¿Por qué dice Israel que pelea contra Hamás y no contra la gente de Gaza?
Los argumentos de la guerra (segunda parte)
Tras los ataques en territorio israelí el pasado 7 de octubre, Israel desató una intensa ofensiva militar, la cual asegura no es contra el pueblo de la Franja de Gaza, sino contra Hamás, aunque separar ambos es complejo
El ataque de milicianos de Hamás el 7 de octubre de 2023 provocó una reacción implacable del gobierno israelí en la Franja de Gaza, una guerra que Israel asegura no es contra el pueblo palestino.
¿A qué se refiere esta aseveración? En nuestro viaje a Israel nos dimos a la tarea de entender esos argumentos para justificar una guerra sangrienta, con sobre 30,000 muertos, según Hamás, y los vamos a desmenuzar para usted que me lee.
El contexto
Es importante entender el contexto de este ataque. No entraré en los conflictos de más de 4,000 años en esta región, para ello haría falta una enciclopedia. Me circunscribiré a lo ocurrido en este evento, que tiene su punto de arranque en el 2005, cuando Israel retiró sus tropas y a miles de colonos de la Franja de Gaza.
Esa retirada dejó a dos actores principales luchando por el poder, a Hamás y al partido Fatah, liderado por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, que hoy lidera en Cisjordania, la otra parte de lo que llaman Palestina.
Hamás derrotó a la APN en unas elecciones en las cuales se aprovechó de la fama de corrupto del gobierno de Fatah y se hizo con el poder en el 2007. Desde entonces gobierna allí con mano de hierro y no hay elecciones.
Un estado islámico
Desde que llegó al poder, Hamás afirma que destruirá a Israel y establecerá un estado islámico, al estilo de los talibanes en Afganistán. Es ahí que Israel llama a no tomarse esto a la ligera, pues lejos de una “Free Palestine” (Palestina Libre), lo que impondría Hamás allí es la ley islámica total.
Israel estima que Hamás trabajó, como mínimo, por 15 años en el ataque de octubre. Afirma que usó el dinero que le envió Catar para su desarrollo económico, para construir una ciudad de túneles debajo de Gaza, desarrollar su guerra de guerrillas y, asegura, usar a los palestinos, sus casas e instalaciones públicas, voluntariamente o no, como escudos para disuadir los ataques.
“Estamos ante un enemigo que usa a los civiles para protegerse, que no combate de frente... es fundamental que acabemos con Hamás, porque no habrá democracia en Gaza”, nos dijo el mayor Roni Kaplan, vocero de las Fuerzas de Defensa de Israel, mientras caminábamos por uno de los kibutz más golpeados por el ataque de Hamás el 7 de octubre.
Kaplan cuestionó por qué Hamás no usó el dinero de Catar, que se estima en cientos de millones de dólares en la última década, para desarrollar la economía civil y sí usó los recursos para fortalecer su plan de guerra.
Me aseguró que Israel no saldrá de Gaza hasta que Hamás sea borrada del mapa, porque atacó Israel, porque es una organización terrorista y porque es un peligro para los gazatíes y toda la región.
El espectro de Irán
Este conflicto no tiene un ingrediente único. En el Medio Oriente nada pasa a lo loco y siempre hay manos siniestras moviendo los hilos, lo cual uno entiende cuando está cerca de aquí.
Hamás atacó Israel en el momento perfecto para desatar una crisis monumental, pues la sociedad israelí, altamente democrática en su manejo, atravesaba una crisis por la alianza lograda entre Benjamín Netanyahu y la minoría ultraortodoxa para hacerse con el gobierno. A eso se suma una administración demócrata en Washington, la cual no simpatiza del todo con “Bibi”, como le dicen a Netanyahu, y respalda un Estado Palestino a todo derecho. Además, estaba de telón de fondo el posible restablecimiento de relaciones entre Israel y Arabia Saudí, un acuerdo que juntaría el petróleo saudita y la tecnología israelí en una misma dirección, con un potencial enorme.
Entonces, ¿a quién le conviene que Israel pierda la tabla y destruya Gaza en un momento con este? Pues a Irán, que es quien está en el fondo de todo este conflicto. Los estados árabes renunciaron a pelear con Israel de manera oficial hace años, por lo que Irán lo que ha hecho es usarlos para establecer sus células extremas, que buscan adelantar el Islam extremo y sus intereses económicos. Así, Israel enfrenta el escenario de los siete frentes, que son Hamás en Gaza, Hezbolah en El Líbano, los hutíes en Yemen, las milicias iraníes en Siria, los grupos chiítas en Iraq, las células palestinas en Cisjordania e Israel y el propio Irán como país.
“Este es un conflicto muy complicado. Hasta que no haya estabilidad en una Gaza sin Hamás, Israel se quedará”, teorizó en una charla el periodista, analista asesor del Papa Francisco, Henrique Cymerman.
Y me convencí de que tiene razón. Este es un conflicto muy complicado para hacer análisis a la ligera, porque al final, si Israel no acaba lo que empezó, no le quedará otra que ver la creación de un estado palestino, a la usanza de Afganistán y no de la Europa democrática. Pero, a la vez, si sigue la guerra, la carnicería de civiles será todavía mayor. Escoger una de las dos no es simple.
¿Me copia usted que me lee?
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