¿Con mis hijas no te metas? Julio se ensañó sangrientamente contra las niñas
En el trimestre hubo diez feminicidios y tres intentos frustrados.
Dos víctimas de feminicidio vicario, una de ellas violada. Otra violada y asesinada por un hombre de confianza de la familia. Una más raptada y violada. Hilary Reyes Taveras, catorce años. Aisla Channel Marte Paniagua, trece años. Willenni Dorivel Lorenzo Herrera, once años. La cuarta, once años, sobreviviente de la depredación sexual de un adulto que la secuestró cuando fue a la casa donde él residía con su pareja a ayudar en los quehaceres domésticos.
Casos que saltan a la prensa por uno o dos días solo si los medios descubren algún filón para el “like” o el “clickbait”. Con ellas, pobres o muy pobres, nadie se mete. Nadie reivindica ponerlas a salvo de las conspiraciones de una agenda diabólica empeñada en sexualizarlas. Sucede que quienes piden “no meterse” con sus hijos e hijas, no se enteran siquiera de sus nombres. Ellas no cuentan para la cruzada.
A Hilary la mató su padre para hacer sufrir a la mujer que lo había abandonado. Vivía en Juan de Herrera, un municipio de San Juan de la Maguana, provincia con 35.56 % de sus habitantes viviendo en la pobreza y un 4.1 % en pobreza extrema. En Juan de Herrera, el 14.6 % de las niñas y jóvenes con entre 12 y 19 años han estado embarazadas, según cifras de 2018.
Aisla Channel Marte Paniagua vivía en Villas Agrícolas, uno de los barrios de la Circunscripción 3 del Distrito Nacional cuya densidad poblacional es de 27,132.58 habitantes por kilómetro cuadrado, 4.78 veces más que en el Polígono Central, con 5,728.41 habitantes en el mismo espacio. No hay que hacer ficción. Los datos dicen que Villas Agrícolas tiene 3,486.98 pobres por kilómetro cuadrado, para un 43.66 % total de pobres. En la Circunscripción 1, los pobres suman 188.21 por kilómetro cuadrado y un 7.56% de hogares en esa condición. Ella vivía en el Callejón Obrero, un nombre que traduce sin equívocos es escenario de su tronchada existencia.
Willenni Dorivel Lorenzo Herrera pasó sus once años en Madre Vieja Norte, de San Cristóbal, donde el 35.8 % de los hogares es pobre. Cuando su mamá y su papá salían a trabajar, iba a casa de su abuela porque no tenía una “nana” que la cuidara. En las estadísticas sobre violencia de género en la provincia elaboradas por la Procuraduría General de la República, para enero-marzo de este año 2023, se documentan denuncias de 29 agresiones sexuales, 23 de violaciones sexuales, 13 de acoso sexual, 25 de “seducción” de menores; 16 de incesto y 2 de exhibicionismo. En ese ambiente, donde no llega el “con mis hijas no te metas”, crecía Willenni Dorivel.
La niña secuestrada y violada por un hombre 17 años mayor, vive en Quijá Quieta, Villa Altagracia. Fue a la casa de su violador a hacer quehaceres domésticos porque a esa edad los niños y niñas como ella no van los fines de semana a los resorts. Quijá Quieta no aparece fácilmente en las estadísticas, pero sí el municipio del que forma parte. El lector acucioso puede enterarse de que, en lugar de aumentar, en Villa Altagracia la matriculación escolar descendió entre el 2015 y el 2019, y de que el 30.2 % de los “hogares” está cerca de focos de peligro.
Julio fue cruel, pero también revelador. La violencia de género y sexual contra las niñas, adolescentes y mujeres es parte de una cultura que reclama ser cambiada de raíz, incluidos sus sesgos socioeconómicos. Las vidas de las pobres importan, y por eso hay que “meterse” con ellas.
- Ella se llamaba Hilary Reyes Taveras
Tenía 14 años. La mató su padre de un balazo en la cabeza en un feminicidio vicario. La madre de la víctima y esposa del feminicida abandonó el país huyendo de la violencia que sufría. Durante su última visita, que coincidió con el Día de las Madres, salvó su vida por la intercesión de uno de sus hermanos. Sin embargo, dijo siempre que él no consumaría su amenaza, la que consideró “cosa de borracho”. La noche antes de matar a su hija, el feminicida llamó por teléfono a un cuñado residente en España para decirle lo que pensaba hacer, y este le aconsejó “tranquilizarse” y le prometió devolverle la llamada más tarde. El femicida vicario se suicidó. Ocurrió el 2 de julio en el municipio Juan de Herrera, provincia San Juan de la Maguana.
- Ella se llamaba Willenni Dorivel Lorenzo Herrera
Tenía 11 años. Quería ser azafata. La violó y luego la mato un hombre amigo de la familia. De acuerdo con la versión de parientes de la niña fue a la casa de su abuela y, al encontrarla dormida, se comunicó con el feminicida, quien vivía cerca. Este le propuso que fuera a su casa, a lo que ella accedió. Se supo después que el femicida había acosado a una amiguita de su víctima, de 13 años, a la que llegó a enviarle fotos de su pene. También que frecuentemente le hacía pequeños regalos a Willenni, entre ellos un celular. Tras 13 días desaparecida, durante los cuales sus padres hicieron varias denuncias públicas, su cuerpito en estado de descomposición fue encontrado el 3 de agosto dentro de una funda en una zona cercana a la autopista 6 de Noviembre. Ocurrió el 20 de julio en Madre Vieja al Norte, en San Cristóbal.
- Ella se llamaba Rosmelissa de la Rosa Contreras
Tenía 21 años. Estudiaba Medicina. La mató a puñaladas su expareja, contra quien había presentado una denuncia por maltrato y amenaza de muerte a ella y a su madre. Creyendo que la protegería, la madre de la víctima le pidió irse a vivir a su casa, lo que aceptó. El mismo día de la mudanza, y mientras la madre se encontraba en el baño, el feminicida entró a la casa y cumplió su amenaza. Horas después, fue encontrado ahorcado. Ocurrió el 27 de agosto en Yamasá, Monte Plata.
- Ella se llamaba Genara Rodríguez Disla
Tenía 28 años. La mató de catorce puñaladas su pareja y padre de sus dos hijas, de quien se había separado una semana antes. El feminicida regresó a la casa con el pretexto de buscar unos documentos, y aprovechó para matarla. Al parecer, la joven agonizó durante un tiempo en el balcón del apartamento donde vivían ambos. Los vecinos, percatados de lo que ocurría, llamaron al 911, pero este servicio no llegó sino unas horas después. El feminicida se suicidó. Ocurrió el 11 de septiembre en el Ensanche Isabelita, Santo Domingo Oeste.
- Ella se llamaba Yenny de Paula
Tenía 23 años. La golpeó brutalmente en la cabeza y le dio numerosas mordidas su pareja, a quien había dicho que no quería continuar la relación iniciada once meses atrás. El feminicidio ocurrió frente a una hija de ella, de tres años, quien advirtió a la abuela de lo ocurrido. Otra niña de siete años queda huérfana. El el feminicida trató de justificar su crimen acusando a su víctima de haberle agredido porque “no quería que me fuera”. Poco después agrega: “Yo estaba recogiendo mis cosas porque me iba… ella decidió que no quería estar conmigo”. Yenny murió una semana después por la gravedad de las heridas. Ocurrió el 25 de septiembre en Yamasá, provincia Monte Plata.
Crisneily Altagracia Martínez, de 24 años, se encontraba en su trabajo cuando su expareja se apersonó para quitarle la vida, haciéndole varios disparos. Creyendo haber logrado su propósito, se suicidó de un disparo en la cabeza. Su padre admitió que el frustrado feminicida tenía un carácter violento y que la relación con Martínez era “conflictiva y tóxica”. Ocurrió el 15 de julio en Los Alcarrizos, Santo Domingo Oeste.
Nora del Carmen Espinosa Féliz, de 46 años, recibió varios disparos y puñaladas de su pareja, un capitan retirado de la Policía, cuando presuntamente discutían en una habitación de la casa común. El frustrado feminicida se suicidó. La pareja había procreado dos hijas. Ocurrió el 24 de julio en Santo Domingo.
Odalia Quezada, de 43 años, recibió tres disparos de su pareja. Pensando que estaba muerta, el frustrado feminicida se suicidó. Ocurrió el 6 de septiembre en San Pedro de Macorís.
Tiene 11 años. Fue a la casa de su violador a ayudar a la pareja de este con los quehaceres domésticos, y no regresó con su familia. Cuando la madre reclamó el paradero de su hija, el violador le “informó”, en llamada telefónica, que se había “casado” con la menor. La pareja del delincuente respondió las acusaciones de complicidad afirmando que este la había “dejado” por la víctima. La niña fue rescatada por la Policía en la casa materna del violador. No consta que el delincuente haya sido apresado. El secuestro ocurrió el 16 de julio y el rescate, el 13 de agosto.
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