De Marichal a Ohtani, la abismal diferencia salarial entre los dos lanzadores

El dominicano ganó US$155 mil, su mayor salario muy lejos de los US$700 millones del nipón

Juan Marichal visitó a Diario Libre para conversar sobre su enciclopédica vida. (Matías Boncosky)

Más que los elementos modernos que han sido añadidos al juego, con los que está en desacuerdo, don Juan Marichal observa que el mayor factor que diferencia el juego en estos momentos es uno: “Los salarios”.

Y sin dudas, de manera inmediata, entra en escenario, Shohei Ohtani y sus 700 millones de dólares.

Desde su llegada a Diario Libre, hasta su partida, la celebridad del béisbol dominicano, y claro que de Grandes Ligas, compartió su parecer sobre distintos puntos del juego durante una visita a esta redacción.

Marichal quien tuvo una larga carrera de 16 temporadas (1960-1975; 14 con los Gigantes de San Francisco) que le valió ser exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown expone las razón de porqué los salarios es la gran diferencia. “Cuando yo llegué a Grandes Ligas, el sueldo mínimo eran 6,500 dólares”. Aquí, una breve pausa, para precisar: “Por un año”.

Lo que parecía inimaginable o una ficción, ahora la realidad golpea lo impensable. “Creo que los recoge bate ganan más de 6,500 dólares en un equipo y viendo ese salario de Ohtani, eso es increíble. ¿Quién en mi época? ¿Quién lo iba a pensar?”.

Para los años de Marichal el anhelo de un pelotero era alcanzar los 20 mil dólares “era lo más lejos que soñaban”.

“Para mí el mejor pelotero que ha jugado el béisbol es Willie Mays y su salario tope fue 160.000, el mejor pagado en esa época” y era tan exclusivo, que nadie podía ganar más que el jardinero de esos Gigantes de San Francisco. “Un año firmé un contrato de 155,000 dólares porque no podía ganar igual o más que Willie Mays”.

¿Cuánto valdría hoy Marichal?

La modestia de don Juan lo aleja de satisfacer la pregunta de forma directa.

Al contrario, el ganador de 243 partidos en Grandes Ligas, encuentra placer en lograr su sueño, uno al que para su época muy pocos lo convertían en realidad y al día de hoy, un 5 por ciento alcanza jugar en ese nivel, sin que eso signifique que todos queden establecidos.

Formulada la pregunta, el primer inmortal dominicano de GL deja escapar una sonrisa, esa leve que lo marca donde quiera que va. “Lo importante de mi carrera es que duramos 16 años”, dice. El promedio es de 5.6 años, según University of Colorado at Boulder.

“Yo quería ser pelotero. El Señor me dio la fuerza para ver mi sueño hecho realidad. Lo logré y después que llegué allí, yo no quería ser pelotero, yo quería ser el mejor”, reflexiona. 

Los números están ahí. 52 blanqueadas, 244 juegos completos y una efectividad de 2.89.

“Vivo de casualidad”

Ocurrió en 1970. Marichal vivió una experiencia complicada, la más difícil de su laureada carrera. En la ocasión tuvo un problema de salud.

Al llegar al centro médico,  el doctor le pregunta si es alérgico a la penicilina. El lanzador tenía dudas de si alguna vez le habían inyectado ese antibiótico. “Yo creo que él cometió un error, porque debió haberme hecho la prueba”, dice Marichal.

No fue así. Se la aplicaron y le provocó una reacción adversa y así duró más de un mes en visita médica. Después de ahí, se le presentaron en las piernas unos “moratones que parecían tomates rojos”.

Estaba a día de comenzar la temporada y a una sugerencia visita otro médico. Es observado. El “trainer” le dice que ya le habían aplicado penicilina y parecía alérgico, en consecuencia vino otra dosis de penicilina. “Y según las reuniones que sostenían los médicos en el hospital, yo estoy vivo de milagro. Porque eso me pudo haber dado un shock”, que sería una disminución de oxígeno en su organismo.

No comenzó la temporada y alrededor de “junio” de ese año, se reintegró a sus Gigantes. 

 
Juan Marichal y John Roseboro

El “Dominican Dandy”, apodo que le dio un periodista en Estados Unidos nunca ganó un premio “Cy Young”, independientemente de que en la época se entregaba uno solo por ambas ligas y además entró al Salón de la Fama en 1983, algo tardío después de retirarse en 1975. Ambos hechos, los atribuye al incidente ocurrido el 22 de agosto de 1965 cuando golpeó con un bate al receptor John Roseboro. Aun cuando se ha teñido de colores opacos ese capítulo en la vida del exlanzador, recordó que ambos luego fueron grandes amigos. La amistad fue a tal punto, que cuando los Dodgers contrataron a Marichal, Roseboro pidió a los fanáticos que le dieran una buena recepción al dominicano. Roseboro falleció el 16 de agosto de 2002 y Marichal asistió al funeral de su amigo.

Amante del deporte en todas sus dimensiones. Confía en que la base del deporte debe de ser desde la escuela. Ha cubierto Juegos Panamericanos y Juegos Centroamericanos y del Caribe.