El libro Análisis de la Era de Trujillo
La Raza Inmortal del 14 de Junio integró a seres excepcionales
La Raza Inmortal del 14 de Junio integró a seres excepcionales, jóvenes de sólida formación académica y de sentido profundo de servicio a su país.
Uno de ellos fue José Cordero Michel. Graduado en 1953 de Doctor en derecho de la UASD, de inmediato realizó estudios de postgrado en Wisconsin (EE.UU.), en Perth (Escocia), en la London School (Londres) y obtuvo un doctorado en Economía en La Sorbona (París).
Recién obtenido su doctorado en 1959 escribió lo que llegaría a ser su libro Análisis de la Era de Trujillo. Y apenas semanas después, con 28 años, se enroló en la expedición del 14 de Junio.
Él sabía muy bien que el país estaba aletargado por la represión y la propaganda del régimen. Y que no existía conciencia revolucionaria. A pesar de eso, vino, desembarcó en Maimón, empuñó un fusil, y tiñó con su sangre generosa el suelo dominicano sediento de redención para hacer ofrenda de vida a su pueblo. Y todo con el propósito de inducir un cambio político, social y económico, amparado en un ideal.
El libro presenta una visión multidisciplinaria. Trilla caminos por los que ningún intelectual dominicano se había aventurado hasta entonces. Constituye un gran aporte al conocimiento de nuestra economía y de los procesos político-sociales tanto por la metodología que utiliza, la sustentación de sus aseveraciones basadas en datos bien elaborados y su rigor analítico.
Afirma que “Trujillo no sólo asumió el control del poder político, sino que se convirtió en el mayor capitalista y latifundista de todo el país… Y, en esas condiciones, el desarrollo del capitalismo devino en monopolista y atrofió el desarrollo natural de la burguesía.” Y agrega que, después de Trujillo, “la ausencia de una burguesía fuertemente organizada podría acarrear graves consecuencias políticas y sociales.”
La inestabilidad política que caracterizó los decenios posteriores al ajusticiamiento del tirano tuvo buena parte de su causa en esa deficiencia de nuestra formación social, sobre todo en la ausencia de una vigorosa clase media.
Dice que “debido a las condiciones económicas que dejará la dictadura el instrumento esencial de un programa efectivo de crecimiento económico será el capitalismo de Estado. En consecuencia, la cuestión de “quién” dispondrá de su poder es, por tanto, el problema crucial del futuro.”
Se sabe que no hubo un capitalismo de Estado posterior a la muerte de Trujillo, pero sí un Estado poseedor de amplios activos agropecuarios e industriales, por vía de la expropiación de esos bienes. Su no existencia tal vez nos libró de otra larga tiranía.
La herencia que el tirano dejó, sin herederos concretos sino difuminados en la figura de lo público, de lo que es de todos, y la lucha por participar en su reparto, explica el tortuoso y largo camino de consolidación del sistema democrático y la impunidad que ha amparado los procesos de corrupción por decenios.
En aquellos años de la década del 50 del siglo pasado el 76 % de la población vivía en áreas rurales y el 65 % de la población económicamente activa dependía de las labores agrícolas para su subsistencia, de ahí que era dable concluir que “una redistribución de la propiedad agraria ha devenido necesaria…que dé tierras, facilidades para la mecanización y protección legal a los intereses de los productores agrícolas. Sus objetivos principales deben tender al desarrollo de la productividad, la diversificación de la producción agrícola y a la elevación del poder adquisitivo de las masas campesinas.”
Antes de finalizar el siglo pasado se hizo una reforma agraria. Gran parte de esos predios fueron traspasados posteriormente. El campesino perdió el interés en el campo. El latifundio y el minifundio no desaparecieron, pero se mitigaron. El campo se despobló y la zona rural dejó de ser la principal fuente de riqueza y de ingresos. La productividad agropecuaria siguió siendo baja y la integración con la industria débil. Pero las recomendaciones de Cordero Michel conservan vigencia.
El autor pone de ejemplo algo que parecería ser de nuestros días: “El desempleo crónico de millares de campesinos y la migración estacional de trabajadores desde la vecina República de Haití para las labores de las zafras azucareras ejercen una presión constante sobre el precio de la fuerza del trabajo de los obreros agrícolas e industriales.”
Ese problema no ha desaparecido; al contrario, se ha intensificado. En la actualidad el mercado de trabajo está afectado por la oferta de mano de obra haitiana indocumentada que ejerce no solo presión a la baja de los salarios, sino que desplaza de sus trabajos a la mano de obra local.
Otros tópicos de gran interés, referidos a la industria, el mundo educativo, cultural y técnico están contenidos en la obra, cuya lectura recomendamos.
“Trujillo no sólo asumió el control del poder político, sino que se convirtió en el mayor capitalista y latifundista de todo el país… Y, en esas condiciones, el desarrollo del capitalismo devino en monopolista y atrofió el desarrollo natural de la burguesía.”
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