Continúan los racionamientos de agua en Bogotá
Racionamiento, impacto en la ciudad y embalses en crisis
En la ciudad más grande de Colombia las autoridades se han visto obligadas a imponer cortes de agua por sectores, algo inédito desde la construcción de los embalses que la abastecen. 'La situación es crítica', dijo el alcalde Carlos Fernando Galán. Por el momento, los cortes no cumplen la meta de bajar el consumo a 15 metros cúbicos por segundo, como estableció la alcaldía. ¿Cómo se vive la escasez de agua en la capital colombiana?
Bogotá dice adiós a lavar platos con agua del grifo y a las duchas prolongadas, e incluso, a bajar el agua del inodoro normalmente. Por primera vez, una ciudad de casi nueve millones de habitantes, que se preciaba de la pureza y abundancia del líquido, entró en racionamiento.
¿El motivo? Los alarmantes niveles de los embalses de Chuza y San Rafael, que abastecen a la ciudad más grande de Colombia.
Así justificaba Carlos Fernando Galán, alcalde de Bogotá, la inédita medida: "La situación es crítica". Es el nivel más bajo de estos embalses desde que iniciaron operación en los años 80".
Se trata de la segunda alarma del año por el fenómeno del Niño después de los incendios que, hace unos meses, cubrieron de humo sectores del norte y oriente bogotano.
Ahora, estos cortes de agua por sectores, se hacen en turnos de 24 horas que, a veces, se han extendido hasta 12 horas más.
Ricardo Vega, habitante del occidente de la capital, ya pasó por el primer racionamiento. "Si la gente dice 24 horas son 24 horas, no 29 ni 30, 31, 40… porque uno se programa".
Vega vive en su casa en Engativá, una zona comercial llena de restaurantes, tiendas, y panaderías. Por eso enfatiza: "Sí, a mí me afecta, porque es mi casa, una casa de familia, ahora dígame los restaurantes de este sector, los 9, 10, 11, no hay agua… yo me imagino que más de uno no abrió, o se vio limitado, o compró agua, que ya es un gasto adicional".
En cada lugar, el tema de conversación por estos días es el mismo: cómo reciclar el agua. "El agua de la lavadora la dejamos organizada para utilizarla para los baños. Decenas de calles más allá, en el centro de Bogotá, César Martínez explica sus estrategias: “En casa lo que hicimos fue que tomamos el agua de cocinar, para comer y demás, y unas 4 poncheras de aproximadamente 12, 15 litros, para otros asuntos que necesitan agua no tan potable".
Sin embargo, como vive en Bogotá hace dos años y viene de un pueblo sin acueducto, ya estaba preparado. "Allá nosotros para poder tomar agua es agua que venden a nivel comercial o hacemos una técnica de filtrado y depuración del agua casera a temperatura muy alta y una vez hecho eso, que pase por un filtro".
El agua potable es un lujo en pequeños pueblos colombianos. Pero la escasez nunca había tocado la "burbuja" bogotana.
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