Miguel Vargas: Gobierno debe evitar la histeria y angustia en la población con impasse con Haití

Expresó que la postura de las autoridades debe ser de firmeza en la defensa de los intereses nacionales

Miguel Vargas Maldonado, presidente del PRD. (Fuente externa)

El excanciller la de República y candidato presidencial de la República Dominicana, Miguel Vargas Maldonado, consideró este domingo que el Gobierno debe evitar la histeria y angustia con el manejo de la situación tras el impasse con Haití por la construcción del canal en el río Masacre.

En un comunicado, Vargas Maldonado lamenta que “hayamos tomado el camino de la innecesaria y peligrosa confrontación bilateral”, cuando las autoridades haitianas y dominicanas deben buscar una solución basada en el diálogo. 

A continuación, el comunicado íntegro del presidente del PRM.

¡Pueblo Dominicano!

“Como se percibe en el seno de toda la sociedad, nos sentimos sobrecogidos y profundamente preocupados por los niveles de crispación e incertidumbre que vienen generando los eventos en torno al legítimo rechazo del gobierno dominicano a la desafortunada decisión unilateral de sectores haitianos de construir un canal mediante una toma del río Masacre. 

Ante estas circunstancias, creemos del todo saludable que el liderazgo nacional en todos sus planos asuma una postura de reflexión crítica y propositiva que sirva de estímulo e impulso a la búsqueda de la solución a este innecesario y nocivo impasse que afecta y atormenta a dominicanos y haitianos, y que podría degenerar en hechos de dolorosas consecuencias para ambos pueblos.

No deja de sorprendernos que con un histórico que suponemos conocidos cabalmente por las autoridades haitianas y dominicanas, con acuerdos firmados en los que se trazan pautas para el aprovechamiento de los recursos hídricos, como vías para el tratamiento de controversias como la que nos ocupa, hayamos tomado el camino de la innecesaria y peligrosa confrontación bilateral. 

Extrañamos y lamentamos que esas autoridades no se hayan remitido al Tratado de Paz, Amistad y Arbitraje firmado por la República Dominicana y Haití el 20 de febrero del 1929 que dota a ambas naciones de recursos para la búsqueda de solución por la vía diplomática a conflictos como el presente.     

No se concibe que el gobierno haitiano haya permitido la continuación de la obra de toma como acaba de reconocer apoyando el túnel tras haberlo negado, pero tampoco la respuesta altisonante y extrema del gobierno dominicano, cuando ambos mandatarios conocen y postularon por la Declaración Conjunta del 27 de mayo del 2021, en la que se asume el diálogo con la creación de la Mesa Hídrica, bajo la coordinación de la Comisión Mixta Bilateral para dar seguimiento justamente al tema del Masacre y demás recursos hídricos compartidos.

Conocemos de las presiones y manipulaciones que asoman en momentos como estos por parte de sectores que procuran sacar provecho para fines que nada tienen que ver con la integridad de ambos pueblos.

De ahí nuestro llamado a las autoridades haitianas a constituirse en parte de la solución con la búsqueda de vías de entendimiento con quienes, en Haití, también legítimamente, procuran agua a la que muy bien pueden tener acceso mediante otras alternativas concertadas a través del diálogo y la concertación con sus vecinos dominicanos. 

De igual modo, creemos que el gobierno dominicano debe evitar llevar al ánimo de la población histeria y angustia con el manejo de una situación que se ha tornado tan riesgosa y de elevado peligro para el país.            

Sugerimos dejar a un lado el discurso militarista y de confrontación, como la inocultable intención de aprovechar una situación de extrema gravedad para un ejercicio irresponsable de laborantismo electoral. 

Ya tomadas las decisiones consideradas necesarias por el Ejecutivo de cerrar la frontera por aire, mar y tierra, con todo lo que eso implica en materia de impacto comercial, social, mantenimiento de la estabilidad macroeconómica, junto al componente geopolítico, lo que aconseja el buen juicio es dotar al país de la capacidad de respuesta ante una eventual campaña internacional de descrédito a la que nos tiene acostumbrados el lobismo haitiano con apoyo a gran escala en diferentes estamentos de la comunidad internacional.

La postura de las autoridades debe ser de firmeza en la defensa de los intereses nacionales y muestras de vocación dialogante y concertadora.

Volvamos a reclamar la participación activa de las grandes potencias a favor de soluciones concretas y fiables a la gravísima crisis haitiana que lamentablemente desmejora con esta situación que nos envuelve.

La continuación del diálogo al más alto nivel entre nuestras naciones, con el arbitraje de Naciones Unidas y la OEA, y manteniéndonos en actitud vigilante sin tocar extremos, es lo que reclama la convivencia y buena vecindad entre nuestros pueblos.

 

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