Precario alto el fuego en medio de avance de rebeldes proturcos en regiones controladas por kurdos

Los enfrentamientos entre facciones respaldadas por Turquía y fuerzas kurdas apoyadas por Estados Unidos no dieron tregua desde la caída el 8 de diciembre del presidente Bashar al Asad.

Turquía, que apoya al nuevo gobierno sirio, justifica su ofensiva contra las fuerzas kurdas sirias en el noreste porque tienen el respaldo del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que combate desde hace décadas.

Estados Unidos y Francia están tratando de mediar con Turquía para detener los combates que, en el norte de Siria enfrentan a las milicias rebeldes a las que apoya Ankara y a las milicias kurdas apoyadas por Washington.

Avance de milicias

Desde el inicio de la ofensiva, a finales de noviembre, que culminó el derrocamiento del régimen de Bashar al Asad, las milicias rebeldes apoyadas por Turquía han aprovechado para avanzar en territorio dominado por las milicias kurdas, que controlan casi el 40 % del territorio de Siria.

Les han arrebatado localidades como Tel Rifat y Manbij y, según explicó una fuente rebelde, el objetivo es hacerles retroceder hasta la esquina noreste del país.

Un precario alto el fuego firmado la semana pasada se rompió este lunes, pero, según altos funcionarios estadounidenses, se ha logrado pactar uno nuevo hasta final de semana.

Entretanto, las milicias kurdas han enviado una nueva delegación para entrevistarse con las nuevas autoridades en Damasco y negociar el encaje de esta zona en la nueva Siria.

Turquía ha concentrado artillería en la frontera, lo que indica una posible operación militar contra las zonas kurdas, pero el ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, ha dicho que si las nuevas autoridades en Damasco solucionan la cuestión, no habrá razones para intervenir.

Para Ankara, la línea roja son los estrechos lazos entre estas milicias kurdas y el grupo armado kurdo PKK, que lleva décadas atentando en Turquía.