NCAA y las ligas llegan a arreglo por 2.800 millones para transformar deporte colegial
La decisión histórica deja listas las bases para un modelo de compartición de ingresos
La NCAA y las cinco mayores conferencias deportivas colegiales anunciaron el jueves un acuerdo para pagar casi 2.800 millones de dólares con el fin de zanjar una serie de demandas antimonopolio.
La decisión histórica deja listas las bases para un modelo de compartición de ingresos, que podría entregar millones de dólares directamente a los deportistas incluso desde el segundo semestre de 2025.
Charlie Baker, presidente de la NCAA, junto con los comisionados de la Conferencia de la Costa del Atlántico, la Big Ten, la Big 12, la Pac-12 y la Conferencia del Sureste, emitió un comunicado conjunto.
Las organizaciones anunciaron que habían accedido a los términos de un arreglo. Consideraron que esta decisión es “un paso importante en la reforma sostenida del deporte colegial, que aportará beneficios para los estudiantes-deportistas y aportará claridad en el deporte colegial a través de todas las divisiones en los años por venir”.
El acuerdo debe ser todavía aprobado por el juez federal que lleva el caso. Podrían surgir apelaciones, pero si el acuerdo se sostiene, marcaría el comienzo de una nueva era en el deporte colegial, donde los deportistas serían compensados de una forma más parecida a la que se presenta en el profesionalismo.
Las escuelas podrían competir por obtener el mejor talento mediante pagos directos.
“No hay duda de eso. Éste es un salto cuántico”, recalcó Tom McMillen, exbasquetbolista de Maryland y miembro del Congreso, quien ha encabezado durante los últimos ocho años una asociación de directores deportivos colegiales.
Aunque no se revelaron los términos del acuerdo, algunos detalles habían trascendido en las últimas semanas. Anuncian el fin del modelo amateur rígido de la NCAA que se remonta a su fundación en 1906.
De hecho, los días de castigos impuestos por la NCAA a los deportistas que conducían automóviles proporcionados por los auspiciadores se desvanecieron hace tres años.
Fue entonces cuando la organización rectora del deporte colegial levantó las restricciones sobre los convenios de patrocinio, apoyados por el llamado dinero de derechos de nombre e imagen.
Ahora, no parece exagerado prever temporadas en que un quarterback estelar o prospecto destacado en un equipo de basquetbol colegial no sólo firmen grandes acuerdos monetarios por nombre e imagen, sino que obtengan 100.000 dólares, depositados por las escuelas en sus cuentas bancarias para que jueguen por esas instituciones.
“Este arreglo histórico pondrá el deporte colegial en el siglo XXI. Los deportistas colegiales finalmente podrán recibir una participación justa de los miles de millones de dólares en ingresos que generan para sus escuelas”, dijo Steve Berman, uno de los principales abogados de los demandantes.
“Nuestros clientes son la piedra angular del negocio multimillonario en dólares de la NCAA y finalmente pueden ser compensados de una forma justa y equitativa por sus talentos extraordinarios”.
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