Otro éxito diplomático
La Cumbre Celac-UE no era un encuentro cualquiera
La Cumbre Celac-UE no era un encuentro cualquiera. Después de ocho años, terminarla sin un comunicado final aprobado por los participantes hubiera sido muy mal mensaje.
Pero los reglamentos de la Celac tienen una particularidad: los acuerdos se toman por unanimidad. Estrategia quizá honorable pero desde luego muy poco práctica. De hecho, ya algunos países empiezan a hablar de cambiar esta camisa de fuerza.
Pero no había unanimidad. El gobierno de los dictadores de Nicaragua no estaba de acuerdo en firmar una crítica a la invasión rusa a Ucrania. (Condena bastante discreta, por otro lado).
A diez minutos de dar por terminada la cumbre, no se daba la unanimidad requerida en los reglamentos. Los presidentes de Brasil, República Dominicana y España, junto al Comisionado, el español José Borrell, apremiaron por encontrar una salida.
Y un bajadero es lo que se encontró. Como la cumbre no era de la CELAC , sino de éste organismo con la Unión Europea, se decidió que la unanimidad no era imperativa. De la otra manera, el trabajo de los cancilleres hubiera sido “despreciada” por sus respectivos presidentes. El comunicado final se aprobó con la objeción de Nicaragua, que sigue apostando por ir en contra de la historia y de la libertad.
Este encuentro es importante para la República Dominicana. Ha reforzado su papel de mediador en la región, ha consolidado el rol del país como interlocutor natural entre Europa y América Latina, y con sus posiciones centradas ha salido reforzado en un escenario donde los presidentes latinoamericanos más a la izquierda iban con discursos más ideológicos que políticos.
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