Mercado Orgánico, el negocio que fomenta el consumo de alimentos naturales y sanos
Benita García emprendió un negocio que tiene 13 años vinculando a agricultores y consumidores
Benita García encontró en la agricultura orgánica su propósito de vida. El trabajo de los productores en cultivar alimentos orgánicos en un mercado liderado por productos tradicionales, y el creciente interés de las personas en comprar comida cada vez más saludable, crearon la necesidad de un punto de venta que acercara a productores y consumidores.
Inspirada en esta realidad, García funda el “Mercado Orgánico”, un establecimiento que solo vende cultivos y productos derivados realizados sin químicos ni pesticidas.
Desde sus inicios en el 2011 hasta hoy, 2,369 clientes se han detenido en algún momento a adquirir hortalizas, víveres, aceites, carnes, huevos, lácteos o derivados de productos totalmente naturales, de la mano de una red de productores orgánicos y artesanales que abarca a 25 agricultores y 118 emprendedores que suplen el negocio desde 12 provincias del país.
Lo que comenzó con la venta en el Mirador Sur de un cargamento de tomates orgánicos a un valor “simbólico”, escaló a la oferta de víveres y hortalizas en su terraza, suplidos por ochos productores.
Hoy por hoy, toda la casa de Benita ha sido adaptada como un minimarket, integrando huacales, estantes, neveras y cajeros que dan vida a un negocio dinámico, y empleando a un equipo de 13 personas que le asisten.
“El mercado surgió muy espontáneamente; como surgen casi todas las ideas: por alguna necesidad. Nosotros no vimos la intención de decir ‘vamos a hacer un negocio para hacernos ricos’, sino para motivar a los productores a que siembren, para que ellos vean un beneficio por el esfuerzo que están haciendo por un tipo de agricultura (...) con una producción que es un poco más lenta”, aseguró a Diario Libre.
La continuidad de una iniciativa
A pesar de que su entrada al mercado fue evolucionando de forma progresiva, García precisa que el negocio no comenzó “de la noche a la mañana”, sino que buscaba dar continuidad al “Mercado Ecológico”, una iniciativa similar impulsada por la Fundación Agricultura y Medioambiente, entidad sin fines de lucro que tenía como propósito apoyar la ecología nacional.
Como ingeniera civil de profesión especializada en ecología y medioambiente, García pudo trabajar de la mano de su líder, Andrea Brecht, en proyectos educativos y de capacitación vinculados a la agricultura orgánica.
Esto le permitió entrar en contacto con una red de pequeños productores locales y conocer de primera mano los procesos vinculados al cultivo de productos de alto consumo de manera natural, como los plátanos, la yuca, los tomates o los ajíes.
Una vez la Fundación decide cerrar sus puertas en el país en el 2010 –y con ello culminar la labor del Mercado Ecológico–, la ingeniera se dio rápidamente cuenta de que el país carecía de un espacio que ofreciera alimentos que solo fueran orgánicos y naturales.
Selección de los productos orgánicos
Antes de colocar un producto en su negocio, la ingeniera se cerciora de visitar la finca del productor o el negocio del emprendedor, para conocer las condiciones en las que trabajan y asegurarse de que realmente los productos se están cultivando sin la intervención de pesticidas, herbicidas, plaguicidas u otro tipo de químicos.
Aseguró que, así como cuenta con productores certificados, también vende los productos de familias de agricultores que cosechan en su propio patio, y con los cuales ha entablado una relación de confianza a lo largo de los años.
Si un consumidor compra un producto en el Mercado Orgánico, los agricultores y emprendedores reciben el 70 % de las ganancias generadas cada semana.
La emprendedora considera que el país debe seguir avanzando en la obtención de un sello de agricultura orgánica, que le permita a los productores demostrar la calidad de sus productos orgánicos a precios que sean asequibles.
“Hay gente que está haciendo muchas cosas buenas pero no tienen cómo demostrarlo; a mí me da mucha pena, porque muchas veces nos enfocamos tanto en los protocolos que perdemos las esencias”, señaló.
El público
En los primeros años del Mercado Orgánico, los extranjeros eran el público que más acudía a comprar. Se trataba de franceses, italianos, alemanes, españoles o americanos que buscaban productos orgánicos.
Sin embargo, el crecimiento y la popularidad del negocio hacen que hoy día los dominicanos sean la mayoría. Actualmente, al Mercado Orgánico acuden 447 clientes que se suplen activamente del local, o bien, hacen pedidos a domicilio, según los registros del negocio.
Allí van personas de todas las edades y con distintas condiciones de salud. García indica que atiende a personas que van con regímenes de alimentación estrictos que requieren de comida saludable, como es el caso de pacientes oncológicos que les llegan referidos por nutricionistas y médicos naturistas clientes del Mercado Orgánico, así como personas con alguna condición preexistente que necesita integrar alimentos más sanos en su dieta.
Sin embargo, también se sorprende de la cantidad de personas jóvenes y en buen estado de salud que acuden, conscientes de que la alimentación saludable debe de ser una prioridad.
“Este año, tuve la satisfacción inmensa de una familia con una niña que iba a cumplir sus 15 años, y le pidió a su mamá que el regalo para sus 15 era una compra en el Mercado Orgánico. Fue impactante para mí ver que los niños están enfocándose en el tema de la alimentación y la salud”, recordó.
Acuerdos de precio justo
García estima que la red de agricultores y emprendedores que suple el Mercado Orgánico recibe hasta el 70 % de las ganancias por cada uno de los productos que se ponen a la venta, los cuales les son pagados cada semana.
Señala que ha podido llegar a acuerdos de precio justo con los productores en los que, en vez de comprar un determinado rubro por unidad, los cobra por libra “para asegurarles la venta” de sus productos, siendo ellos mismos los que ponen el precio en base a sus costos y el esfuerzo invertido. García intenta mantener el precio pactado, sin importar si el producto aumenta su valor por la escasez, o se desploma por la abundancia.
“Desarrollamos esos valores de precio justo y eso ha impactado sus vidas, porque tú sabes que una de las problemáticas que hay en el país es que, muchas veces, el agricultor porque toda su vida en una producción y está para la cosecha, pero entonces se cae, y él lo pierde todo”, puntualizó.
El Mercado Orgánico se suple cada lunes con un transporte, pagado por el negocio, que se traslada a recoger los cultivos desde la finca, lo que evita que el agricultor incurra en gastos de envío de esa mercancía.
En el futuro cercano, Benita García espera encontrar un local más grande para brindar un mejor servicio a sus clientes. “Ha sido un milagro que nosotros todavía estemos aquí, porque esta es una casa alquilada que renté para una vivienda, y fue poco a poco, muy sutilmente, que se desarrolló el negocio”, reconoció.Asimismo, espera poder sistematizar y eficientizar aún más las tareas del negocio para poder delegarlo a sus empleados, y trasladarse más al campo a seguir conociendo, interactuando y ayudando a más productores.“Yo no sueño con tener muchas sucursales, ni crecer de manera horizontal, sino fortalecer el punto en el que estoy. Y que el Gobierno, y otros organismos, se dediquen a desarrollar los mercados orgánicos, apoyarlos y a multiplicar esto a nivel nacional”, expresó.
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