Frank Howard, quien jugó en LIDOM, se desayunaba con 12 huevos en el hotel Paz

Frank Howard, el mastodonte toletero que conectó algunos de los jonrones más impresionantes del béisbol para los Dodgers de Los Ángeles y los Senadores de Washington y al mismo tiempo consiguió un total 1,460 ponches  en 6,488 turnos porque fue  incapaz de vencer su inclinación por perseguir bolas malas, murió el lunes en Aldie. Virginia a los 87 años.

Con 6 pies 7 pulgadas y 255 libras, aunque a veces muy por encima de ese peso, Howard jugó durante 16 temporadas en las ligas mayores y conectó 382 jonrones. Lideró dos veces la Liga Americana en esa categoría. Muchos de sus jonrones, e incluso algunos hits que no traspasaron la valla, fueron inolvidables.

Howard, en la Liga Dominicana, militó en 1959-60 con los Leones del Escogido, y se hizo famoso por la abundancia de sus comidas en el hotel Paz, hoy Hispaniola, sobre todo por el desayuno con una docena de huevos criollos. Y es que Howard al igual que Harmon Killebrew como decía Buck Canel “tenía músculos hasta en las orejas”.

El récord de carreras remolcadas del Escogido está en su poder con 46. El 17 de enero de 1960 le fletó jonrón a Manuel A. Polanco, de los Tigres del Licey, sobre los 411 del jardín central del Estadio Trujillo. Disparó 9 en la estación.

Su defensa era malísima y en una ocasión se rumoró que un impostor estaba haciendo presentaciones utilizando su nombre. Su parecido con Howard resultaba impresionante, pero a un fanático se le ocurrió la idea de desenmascarar al impostor. “La próxima vez que alguien se aparezca en algún lugar diciendo que es Howard, lo llevan al estacionamiento de carros, le dan un guante y le tiran una bola. Si la atrapa de aire, hay que llamar a la policía”.

A pesar de todos sus largos jonrones, uno de sus batazos más memorables fue en un juego de los Dodgers en 1958 en Cincinnati, fue de sólo 90 pies.

Duke Snider corría en tercera cuando Howard llegó al plato. “Tenía puesto mi casco protector en caso de que me golpeara, y lo hizo”, dijo Snider a Sports Illustrated en 1964. “La pelota rebotó en el hombro y golpeó debajo de la parte inferior de mi casco. La sangre empezó a salir de mi oído. Me recogieron y estuve mareado tres, cuatro, cinco días”.

Snider, El Duque de la Destrucción”, desde el hospital cuando recobró el conocimiento dijo: "Frank Howard tiene más poder bruto que nadie en el béisbol”.