excesivamente altas tienden a reducir la demanda agregada, tanto la inversión como el consumo. Dichos expertos comprenden que la influencia de la política monetaria en la economía tiene un rezago largo y variable y, por tanto, saben que si no se toman medidas en la actualidad, se producirá un descenso de la actividad económica, no solo en el cuarto trimestre de este año, sino también en el primero de 2025.
Con el fin de evitar un posible escenario de desaceleración económica, las autoridades monetarias harán todo lo posible para reducir las tasas de interés de mercado. La evidencia empírica reciente demuestra que no basta con la disminución de la tasa de interés de referencia. Dicha medida es solo una señal de hacia dónde se dirige la postura de la política monetaria. Para conseguir una rebaja de las tasas de interés de los fondos prestables, habrá que aumentar la liquidez en el mercado.
La flexibilización monetaria debe llevarse a cabo de manera gradual y sostenida. Esto evitaría que se originen espacios de arbitraje, que serían aprovechados únicamente por los propietarios de grandes capitales. Al mismo tiempo, la gradualidad limitaría el desbordamiento de la tasa de cambio, permitiendo así que su trayectoria ascendente sea continua, pero de tendencia suave y predecible. Ese comportamiento reduciría la necesidad de intervenciones excesivas y continuas en el mercado cambiario, las cuales reducen las reservas internacionales.
En definitiva, es recomendable que el próximo comunicado del Banco Central exponga con claridad todas sus preocupaciones y detalle las medidas previstas para enfrentarlas, en caso de que esas se materialicen. Las autoridades deben recordar una de las lecciones que durante décadas han enseñado: una buena política monetaria se sustenta en la gestión eficiente de las expectativas. Y esto requiere que la comunicación sea oportuna, completa y transparente.
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