Bayahíbe a toda velocidad: navíos no acatan las leyes
Desde 2022 existe una normativa que regula la rapidez de las embarcaciones
Por diferentes vías, Diario Libre ha recibido en los últimos meses denuncias sobre la falta de supervisión de las autoridades en la zona entre Bayahíbe y la isla Saona, con respecto a la velocidad en que navegan las embarcaciones en esta zona turística.
El fin de semana, este medio pudo constatar que botes de diferentes tipos, navegan a alta velocidad en una zona que se reguló, para evitar accidentes, proteger a buzos y la vida marina como los manatíes.
A pesar de que en febrero de 2021 se instalaron balizas para marcar una zona de baja velocidad y puntos de buceo, la regulación no se cumplió y generó un conflicto con los toursoperadores, que mueven miles de turistas al mes entre Bayahíbe y la isla Saona dinamizando la economía de la zona.
La instalación y mantenimiento de las balizas correspondió al proyecto de Adaptación Basada en Ecosistemas financiado por el Caribbean Biodiversity Fund, proyecto ejecutado por la Fundación Reddom, Cebse y Fundemar.
Estos trabajos fueron realizados en coordinación con la Armada Dominicana, el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales y el Clúster Turístico de La Romana, con el apoyo del Servicio Nacional de Protección Ambiental (Senpa), Auxiliares Navales y U.R.S.A.
La regulación
El 7 de abril de 2021 la Armada Dominicana emitió la resolución No. CP-001-2021 que impuso una velocidad máxima de 12 nudos para uso de la parte interna del canal de navegación, que comprendió una franja entre la línea de boyas y la línea costera, desde Bayahíbe a la isla Saona.
Un capitán de bote explicó a Diario Libre que la regulación implica varios problemas. Uno de ellos es que navegar por afuera de la zona de baja velocidad es incómodo porque el oleaje aumenta. Y otro problema es que, al entrar en la zona de baja velocidad, 12 nudos, implica que cubrir un tramo que puede tomar regularmente de 30 a 45 minutos puede tomar cerca de dos horas, lo que complica la operación para el touroperador.
Se cansaron de reportar
El 25 de abril de 2022, a pocas semanas de emitida la resolución, una mujer murió ahogada al voltearse una embarcación con 33 turistas que se dirigían a isla Saona.
Medio Ambiente explicó, entonces, que estaba regulando las lanchas y las velocidades en la Saona, Catalina y Bayahíbe.
En el 2021 los centros de buceo de Bayahíbe-Dominicus reportaron 381 incidentes de alta velocidad, de los cuales, en cerca de veinte, buzos o nadadores casi fueron heridos. La resolución impuso que las embarcaciones debían reducir a cinco nudos la velocidad en las zonas de buceo y snorkel.
Según los expertos en buceo, la normativa internacional estipula que las embarcaciones deben navegar a no menos de 100 metros de los puntos de buceo.
Tras reportes de instituciones y centros de buceo, estos explicaron a Diario Libre que no se aplicó la normativa, a pesar de que la resolución es clara en que la violación implica sanciones sobre la embarcación, capitán y/o los propietarios.
En 2022 los centros de buceo dejaron de reportar incidentes de alta velocidad, al no ver acciones concretas por parte de las autoridades, comentaron a Diario Libre.
Varios accidentes en doce meses
En un año se han reportado diferentes accidentes en la zona, algunos mortales relacionados a la velocidad de navegación.
El más reciente sucedió la semana pasada, cuando una adolescente de origen peruano murió trágicamente al ser impactada por un bote a alta velocidad en la isla Saona, cuando la menor nadó hasta la franja marítima donde circulan los botes, según versiones recogidas en el lugar.
En enero se reportó la muerte de una ciudadana estadounidense en playa Palmilla, a raíz de la acción de un niño de aproximadamente 2-3 años de edad que se encontraba a bordo del bote junto a su nana (cuidadora), mientras los padres del menor se encontraban dentro del agua compartiendo junto a las otras personas.
Las balizas para marcar la zona de baja velocidad se reinstalaron tres veces entre el 2021 y 2022, luego que sufrieran daños por los botes y el oleaje.
Una fuente comentó a Diario Libre que las pocas balizas que quedaban fueron retiradas a finales del año pasado ya que no era respetada la normativa.
En la actualidad, según informó una fuerte a Diario Libre, se han dejado solo las balizas que marcan los puntos de buceo y sirven para amarrar los botes, evitando el anclaje en el fondo que puede causar daños en el arrecife.
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