Germán, “El Perfecto”, al hospital por abuso de alcohol
El alcohol no respeta ocupación, raza, ingresos, ni género
“Una copa más…”, es una canción de la Época de Oro del Trío Los Panchos, que nos pinta una realidad de que “Una copa más, talvez un poco amarga”, podría ser el tiro de gracia que ha llevado a muchos beisbolistas al hospital, a la cárcel o al cementerio” y en el caso del lanzador de los Yankees de Nueva York, Domingo Germán, al ingresó voluntario a un tratamiento hospitalario por abuso de alcohol.
¿Peloteros alcohólicos? Por supuesto y la lista es tan larga como la cola del cometa Hanley, con varios dominicanos que hacen galas de que lo pueden hacer porque están rulay, pero el alcoholismo es el mago de la destrucción.
Los peloteros son personas común y corrientes y el alcoholismo es una dictadura de consumo en esta sociedad. El alcohol no respeta ocupación, raza, ingresos, damas, viejos y todo lo que encuentra en el trayecto de una barra.
Germán "El Perfecto", quien retiró los 27 en línea el 28 de junio en Oakland, fue colocado en la lista restringida dos días antes de cumplir 31 años y se recuperará porque no ha tocado fondo.
¿Hasta dónde lleva el alcohol a un pitcher?
Esta historia de Lowell Reidenbaugh nos muestra un ejemplo del abuso del alcohol por un lanzador.
El miembro del Salón de la Fama Rube Waddell ganó casi tanta notoriedad por su forma de beber como reconocimiento por su labor monticular. Lowell Reidenbaugh, en su libro Cooperstown, cuenta cómo Waddell entraba en un bar, sin un centavo, y le susurraba al cantinero: “Dame un trago y te daré la pelota que usé para derrotar al Cy Young en veinte entradas”. Según Reidenbaugh, cientos de cantineros “mostraban lo que consideraban un recuerdo histórico”. A pesar del abuso que le dio a su cuerpo, Rube duró trece temporadas en las Grandes Ligas y ganó 191 juegos. Pero el abuso seguido de empinar el codo lo llevó a la tuberculosis y murió en San Antonio, Texas, el Día de los Inocentes de 1914, a la edad de treinta y siete años.
Es imposible ponerle un número a las carreras de béisbol acortadas o afectadas adversamente por el uso excesivo del alcohol.
1992: Samuel Sosa, de los Cubs de Chicago, dispara su octavo jonrón de la temporada y el 37 de por vida.
1992: Esteban Beltré, White Sox, batea de 5-3 logrando su primero y único jonrón en las Mayores.
1997: Manny Aybar, debuta en las Mayores con los Cardenales de San Luis, lanzando 5.1 entradas frente a los Mets y perdió.
1998: Deivi Cruz, Detroit, dispara cuatro hits por primera vez en un juego frente a Oakland.
2004: Julio Franco, Atlanta, batea de 4-1 y llegó a 2,415 hits empatando con Mickey Mantle en el puesto 94 en la lista de todos los tiempos.
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