Simpatizantes de Bolsonaro que allanaron oficinas gubernamentales son sometidos a juicio
El juicio fue aplazado hasta el jueves
Los magistrados del Supremo Tribunal Federal de Brasil empezaron a deliberar el miércoles el veredicto para los acusados de irrumpir en oficinas gubernamentales el 8 de enero en un supuesto intento de restituir por la fuerza en el cargo al expresidente Jair Bolsonaro.
El caso de Aécio Lúcio Costa Pereira, de 51 años y simpatizante de Bolsonaro, es el primero en ser analizado.
En enero, las cámaras del Senado lo captaron portando una camiseta en la que pedía un golpe de Estado y grabándose en video elogiando a otras personas que también habían irrumpido en el edificio. Casi 1,500 personas fueron detenidas el día de los disturbios, aunque la mayoría han sido puestas en libertad.
Pereira rechazó haber cometido alguna acción indebida, y alegó que participó en una manifestación pacífica de personas desarmadas.
Los dos primeros jueces en emitir un fallo tenían distintas posturas sobre los supuestos delitos que se cometieron, pero ambos determinaron que el simpatizante del expresidente era culpable. El Supremo Tribunal Federal está integrado por 11 jueces.
El juez Alexandre de Moraes, el ponente del caso en el máximo tribunal brasileño, determinó que Pereira es culpable de cinco crímenes y estableció su sentencia en 17 años en prisión.
Otro juez, Kássio Nunes Marques, falló que debía ser encarcelado por dos delitos, lo que lo mantendría tras las rejas por dos años y seis meses. Nunes Marques, quien fue elegido al cargo por Bolsonaro, dijo que no había evidencia suficiente para encarcelar a Pereira por los crímenes de asociación delictuosa, lanzar un golpe de Estado o ataque violento contra el estado de derecho.
El juicio fue aplazado hasta el jueves.
La sentencia de Pereira dependerá de los votos de los nueve jueces restantes que aún no sufragan.
Otros tres acusados también fueron juzgados el miércoles en el marco del mismo caso, pero la decisión final sobre cada uno de ellos podría prolongarse durante los próximos días.
Los alborotadores se negaron a aceptar la derrota del presidente derechista frente a Luiz Inácio Lula da Silva, cuya inauguración en el cargo tuvo lugar una semana antes de la revuelta. El izquierdista Lula también gobernó Brasil de 2003 a 2010, y venció a Bolsonaro por el margen más estrecho en la historia moderna de Brasil.
Los agitadores causaron enormes destrozos en el Congreso, el Supremo Tribunal Federal y el palacio presidencial. Saltaron las barricadas de seguridad, subieron a los techos, rompieron ventanas e invadieron los tres edificios, que se cree estaban vacíos en su mayor parte el fin de semana del incidente.
Lula ha acusado a Bolsonaro de alentar la revuelta.
El incidente hizo recordar el asalto del 6 de enero de 2021 al Capitolio federal de Estados Unidos por parte de simpatizantes del entonces presidente Donald Trump. Diversos políticos advirtieron durante meses que en Brasil existía la posibilidad de que ocurriera un levantamiento similar, dado que Bolsonaro había sembrado dudas sobre la fiabilidad del sistema de voto electrónico de la nación, sin ofrecer evidencia al respecto.
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