Cuidado si les pasa como a Chacumbele

Con la proliferación de las redes sociales y su irrupción en la vida de grandes conglomerados a través del ciberespacio, han sido muchas las personas que, por su adicción a estas herramientas tecnológicas, les ha pasado como al personaje de Chacumbele, que según cuenta la historia se mató a sí mismo.

En nuestro país personalidades de renombre o con alguna función importante en la sociedad; en el Estado o en el mundo artístico, como popularmente dice el pueblo “han metido la pata” al aventurarse a opinar sobre determinados temas, cuando se han dejado arrastrar por el fanatismo, la inmediatez, el sentimentalismo, o el afán de sonar ante sus miles de seguidores.

Los casos abundan sin que la gente asimile las experiencias, pues se van con el primer lanzamiento y se dejan provocar, pero luego tienen que usar la socorrida excusa de la disculpa, por la equivocación de haberse aventurado a opinar sin investigar o sib tener suficientes elementos para defender lo indefendible o criticar una posición. 

La moraleja es pensar primero antes de twittear, porque en estos casos los dedos pueden ser el castigo del cuerpo y el medio para perjudicarse a sí mismo.