Milton Ray Guevara
Expectativas ante cambios en el Tribunal Constitucional
Comparto en esta columna un resumen de las palabras que pronunciara, a modo de semblanza del Magistrado presidente del Tribunal Constitucional Milton Ray Guevara, en el acto en que el pasado 11 de diciembre, la Universidad Iberoamericana lo distinguiera como Profesor Meritísimo.
“¿Qué puedo yo decir la vida del Profesor Milton Ray Guevara que ustedes ya no sepan?
Que nació en Samaná, y que ama con incondicional devoción a su provincia, es algo que él se ha encargado de hacernos saber a todos los que estamos aquí presentes, y a una parte apreciable de los que están ahí afuera, desperdigados por los cuatro puntos cardinales de la geografía nacional.
Es el amor incondicional que siempre han profesado todos los que sobre esta tierra han tenido en el terruño de su origen, el centro articulador de toda su vida, de sus emociones, de sus más caros anhelos. Es una cuestión que ha sido cantada y celebrada por la gran literatura universal. Ulises termina regresando a Ítaca, su isla en un apartado rincón del Mediterráneo, luego de 20 años de batallar en Troya y de haber sorteado todo tipo de riesgos y aventuras, sobre sobre las olas de ese mar azotado por la furia de una deidad rencorosa. Desvelado por su ideal de justicia, por su afán de “desfacer agravios y enderezar entuertos”, Don Quijote regresa a su aldea, en la reseca estepa castellana. Siempre estamos regresando a nuestro origen, como esos personajes de la ficción. Como nuestro querido Profesor a su amada Península de verdes y ballenas jorobadas.
Que se dedicó con espero a cultivar el saber para ponerlo al servicio del proceso de construcción de una institucionalidad acorde con los presupuestos de la democracia y el Estado de derecho en nuestro país, es una cuestión de la que dan cuenta, por un lado, la soberbia formación recibida entre su Alma Mater y las más prestigiosas academias de Derecho Público en la Europa Continental y, por otro, su vasta trayectoria de hombre de Estado. Condición esta que lo ha llevado del servicio diplomático, a un exitosísimo paso por varias instituciones clave de la administración pública, al Poder Legislativo, a una prolífera carrera académica, o a la creación de la que ha sido, a lo largo de más de 30 años, la más importante entidad de la sociedad civil en la promoción del ideal de una justicia independiente en la República Dominicana: la fundación Institucionalidad y Justicia.
Para no hablar, ¡por ahora!, de lo que han significado estos 12 años al frente del Tribunal Constitucional.
Así que voy a pedir, parafraseando a Don José Candelario Tres Patines, la venia de la sala, de las autoridades de UNIBE y del propio Profesor Ray Guevara, para saltarme el protocolo que impone la prolija enumeración de sus títulos, sus cargos y sus reconocimientos (eso lo pueden encontrar en la página web del TC) para, en vez de, compartir con ustedes unos breves párrafos en los que hablo de mi lectura particular de la trayectoria de nuestro, desde hoy, Profesor Meritísimo, y de la impronta que la misma ha dejado en mi.
No tuve la fortuna de ser su alumno, pero para mi siempre ha sido El Profesor. El modelo de docente con el que todo universitario, interesado por el derecho público, quiere encontrarse en el aula asignada para el curso de Derecho Constitucional el primer día de clase. Ni su nítido perfil de diplomático, ni su paso por el Congreso; ni su desempeño como ministro o, incluso, como Juez, han podido opacar esa condición primaria de docente desde la que siempre lo he percibido.
Así que nunca, ni en los eventos académicos, ni en los encuentros casuales; ni en la solemnidad del tribunal que preside, ni en la informalidad de las fiestas (que las hay), he podido tratarlo con otro título que no sea el de Profesor, ni desde otra condición que no sea la de su discípulo.
El quizá no lo sabe, pero el día en que lo llamé, hace ya más de 18 años, para pedirle, con la voz atropellada por el nerviosismo, que impartiera un curso sobre División de Poderes en la Maestría de Derecho Constitucional de esta Universidad, lo que más me emocionó no fue que me dijera que si. Lo que me emocionó hasta el desconcierto más absoluto, ¡a mi que vengo de Gurabo Afuera!, fue que me pidiera la dirección de mi oficina para venir a conversar un café conmigo sobre el enfoque que me interesaba para el curso. Ese es el tamaño de la humildad del Ser Humano, al que hoy nos honramos en reconocer. Y estas palabras aspiran a tener el tamaño del agradecimiento que merece tanta generosidad, Profesor querido.
Es por eso que a pocas horas de que el Consejo Nacional de la Magistratura juramente a los nuevos magistrados designados para la sustitución del Presidente del Tribunal Constitucional, junto a los otros cuatro integrantes más antiguos de su primera promoción, hay tanta expectativas en la comunidad jurídica y política nacional.
Agradezco a la Universidad Iberoamericana por haberme abierto el espacio que me dio el pretexto para conocer y tratar a un Maestro de su envergadura. Muchísimas gracias a usted, por tanto y por todo, Don Milton Ray Guevara.”
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