Un equipo con poco respaldo

La selección perdió el viernes ante Nicaragua

Volvimos a perder. El pasado viernes, Nicaragua nos puso en evidencia. La selección no levantó cabeza y desaprovechó la oportunidad de la obtención de los tres puntos en casa. El rival no era un imposible, de hecho, generamos más ocasiones y dominamos gran parte del juego. Los descuidos en defensa costaron mucho y la falta de gol, nos sigue pasando factura.

Sin margen para digerirlo, ayer nos tocó Montserrat, un resultado que por los tiempos de redacción no podremos comentarlo con ustedes; esperando, no obstante, haya sido muy diferente a lo vivido en el partido anterior.

Las sensaciones por el momento no son buenas. Ver el talento con que se cuenta, que es bueno, repartido por todos los sectores de la cancha transitando en ausencia de cohesión colectiva, preocupa. En un deporte como el fútbol, más en una selección, el espíritu de grupo debe palparse hasta en el mínimo detalle.

Señalar a los jugadores atribuyéndoles toda la responsabilidad sería injusto. Cumplir con los compromisos de una convocatoria a una selección con poco respaldo es, en muchas ocasiones, desalentador por más grande que sea el amor a la camiseta. El camino que lleva hacia una realidad diferente a la que hoy vivimos requiere de un proyecto más allá de discursos, fotos y promesas.

El proyecto deportivo, no nos cansaremos de escribirlo, es la base fundamental sobre la que se tiene que construir el presente y futuro de nuestro equipo nacional. Un proceso con una estrategia de verdad, acompañado de continuidad y estabilidad, dos cosas de las que hemos adolecido en estos últimos años. Y, por supuesto, que las metas y los objetivos que se definan sean realistas; elemento que permitirá, llegado el momento, hacer evaluaciones concretas dejado de lado cualquier patrón de populismo.

Desalienta observar las gradas del Félix Sánchez vacías. Verlo lleno a capacidad para un partido de la selección es un hoy un imposible. Los pocos miles de siempre, que se dan cita al gran estadio de Santo Domingo, ocupan una parte de la grada oeste y más nada. Una salida podría ser, como afirman algunos, llevar los partidos a las ciudades del Cibao donde el fútbol tiene mayor arraigo. Algo que serviría como una especie de bálsamo que alivie el dolor que genera la notoria desconexión que tiene el fanático seguidor del deporte con SEDOFUTBOL.

Apasionado del fútbol en todas sus facetas.