Las redes, feminicidas vicarias
En el océano inabarcable de las opiniones vertidas, los indignados circunstanciales quedan siempre en desventaja frente a quienes se arrogan el papel de jueces inmisericordes, no del feminicida sino de su víctima
Entre el 12 de enero, fecha en que se reporta el primer feminicidio del año, y el 31 de marzo que cierra el trimestre, en el país se consumaron 18 feminicidios y se frustraron seis intentos. De las mujeres muertas, tres lo fueron a golpes, ocho a puñaladas, cinco a balazos, una por ahorcamiento y una desangrada.
Entre las 18 están Ross Angeli Peña Padilla, de un año y seis meses, primero violada y luego golpeada hasta la muerte por la pareja de su madre, y Faviola Pol, de diez años, asesinada junto a su madre por la expareja de esta.
Pero hay casos que se convierten en mediáticos por azar de las redes sociales. En el océano inabarcable de las opiniones vertidas, los indignados circunstanciales quedan siempre en desventaja frente a quienes se arrogan el papel de jueces inmisericordes, no del feminicida sino de su víctima. Ambos grupos representan la parte más canalla de la sociedad dominicana: los fariseos dispuestos siempre a rasgarse las vestiduras en los casos de feminicidios que dan likes, y los que buscan justificar el feminicidio reptando en la sentina de sus prejuicios.
Mediático fue el caso de Esmeralda Richiez, de 16 años, muerta desangrada a causa de una violación al extremo violenta de su profesor, según la conclusión del Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif). Bella adolescente que aspiraba a modelo, su vida fue pasto de los comentarios más soeces y las especulaciones más indignas. Las fotos que publicaba en sus redes fueron reproducidas al infinito como testigo de cargo contra su candidez de niña.
Sobre las otras 17 mujeres, el silencio fue total, y se entiende: según la última encuesta Gallup para RCC Media, solo el 1.8% de la población incluye la violencia de género y el feminicidio entre los principales problemas del país. Mientras, el Ministerio de Educación, que debería ser actor principal en el cambio de la cultura y la mentalidad sexistas, se desentiende de su responsabilidad con un “razonamiento” del ministro Ángel Hernández que recibió la crítica de escasísimos opinólogos: “Política de género? (sic) Si se refiere a que los niños/as (sic) tengan las mismas oportunidades de recibir una educación de calidad, ser formados para una profesión en igualdad de condiciones y salarios y sin discriminación por el sexo, el MINERD cumple con todos los principios, cierto? (sic)”.
- Ellas se llamaban Marimel Pol (María) y Faviola Pol.
Tenían 40 y 10 años. Eran madre e hija. Las mató a puñaladas y golpes la expareja de la mujer, de quien se había separado un mes antes. El feminicida trasladó los cadáveres a una casa en construcción cercana al lugar del crimen. Al ser apresado, el feminicida alegó como justificación la supuesta infidelidad de su víctima. El doble feminicidio fue cometido en presencia de un niño menor de edad. Ocurrió el 13 de enero en el sector El Almirante, Santo Domingo Este.
- Ella se llamaba Jaraly Romero Guerrero.
Tenía 18 años. La mató a balazos su pareja, con quien apenas tenía un mes conviviendo. El feminicidio deja huérfano a un niño de diez meses de edad. Descrito como un hombre taciturno por los familiares de la víctima, el feminicida la había amenazado de muerte una semana antes. En la ocasión, la madre de ella le aconsejó cuidarse porque la amenaza podía ser consumada. “Ten en cuenta que ese hombre te puede matar”, le dijo. Ocurrió el 28 de enero en Loma de Castañuelas, Monte Cristi.
- Ella se llamaba Ámbar Morelia Núñez.
Tenía 27 años. La mató a balazos su expareja, padre de sus cuatro hijos, a quien se unió cuando apenas tenía 12 años. Tras cometer el feminicidio, el hombre dejó abandonado el cuerpo de su víctima en la emergencia de un hospital. Luego alegaría que la muerte de Ámbar se produjo durante un atraco sufrido por ambos. Según la madre de la víctima, el feminicida, quien la había amenazado con matarla, pidió a su víctima trasladarse desde Santo Domingo Este a Arenoso para entregarle la manutención de los hijos. Ocurrió el 31 de enero en Arenoso, San Francisco de Macorís.
- Ella se llamaba Miguelina Esther Rodríguez Sánchez.
Tenía 38 años. La mató a puñaladas su expareja, de quien tenía más de tres años separada. Cinco niños, hijos e hijas de la víctima, quedan huérfanos, y viudo el hombre con el que tenía una relación estable. Antes de morir, la víctima fue salvajemente torturada. Su cadáver, encontrado en unos matorrales, tenía las manos amarradas con alambre, y estaba amordazado. Tras cometer el crimen, el feminicida llamó varias veces al esposo y a una hermana de su víctima para narrarles lo que había hecho. Antes de ser apresado, se suicidó. Ocurrió el 3 de febrero en Nigua, San Cristóbal.
- Ella se llamaba Nicelis Mejía.
enía 28 años. La mató de un disparo en la cabeza su pareja. Versiones del hecho indican que la víctima se encontraba departiendo con amigos en una fiesta, cuando el feminicida se presentó al lugar. Poco después, y sin mediar palabras, le disparó. «Esto es la crónica de una muerte anunciada. A ella le decían que lo dejara y no lo hizo», relató un testigo. El feminicida era conocido por su violencia. Tras matar a su pareja, el feminicida se suicidó. Ocurrió el 6 de febrero en San José de Ocoa.
- Ella se llamaba Esmeralda Richiez.
Tenía 16 años. Soñaba con ser modelo. Murió desangrada como consecuencia, según el informe forense, de una “actividad sexual violenta” a la que la habría sometido su profesor. Casado y con tres hijos, uno de la edad de su víctima, el feminicida era persona de confianza de la familia de su víctima. En esa condición, pasó a buscar a la jovencita por su casa para “dar un paseo”, en compañía de otro adulto y dos adolescentes más. Ocurrió el 13 de febrero en Vista Alegre, provincia La Altagracia.
- Ella se llamaba Yaneris Argentina Rojas.
Tenía 40 años. La mató a puñaladas su expareja en el momento en que salía de su casa. La víctima se había separado del feminicida a causa de su carácter violento, pero este no dejó nunca de acosarla. Lo había denunciado en tres ocasiones por violencia de género. Antes de matarla, el feminicida la arrastró por el pelo frente a la mirada impasible de muchos testigos. Ocurrió el 21 de febrero el sector La Palmita, en Bonagua, Moca, provincia Espaillat.
- Ella se llamaba Luz Clarita Soriano Berroa.
Tenía 21 años. La ahorcó con un cordón su pareja, quien antes la torturó: le fracturó a golpes la mandíbula, la hizo beber un veneno que ella logró vomitar y la obligó a llamar a su padre para decirle que pensaba suicidarse y pedirle, entre llantos, que cuidara de su hijita. “Nunca pensé en la vida que esta persona, a la cual yo le doné mi propia sangre, le iba a quitar la vida a mi hija. Él la masacró…”, confesó el padre. La víctima se había trasladado a la capital desde Hato Mayor para cuidar de su feminicida, recién accidentado. El feminicida se suicidó. Ocurrió el 4 de marzo en Los Frailes II, Santo Domingo Este.
- Ella se llamaba Reiny Massiel Camilo Abreu.
Tenía 26 años. La mató de una herida en la yugular su pareja. Una vecina que acudió al oír que la víctima la llamaba desesperada, resultó con heridas en un brazo cuando intentó evitar el feminicidio. Se queja de que pidió inútilmente a numerosas personas que la ayudaran a llevar a la mujer moribunda al hospital. Solo varios minutos después un vehículo se detuvo y le prestó ayuda. Ocurrió el 6 de marzo en Gaspar Hernández, provincia Espaillat.
- Ninoska González
Fue apuñalada por su pareja quien, convencido de haberla matado, se suicidó. Ocurrió el 29 de enero en Luperón, Puerto Plata.
- Andreily Rafaelina Blanco Estévez
De 28 años, fue herida de bala en la cabeza por su pareja. Se desconocen las consecuencias de este intento de feminicidio. Ocurrió el 20 de febrero en Mao, Valverde.
- Erika Alexandra Peña
De 23 años, fue apuñalada en la vagina por su pareja en presencia de su hija de tres años. Ocurrió el 31 de marzo en el barrio Los Cocos, del kilómetro 28 de la autopista Duarte.
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