Messi y Mbappé dan al Mundial de Qatar el desenlace perfecto

El poder del dinero fue evidente el domingo en la ciudad qatarí de Lusail

Kylian Mbappé (derecha) se marcha con su Botín de Oro, mientras posan con sus trofeos, de izquierda a derecha, los argentinos Enzo Fernández, Lionel Messi y Emiliano Martínez, luego de la final mundialista del domingo 18 de diciembre de 2022, en Lusail, Qatar (AP/Natacha Pisarenko)

En el fútbol, el dinero puede comprar muchas cosas.

Por ejemplo, un Mundial. Y a los mejores futbolistas del orbe. Y puede aglutinar todo en un paquete perfecto y presentarlo ante un público global de millones de personas.

El poder del dinero fue evidente el domingo en la ciudad qatarí de Lusail, donde Argentina venció 4-2 a Francia por penales para convertirse en monarca mundial por tercera vez en la historia y dar a Lionel Messi el único trofeo que le faltaba en su carrera ejemplar.

Uno de los desenlaces más electrizantes en los 92 años de historia del certamen incluyó un empate 3-3 luego de los tiempos extra, así como un doblete de Messi y un triplete de Mbappé.

“Fue una locura, pero merecíamos ganar”, dijo el técnico argentino Lionel Scaloni. “Sé que es sólo un partido de fútbol, que es un Mundial, que no va más allá del fútbol, pero para nosotros es algo más. Que festejen. Que disfruten”.

El final no constituyó un mal resultado para Qatar, que desembolsó alrededor de 200.000 millones de dólares para llevar a cabo el certamen más prestigioso del mundo del fútbol.

Cientos de millones más han sido erogados para reclutar a Messi y a Mbappé en el París Saint-Germain, de propiedad qatarí.

Y aquí, en el máximo escenario deportivo, se presentó el epílogo perfecto para este emirato rico en gas y petróleo.

Sobre un escenario temporal a la mitad de la cancha, el emir de Qatar, jeque Tamib bin Hamad al Thani, dio a Messi una túnica ceremonial a fin de que la vistiera sobre la casaca argentina para cumplir con la tradición de levantar el trofeo de campeón.

Messi destilaba orgullo al besar la copa de oro sólido. Pero anfitrión tendría también muchos motivos para considerarse ganador, tras un torneo que pareció demostrar la efectividad de las tácticas del uso del deporte para mejorar la imagen de un país.

Tras las críticas extendidas por su expediente de derechos humanos y trato a los trabajadores inmigrantes en la antesala del torneo, la atención se mudó al fútbol a medida que avanzó el Mundial. El domingo, en la final, la narrativa estaba acaparada por la misión de Messi, de emular a Diego Maradona al conducir a su país hacia la coronación.

Un subtema era el intento de Francia por ser el primer equipo en revalidar su cetro de una Copa del Mundo desde Brasil y Pelé en 1958 y 62.

“Siempre fue inevitable que la conversación se enfocara en el fútbol una vez que el torneo comenzara, pero las preguntas sobre los derechos humanos jamás se han ido y continuarán planteándose después del certamen”, dijo Steve Cockburn, jefe de justicia económica y social de Amnistía Internacional, en declaraciones a The Associated Press.

La organización defensora de los derechos humanos indica que miles de trabajadores inmigrantes fallecieron de manera “repentina e inesperada” en Qatar durante la última década.

Hassan al-Thawadi, secretario general del Comité Supremo de Qatar para el Cumplimiento y el Legado del Mundial, dijo el mes pasado que entre 400 y 500 personas habían muerto durante las obras de construcción para el torneo

El comité aclaró después que se refería a los decesos relacionados con el trabajo entre 2014 y 2020, no específicamente a las obras mundialistas.

La FIFA ha sido presionada para dar respuestas sobre la propuesta de crear un fondo de compensación dirigido a los afectados y de establecer en Doha un centro de atención a los trabajadores inmigrantes.

No están claros los progresos en esos temas.

“Qatar quiere ser un centro para el deporte global y los eventos culturales, y por lo tanto debe saber que la atención continuará”, dijo Cockburn. “Albergar el Mundial ha llamado más la atención sobre el trato a los trabajadores inmigrantes en Qatar y el resto del Golfo Pérsico”.

Se externaron también preocupaciones por la seguridad de los fanáticos de la comunidad LGBTQ+ de cara al torneo, en vista de que la homosexualidad está penalizada en Qatar.

Los capitanes de siete naciones europeas, incluidas Inglaterra y Alemania, planeaban usar brazaletes multicolores con el emblema “One Love”a fin de promover la inclusión y la diversidad. Desistieron finalmente, cuando la FIFA amenazó con amonestar a los jugadores involucrados, al considerar que la protesta contravenía su regulación.

Se desconoce si esa decisión del organismo se tomó bajo presión del gobierno qatarí, pero se sumó a la percepción de que el país musulmán conservador había adoptado una postura intransigente como anfitrión del Mundial.

Hubo también una prohibición de las ventas de cerveza en los estadios, impuesta dos días antes de que comenzara el torneo. La decisión incumplió una promesa que Qatar había hecho para obtener la sede.

Los críticos dicen que Qatar trató de usar el deporte para lavar su imagen.

El fútbol aportó efectivamente muchas historias notables durante este Mundial.

Arabia Saudí dio una de las mayores sorpresas en los 92 años de historia del torneo, al imponerse a Argentina en su primer partido de la fase de grupos.

Marruecos se convirtió en el primer país africano en llegar a las semifinales, y generó muestras de orgullo en el mundo árabe.

“Para mí, el fútbol hace que sueñe la gente, los niños en particular”, dijo el entrenador marroquí Walid Regragui. “En Marruecos y África hemos mantenido vivos esos sueños”.

Quizá de manera predecible, el presidente de la FIFA Gianni Infantino dijo que éste “ha sido el mejor Mundial de la historia”.

Sin embargo, no fue el único que se pronunció en términos elogiosos.

“Qatar ha ganado muchos amigos, por este Mundial, y por la forma en que lo ha manejado”, comentó David Dein, presidente internacional de las candidaturas infructuosas de Inglaterra para organizar los mundiales de 2018 y 22, quien asistió a más de 50 partidos durante el torneo y confió en que la experiencia inspire un cambio verdadero en Qatar.

“Ellos han tenido una mentalidad muy abierta” añadió “Pienso que Qatar se beneficiará de esto en adelante Así lo espero. Eso sería un gran legado para ellos”.

Ciertamente es fácil percibir el beneficio inmediato.

Qatar tiene ahora un vínculo indeleble con Messi, quien se coronó finalmente aquí y quien reforzó sus argumentos para que se le considere el mejor futbolista de la historia.

“Tardó mucho, pero aquí está”, dijo Messi. “Obviamente yo quería completar mi carrera con esto. No podía pedir más”.

A sus 35 años, Messi fue la figura central de lo que fue probablemente su última Copa del Mundo. Y la historia se fue tornando más atractiva con cada victoria, cada gol y cada asistencia que constituyeron destellos de la calidad que aportaba más regularmente durante sus mejores años.

Otro ingrediente de un partido cautivador fue el hecho de que la final deparara un duelo personal entre Messi y Mbappé, su compañero en el PSG.

Mbappé es el heredero natural de Messi y de Cristiano Ronaldo como el superastro próximo del fútbol, y consiguió el primer “hat trick” de una final mundialista en 56 años.

Fue además el líder goleador del certamen con ocho dianas, lo que garantizó que otra de las grandes inversiones de Qatar subiera al podio para recoger un trofeo en la última jornada.

Pero la imagen perdurable del Mundial fue la de uno de los mejores de la historia, con la túnica qatarí, levantando el premio mayor del deporte.

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James Robson está en Twitter como https://twitter.com/jamesalanrobson

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