La maniobra de Sánchez
A pesar de que España cuenta con una democracia robusta y resiliente, en la actualidad padece un profundo estado de inestabilidad política
A pesar de que España cuenta con una democracia robusta y resiliente, en la actualidad padece un profundo estado de inestabilidad política, marcado por antagonismos, divisiones y conflictos sociales. Del que nadie ha sacado mayor provecho que el señor Pedro Sánchez Pérez-Castejón.
El presidente del gobierno es un político dispuesto a todo para llegar y aferrarse al poder. Con una ambición que no conoce límites, y a quien poco importa que su palabra se devalúe hasta la insignificancia.
En estos días los españoles viven momentos de tensión, tras Sánchez anunciar que reflexiona sobre la posibilidad de renunciar. Luego de que un juzgado abriera diligencias para investigar a su señora por supuesto delito de tráfico de influencias, utilizó sus redes sociales para comunicar a la ciudadanía que se debate sobre si vale la pena continuar pese “al fango en el que la derecha y la ultra-derecha pretenden convertir la política”.
Se trata de una causa apenas admitida, basada en la denuncia de una organización ligada a grupos conservadores, sustentada en reportes de prensa y a la que toda evaluación objetiva atribuye corto recorrido procesal. Muy poca cosa para inquietar a un político con estómago de avestruz, que donde resbala se mata un mono, curtido en las luchas descarnadas y que hace galas de ser un líder resistente.
Ese no es su límite. Por mucho que se trate de su amada esposa.
Por eso, y por su reconocida carencia de escrúpulos, muchos advierten un ardid en su pose de victimismo. Ya una vez renunció al liderazgo socialista como estrategia de polarización para salvarse de una rebelión interna, y desde entonces ha mentido, manipulado y quebrado todo tipo de compromisos con tal de mantenerse en el poder.
Y ya se pueden apreciar los primeros resultados de su ensayo. Durante el fin de semana recibió el apoyo de la cúpula socialista reunida en su comité federal. Los dirigentes terminaron en la calle, en Ferraz, fundidos con los simpatizantes, indignados y encolerizados, pidiendo, clamando a Pedro que se quede, que resista.
Vindicado, Sánchez escuchará, y sacrificado, continuará enfrentando la “fachosfera”. Profundizada la división, apelará a apoyos incondicionales. Los afines tendrán que jugársela, prensa, jueces, fiscales. Todos a defenderle y enfrentar con fiereza a los contrarios. Nosotros los buenos, contra aquellos los malos. Es su manual de estilo.
Detrás de su estratagema se encuentra la sostenibilidad de la frágil coalición que respalda su gobierno. Soportada en acuerdos de difícil sustento, alcanzados tras pactar una amnistía que había jurado no conceder al independentismo catalán.
Los resultados de las elecciones al parlamento vasco le permitieron recuperarse del varapalo que supusieron las gallegas. Pero las catalanas del próximo mes podrían ofrecer un resultado que haga saltar por los aires los acuerdos que sostienen la legislatura en Madrid, mientras las europeas de junio podrían confirmar una debacle socialista que debiliten su liderazgo.
Hoy se espera su decisión, que revelará parte de su jugada. Pero que nadie dude que el propósito final del montaje es mantener la presidencia del gobierno. Así sea a costa de la estabilidad política y la capacidad de convivir en armonía de la sociedad española.
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