Unesco desata debate global sobre uso de la tecnología digital en las aulas

Plantea que dispositivos, como los teléfonos móviles, han entorpecido la educación en todos los niveles

El celular está considerado como un elemento distractor que altera la capacidad de concentración. (Fuente externa)

La Unesco aconsejó ayer a los gobiernos a reevaluar la presencia de las tecnologías digitales en las aulas, tales como los teléfonos móviles, a las cuales señala como potenciales entorpecedores del proceso educativo en los estudiantes.

La Unesco, el organismo rector de la educación, la ciencia y la cultura de las Naciones Unidas, publicó en Uruguay el reporte “Tecnología en la educación: ¿Una herramienta en los términos de quién?”, un extenso documento de 435 páginas que promete provocar muchas discusiones entre los estrategas educativos en el mundo.  

El uso de teléfonos inteligentes en las escuelas es polémicoInforme Global de Monitoreo de la EducaciónUnesco, 2023

“El uso de tecnología en las aulas y en el hogar por parte del alumnado puede provocar distracciones y, por consiguiente, entorpecer el aprendizaje. Un metaanálisis de estudios sobre el uso de teléfonos móviles por parte de estudiantes y su impacto en los resultados educativos, que abarcaba alumnado desde preprimaria hasta educación superior de catorce países, mostró un pequeño efecto negativo y otro mayor a nivel universitario… Los estudios sugieren una relación negativa entre el uso de las tecnologías digitales y los resultados académicos de los estudiantes una vez que se supera un umbral de uso moderado”, sostiene el documento.

“La percepción de los docentes es que el uso de tabletas y teléfonos dificulta la gestión del aula. Más de uno de cada tres docentes de siete países participantes en el estudio de 2018 estaba de acuerdo con que el uso de las tecnologías digitales en las aulas distraía a los estudiantes. El aprendizaje en línea se basa en la capacidad del alumnado para autocontrolarse y puede aumentar el riesgo de que los estudiantes con malos resultados académicos y los más jóvenes pierdan el interés”, agrega.

¿Prohibirlos o no?

El reporte no es conclusivo sobre si prohibir los móviles o no, pero se inclina a que sean restringidos en aquellos países donde no hay leyes claras sobre protección de datos, acoso en línea o planes educativos concretos para su uso, los cuales deben incluir preparación a los docentes. “El tiempo que los niños pasan frente a la pantalla ha aumentado. Según una encuesta realizada entre padres de niños de 3 a 8 años de Australia, China, los Estados Unidos, Italia y Suecia, acerca del tiempo que pasaban estos últimos frente a la pantalla, dicha exposición aumentó en 50 minutos durante la pandemia, tanto con fines educativos como por ocio. Este incremento de tiempo frente a la pantalla puede afectar negativamente al autocontrol y a la estabilidad emocional, y aumentar la ansiedad y la depresión”, indica.

“Pocos países cuentan con una reglamentación estricta en este sentido. En China, el Ministerio de Educación limitó el uso de dispositivos digitales como herramientas educativas a un 30 % del tiempo de enseñanza global. Menos de uno de cada cuatro países cuenta con leyes que prohíban el uso de teléfonos inteligentes en las escuelas. Italia y los Estados Unidos han prohibido el uso de determinadas herramientas y redes sociales en estos centros. El ciberacoso y el abuso en línea rara vez se definen como delitos, pero pueden entrar en el ámbito de leyes vigentes, como la legislación sobre acoso en línea de Australia o sobre acoso sexual de Indonesia”, añade.

Indica que las tecnologías digitales pueden “tener un efecto perjudicial si se utilizan de manera inapropiada o excesiva. Los datos de evaluaciones internacionales a gran escala, como los que ofrece el Programa para la Evaluación Internacional de Alumnos, sugieren una relación negativa entre un uso excesivo de las TIC y los resultados académicos de los estudiantes. En catorce países, se ha concluido que el mero hecho de estar cerca de un dispositivo móvil distrae a los estudiantes y tiene un efecto negativo en el aprendizaje. Sin embargo, menos de una cuarta parte ha prohibido el uso de teléfonos inteligentes en las escuelas”.

Uso complementario

La Unesco establece que “no existen muchas pruebas sólidas sobre el valor añadido de la tecnología digital en la educación” y sostiene que muchos de los datos existentes provienen de empresas que intentan vender este tipo de tecnologías. Llama a los gobiernos a reestructurar sus estrategias y devolver el control del aula al maestro y quitarle el protagonismo a las tecnologías, que deben ser vistas como un complemento.

“Al contemplar la adopción de tecnología digital, los sistemas educativos deben garantizar en todo momento que el interés superior de los estudiantes constituya el núcleo de un marco basado en los derechos. La prioridad deben ser los resultados del aprendizaje, no el aporte tecnológico. A fin de mejorar el aprendizaje, la tecnología digital no debe sustituir la interacción cara a cara con los docentes, sino complementarla”, manifiesta.

“El celular hace que se olviden elementos”

Jeanelfred Beltré, psicóloga y presidenta de la Fundación Ciadif, explicó que el uso de la tecnología, especialmente en niños menores de seis años, limita la capacidad de crear y el efecto de la dopamina los hace querer cada vez más tiempo de pantalla, por lo que los teléfonos deberían ser eliminados del entorno escolar.

“El celular hace que se olviden totalmente de los elementos que hay en la clase, principalmente, aquellos estudiantes que presentan dificultades en el aprendizaje, señaló la terapeuta.

Beltré indica que el uso de pantallas de forma recurrente afecta al sueño, la concentración, vuelve al niño ocioso, pudiendo desarrollar obesidad y poca socialización. Propone un límite diario de dos horas de tiempo de pantalla.

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