Claves sobre la breve y caótica declaración de ley marcial en Corea del Sur
El presidente surcoreano Yoon enfrenta una moción de destitución
El presidente de Corea del Sur, Yoon Suk Yeol, enfrentaba el miércoles movimientos parlamentarios para destituirlo después de que enviara fuerzas fuertemente armadas a las calles de Seúl con su desconcertante y repentina declaración de ley marcial, que recordaba a las dictaduras pasadas del país.
Los partidos de oposición presentaron la moción de juicio político apenas unas horas después de que el parlamento votara por unanimidad para cancelar la declaración de Yoon, lo que le obligó a levantar la ley marcial unas seis horas después de que comenzara.
Apoyo para destitución
Destituir a Yoon requiere el apoyo de dos tercios de la Asamblea Nacional y al menos seis de los nueve jueces de la Corte de Constitucionalidad. El opositor Partido Democrático, de tendencia progresista, tiene mayoría en el parlamento de 300 escaños y ha pedido la renuncia de Yoon.
La votación sobre la moción de destitución podría ser tan pronto como el viernes, dijo el legislador del Partido Democrático, Kim Yong-min.
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Durante las tensas y sorprendentes horas bajo la ley marcial, fuerzas fuertemente armadas rodearon el parlamento, respaldadas por helicópteros del ejército y vehículos blindados.
Los legisladores escalaron muros para entrar al edificio y repelieron a las tropas activando extintores de incendios. La política y expresentadora de noticias Ahn Gwi-ryeong intentó quitarle un fusil de asalto a un soldado que lo apuntaba a su pecho mientras gritaba ”¿no les da vergüenza?”.
Los legisladores que lograron reingresar al edificio rechazaron la declaración de ley marcial de Yoon por 190-0, incluidos 18 legisladores del partido de Yoon, lo que obligó a Yoon a rescindirla en una reunión de gobierno convocada apresuradamente.
Detalles de la situación
A continuación, las claves sobre la situación en Corea del Sur:
Yoon ordenó la ley marcial sin previo aviso en un discurso el martes por la noche en el que prometió eliminar las fuerzas “antiestatales” que dijo estaban tramando una rebelión, y acusó a los principales partidos de oposición de apoyar al rival del país, Corea del Norte.
Yoon no ofreció pruebas directas cuando planteó la amenaza de Corea del Norte como una fuerza desestabilizadora. El mandatario sostiene desde hace mucho que una estrategia dura contra el Norte es la única manera de impedir que Pyongyang siga adelante con sus amenazas nucleares contra Seúl.
En la década de 1980, Corea del Sur tuvo una serie de hombres fuertes que aludían repetidamente a Corea del Norte cuando trataban de controlar la disidencia y oposición política interna.
Yoon ha tenido problemas para sacar adelante su agenda legislativa en un parlamento dominado por la oposición, mientras surgían escándalos de corrupción que les implicaban a él y a su esposa.
La Constitución de Corea del Sur otorga al presidente el poder de utilizar al Ejército para mantener el orden en “situaciones de guerra, similares a la guerra u otros estados de emergencia nacional comparables”.
Esto puede incluir la suspensión de derechos civiles como la libertad de prensa y de reunión y limitar temporalmente los poderes de los tribunales y las agencias gubernamentales. Pero también otorga a la Asamblea Nacional el poder de revocar la declaración con un voto mayoritario.
Algunos expertos dicen que la forma en que Yoon impuso la ley marcial iba más allá de sus poderes legítimos. Aunque viene con poderes de gran alcance, la Constitución no permite que un presidente emplee el ejército para suspender el parlamento. Muchos también cuestionan si el país realmente enfrenta una situación comparable a la guerra.
Reacción de la oposición
La oposición criticó las acciones de Yoon como antidemocráticas. El líder de la oposición, Lee Jae-myung, quien perdió por poco ante Yoon en las elecciones presidenciales de 2022, calificó el anuncio de Yoon de “ilegal e inconstitucional”.
La repentina declaración también fue criticada por el líder del propio partido conservador de Yoon, Han Dong-hoon, quien calificó la decisión de incorrecta y prometió “detenerla con el pueblo”.
“El pueblo bloqueará el paso anticonstitucional del presidente. El Ejército debe estar del lado de la población en cualquier caso. Opongámonos con decisión”, escribió en X Kim Dong Yeon, miembro del partido opositor y gobernador de la provincia de Gyeonggi, que rodea Seúl.
Los surcoreanos de a pie estaban en shock. Las redes sociales se inundaron de mensajes que expresaban sorpresa y preocupación por el anuncio de Yoon.
Pronto surgieron acusaciones que vinculaban la declaración de emergencia con los problemas políticos de Yoon.
Desde que asumió el cargo en 2022, ha tenido poco éxito en aprobar sus medidas en un parlamento controlado por la oposición.
Los conservadores han dicho que los movimientos de la oposición son una venganza política por investigaciones sobre Lee, considerado como el favorito para las próximas elecciones presidenciales en 2027.
Justo este mes, Yoon negó haber actuado mal en un escándalo de tráfico de influencias que les involucra a él y a su esposa. Las acusaciones han dañado su tasa de popularidad y alimentado ataques de sus rivales.
El escándalo se centra en afirmaciones de que Yoon y la primera dama, Kim Keon Hee, ejercieron una influencia inapropiada sobre el conservador Partido del Poder Popular para elegir a un cierto candidato para postularse en una elección parlamentaria parcial en 2022 a solicitud de Myung Tae-kyun, un intermediario electoral y fundador de una agencia de encuestas que realizó sondeos de opinión gratuitos para Yoon antes de que se convirtiera en presidente.
Yoon ha dicho que no hizo nada inapropiado.
Corea del Sur no se convirtió en una democracia hasta finales de la década de 1980, y la intervención militar en asuntos civiles sigue siendo un tema delicado.
Durante las dictaduras que surgieron mientras el país se reconstruía tras la Guerra de Corea de 1950-53, distintos líderes proclamaron de forma ocasional la ley marcial que les permitía estacionar soldados de combate, tanques y vehículos blindados en las calles o en lugares públicos para prevenir manifestaciones antigubernamentales.
Escenas como esas son inimaginables para muchos hoy en día.
El dictador Park Chung-hee, que gobernó Corea del Sur durante casi 20 años antes de ser asesinado por su jefe de espionaje en 1979, lideró a varios miles de soldados en Seúl en las primeras horas del 16 de mayo de 1961, en el primer golpe de estado del país. Proclamó la ley marcial varias veces para detener protestas y encarcelar a críticos.
Menos de dos meses después de la muerte de Park, el general de división Chun Doo-hwan lideró tanques y tropas en Seúl en diciembre de 1979 en el segundo golpe de estado del país.
Al año siguiente, orquestó una brutal represión militar en un levantamiento prodemocracia en la ciudad sureña de Gwangju, que mató al menos a 200 personas.
En el verano de 1987, protestas callejeras masivas obligaron al gobierno de Chun a aceptar elecciones presidenciales directas.
Su compañero del Ejército, Roh Tae-woo, quien se había unido al golpe de Chun de 1979, ganó la elección celebrada más tarde en 1987 gracias en gran parte a los votos divididos entre los candidatos de la oposición progresista.
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