Cuando es accidente o un delito...

La ley de tránsito debe ser más rigurosa

En el país en que mueren más personas del mundo por accidentes de tránsito, la pena máxima por una muerte es de solo tres años.

Y esa pena máxima se impone si la muerte ocurre por conducir a exceso de velocidad o hablando por el celular, por manejar un vehículo sin seguro, violar el semáforo o echar carreras en las calles... pero solo en la teoría, en la práctica es otra cosa.

Un señor llamado Onguito Wa  mató a una persona con su vehículo, sin nunca haber tramitado ni un permiso de aprendizaje, sin portar seguro y originalmente otra persona se responsabilizó de haber estado conduciendo la yipeta accidentada, antes de que alguien lo “sapeara”.

Seis meses se mantuvo en prisión, luego que en diciembre se le dictará coerción de dos meses en la cárcel de Najayo y aunque lo que sucedió fue una variación de dicha medida, es poco probable que regrese a la cárcel.

Pero una persona que en reiteradas ocasiones produce lesiones y hasta la muerte de otros tras el volante no debería llevarla tan suave como una simple palmadita en la mano.

Porque una cosa es un accidente automotriz, y otra muy diferente es provocar la muerte de un individuo por negligencia... o quién sabe si hasta intencionalmente.

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