A los dirigentes sindicales los aporrearon
Se pelaron en grande en las elecciones
Si no aprendió la lección, mal estudiante será. En su caso, muy mal profesor.
Los votantes patearon a Eduardo Hidalgo, el presidente de la Asociación Dominicana de Profesores.
Ni siquiera llegó a los 5,000 votos, una ínfima parte de la membresía de su sindicato, el enemigo número uno de la educación dominicana. Debería el dirigente sindical honrar a su apellido, y, en un gesto de hidalguía, retirarse tranquilamente a su casa.
Porque si no lo quieren en el Distrito Nacional, mucho menos en el país. La agitación, por lo visto, no suma votos.
Igual le pasó al abogado y pasado dueño del Colegio Dominicano de Abogados, Miguel Alberto (Runrún) Surún Hernández, objeto de una soberana paliza en su intento de alzarse con una diputación en el Gran Santo Domingo.
La sensatez brilló por su ausencia en la selección de Runrún Surún por parte de la Fuerza del Pueblo, reconocido por su aversión a las auditorías.
Pero el pueblo, el verdadero, no se equivoca.
Por eso no lo escogió y le arrebató así la posibilidad de inmunidad parlamentaria. Por si acaso…
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