Techo y comida
Un techo que cobije y un plato de comida en la mesa
Un techo que cobije y un plato de comida en la mesa. Dos necesidades básicas, las más básicas, que deben estar cubiertas para poder pensar en algo más.
Pero los precios de la comida y de la vivienda (compra o alquiler) empiezan a complicarse seriamente y serán temas de campaña. Oiremos muchas denuncias de la oposición, muchos programas sociales del gobierno y pocas soluciones de unos y otros.
La carestía de la vivienda no es problema exclusivo de nuestro país. Mientras las grandes constructoras presentan beneficios extraordinarios y los bancos publicitan sus resultados (y sus menciones en revistas especializadas), cuando mayores extensiones de terreno agrícola se dedican al desarrollo inmobiliario y el sector de la segunda vivienda de playa o montaña presenta cifras halagüeñas... a las familias les cuesta encontrar alquileres asequibles y los préstamos hipotecarios secuestran los sueldos normales, tan estancados desde hace años.
Techo y comida. Problemas de la humanidad desde el principio de los tiempos. El Censo nos dirá (algún día) los últimos hallazgos sobre el déficit habitacional que desde hace décadas arrastramos, el hacinamiento en los hogares y la precariedad de lo que algunos llaman vivienda al borde de cañadas insalubres y ríos. Es el único espacio que muchos pueden permitirse, no es que lo elijan por la vista o el paisaje...
No se trata solo de los sectores más vulnerables. La clase media tiene problemas para acceder a un alquiler asequible y necesita dos sueldos para poder pensar en un préstamo. El precio de los alquileres sorprenden a los recién llegados porque no se corresponde con nivel de la calidad de vida del país y dificulta la independencia de los jóvenes. (Ahí se cuece un problema.)
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