Los tiempos de los nuevos formatos del fútbol
Este deporte cambia constantemente de rostro entre deporte o industria de entretenimiento
El fútbol se está haciendo cada vez más difícil de seguir. Cada año, se somete con éxito la creación de un nuevo torneo, o a la modificación del formato de las competencias que ya conocemos. El beneficio económico es la prioridad; hacer negocio con todo lo que concierna, crear figuras y marcas que puedan ser explotadas en todos los ámbitos. Y así nos vamos moviendo hacia un marco donde el entretenimiento de lo que sucede en la cancha va quedando en un segundo plano y la hiperinflación del calendario nos va transformando, más en clientes que en seguidores.
Esa realidad nos ha hecho testigos de grandes batallas por los derechos de televisión de las transmisiones de los partidos, pues, el gran beneficio que de ahí se genera representa actualmente la principal fuente de ingreso del deporte como industria. En Europa, por ejemplo, la Súper Liga de Florentino Pérez y la Champions de la UEFA compiten con vehemencia sobre cuál formato es más atractivo para sus bolsillos, dejando lado la esencia sobre la que por muchos años se ha construido la pasión que se siente por este deporte.
En medio de la vorágine, la UEFA presentó ayer el nuevo formato de la Champions League que se implementará a partir de la temporada 2024-2025. Influida por el reclamo de los clubes grandes, se llevó de encuentro el actual esquema de fase de grupos sustituyéndolo por un sistema, al que le llaman liga, pero del que ‘liga’ solamente tiene el nombre.
Serán treinta y seis equipos encuadrados en cuatro grupos de nueve. En estos grupos los equipos, cada uno, disputarán ocho partidos en formato de ida y vuelta, como una especie de liga. Aquellos que terminen en los primeros dos lugares de cada grupo se clasificarán directamente a los octavos de final, mientras que los equipos que terminen entre el puesto nueve y veinticuatro disputarán una eliminatoria previa para completar el cuadro. Un encuadre complicado tanto para usted que me lee, como para mí, no así para quienes esta nueva realidad suponga grandes dividendos.
Adaptarse a los cambios es uno de los grandes desafíos del diario vivir, más cuando son impuestos, y lo que se le está imponiendo al fanático es, precisamente, cualquier otra cosa menos fútbol. Nos cuesta ser optimistas ante una realidad que apunta a polarizarlo todo, alejándonos de la conversación de los detalles del juego mismo o de sus verdaderas hazañas, como la del Mallorca la semana pasada clasificándose a la final de Copa en España.
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