Reporte ONU: 'Brutalidad extrema' en la guerra en Etiopía
GINEBRA (AP) — La guerra del último año en Etiopía se ha visto marcada por una “brutalidad extrema”, afirmó el miércoles la jefa de derechos humanos de Naciones Unidas. Un reporte conjunto sobre las supuestas atrocidades atribuyó abusos a los dos bandos y evitó pronunciarse sobre quién tenía más responsabilidad.
La investigación se vio obstaculizada por la intimidación y restricciones de las autoridades, y los expertos no visitaron algunos de los lugares más afectados por el conflicto.
El reporte, una colaboración poco habitual de la oficina de derechos humanos de Naciones Unidas con la Comisión Etíope de Derechos Humanos, creada por el gobierno, se publicó un día antes de que se cumpliera un año de guerra en el segundo país más poblado de África. La nación comenzaba un nuevo estado de emergencia y las fuerzas de la región de Tigray amenazaban la capital.
Naciones Unidas dijo a The Associated Press que la colaboración había sido necesaria para que su equipo tuviera acceso a una afectada región que las autoridades etíopes habían aislado en su mayor parte de periodistas, grupos de derechos y otros observadores externos.
El conflicto en la región etíope de Tigray ha dejado miles de muertos desde que el gobierno del primer ministro Abiy Ahmed, premio Nobel de la Paz, permitió a soldados de la vecina Eritrea invadir Tigray y sumarse a las fuerzas etíopes para combatir a las fuerzas de la región, que dominaron durante años el gobierno nacional antes de que Abiy tomara el poder. Desde entonces, personas de etnia tigray han denunciado detenciones arbitrarias, mientras que los civiles en Tigray han descrito violaciones en grupo, hambruna y expulsiones masivas.
“En el oeste de Tigray era evidente que la población local había abandonado la mayoría de las zonas, ya que era difícil encontrar a gente de Tigray para entrevistar”, señaló el nuevo reporte.
La investigación conjunta cubría los sucesos hasta finales de junio, cuando las fuerzas de Tigray recuperaron el control sobre buena parte de la región, pero los investigadores no habían visitado algunos de los lugares con más muertos de la guerra, como la ciudad de Axum, por motivos de seguridad y otros obstáculos. En especial, el reporte mencionó entre esos obstáculos al hecho de que el gobierno etíope no había entregado los teléfonos por satélite conseguidos para la pesquisa.
El informe indicó que todos los bandos, incluidas fuerzas de la región vecina de Amhara que han reclamado el oeste de Tigray, han cometido abusos que podrían equivaler crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra. El documento aporta pocas novedades y confirma en general los abusos descritos por testigos durante la guerra. Pero da poca sensación de escala, señalando sólo que las más de 1.300 violaciones reportadas a las autoridades están probablemente muy por debajo de la cifra real.
Entre otras cosas, la pesquisa determinó que varios campamentos militares etíopes se utilizaron para torturar a combatientes de Tigray o civiles sospechosos de apoyarles. Otros fueron detenidos en “lugares secretos” y campamentos militares en todo el país, con detenciones arbitrarias en muchos casos. Las fuerzas de Tigray detuvieron a civiles de etnia amhara en el oeste de Tigray en los primeros días de la guerra como sospechosos de respaldar al Ejército, y en algunos casos los torturaron.
“El conflicto de Tigray se ha visto marcado por una brutalidad extrema. La gravedad y seriedad de las violaciones y abusos que hemos documentado subrayan la necesidad de que los responsables en todos los bandos rindan cuentas”, afirmó Michelle Bachelet, alta comisionada de Naciones Unidas para derechos humanos.
Y sin embargo, el reporte dio pocos indicios de que los soldados eritreos fueran responsables de muchas de las atrocidades, como afirmaron los testigos desde los primeros días de la guerra. Hasta marzo, el primer ministro de Etiopía negaba siquiera que estuvieran en el país.
“Algunas de las violaciones absolutamente peores fueron cometidas por fuerzas de defensa de Eritrea”, afirmó el martes el enviado de Estados Unidos al Cuerno de África, Jeffrey Feltman.
El gobierno etíope impuso un bloqueo a la región desde que las fuerzas de Tigray retomaron el territorio en junio y cortó casi todo el acceso a productos comerciales y ayuda humanitaria. Eso llegó tras saqueos masivos y una campaña de destrucción de alimentos y cosechas en toda la región que “ha tenido un grave impacto socioeconómico sobre la población civil”, indicó el reporte. Además, algunos campamentos para desplazados que huyeron de la guerra no recibieron raciones de comida durante meses.
Y sin embargo, la investigación conjunta “no pudo confirmar una negación deliberada o voluntaria de la ayuda humanitaria a la población civil en Tigray o el empleo del hambre como arma de guerra”. El documento pedía más investigación.
El nuevo informe, basado en más de 260 entrevistas con víctimas y testigos, dijo no haber recibido respuesta del gobierno eritreo o de las autoridades regionales en Amhara, mientras que las fuerzas de Tigray expresaron su oposición a que la Comisión Etíope de Derechos Humanos participara en el proyecto. El reporte admitió que la presencia de miembros de la comisión afectó en ocasiones a las entrevistas.
El gobierno etíope debería “considerar” establecer un tribunal para asegurar que se dirimen responsabilidades, indicó el informe, y la comunidad internacional debería “apoyar” al gobierno para restaurar la estabilidad.
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Cara Anna informó desde Nairobi, Kenia.
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