Los besos también caben en política
Bienvenidos los arrebatos
Rosalía y Alejandro Rauw se adelantaron a la política dominicana cuando ¿cantaron?: “Ya yo necesito otro beso/ Uno de esos que tú me da’/Estar lejos de ti e’ el Infierno/ Tar cerca de ti es mi pa”.
Raquel Arbaje se ha convertido en el arma secreta de Luis Abinader, letal en el combate de captación de simpatías y votos. Ese beso espontáneo cuenta muchísimo más que los segundos en que labios amigos, labios amantes, labios cómplices se encontraron para sazonar la campaña con humanidad.
La política se nutre de realidades y nada más en esa línea que un beso inesperado. Ahí está el detalle, y nada que ver con Cantinflas. El arrojo de la primera dama va de la mano con su carácter y conducta. Como en el subconsciente freudiano, ahí no cabe la mentira.
Leonel Fernández será un soltero apetecido y Abel Martínez, felizmente casado con una bella excomunicadora. A los dos les falta calor femenino en los costados, ese toque que los presente al electorado en carne y hueso. ¿Quién osa negar el valor de un ósculo? No el de Judas, sino el de la compañera solidaria y sumisa sola con sus principios. A nuestros políticos les falta otro beso, el de la gloria.
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