La primera gran portada, abril de 1905

Luis Villarejo Madrid, 25 abr (EFE).- Nuevo Mundo. Periódico ilustrado. Así se llamaba. El semanario de mayor circulación, según su cabecera. Veinte céntimos. 27 de abril de 1905. Se cumplen 115 años. Es una de las primeras portadas de fútbol y del embrión del Real Madrid, entonces Madrid Football Club.

El futbolista no era el importante. El pie de foto así lo demuestra. Jugador de Foot-Ball, reza el texto. Sin más. No hay nombres propios. La noticia de la revista es que la gente comienza a jugar al fútbol en la cuidad de Madrid. Por fin una publicación en España comienza a exhibir fotografías.

El Madrid Football Club acababa de ganar su primer título. Con los señores Lizárraga, Alvarez, Alcalde, Bisbal, Berraondo, Normand, Parages, Prats, Alonso, Revuelto y Yarza. Primera Copa de España, al Athletic Club. Pero en la portada el protagonista es el origen del Madrid Foot-Ball Club.

Es la que ilustra la semilla del Real Madrid en los libros de historia. Un período donde su capitán, José Angel Berraondo suele ser imagen de archivo. Nuevo Mundo fue fundada en 1894 por José del Perojo, que fue colaborador asiduo de la “La Ilustración española y americana”. Pronto alcanzó una tirada de 5.000 ejemplares que aumentó sin parar y alcanzó una cifra récord de 266.000 ejemplares en 1909. Un reportaje fotográfico sobre la acción militar del Barranco del Lobo tuvo la culpa.

En la síntesis que resume la hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España, se afirma que el semanario representa, junto a “Blanco y negro” o “La Esfera”, un nuevo tipo de revista de actualidad que recurre a medios como los reporteros gráficos, de mayor impacto que los grabados utilizados anteriormente. Persigue el entretenimiento frente al contenido más erudito de las numerosas “ilustraciones”.

Entre sus colaboradores se cuentan Unamuno y Maeztu. A la muerte de Perojo, su colaborador Mariano Zavala levantará “Mundo gráfico”, que terminará por comprar “Nuevo mundo” en 1913.

La imagen retrata al futbolista vestido de blanco. En honor al Corinthian Football Club de Londres, lució el Madrid ya ese color para siempre. Pantalón ajustado largo, veinte centímetros por encima del tobillo. El reglamento de la Sociedad Madrid Footbal Club de 1902, en su artículo 18, advertía del traje oficial.

“El uniforme reglamentario será para los partidos ordinarios pantalón oscuro, corto y recto, blusa blanca y medias oscuras; y para los partidos extraordinarios será pantalón y blusa blancos, medias negras con vueltas y cinturón con los colores nacionales, completando este uniforme un casquete azul oscuro”.

A Juan Gutiérrez le llama la atención “que en la descripción de la equipación no se utiliza aún la palabra camiseta; se usaba blusa”. Gutiérrez es el responsable de la colección de moda contemporánea del Museo del Traje en Madrid.

Y añade: “En contextos deportivos se usaba mucho el punto de lana porque se difundió mucho en aquella época la idea de que la lana era un material muy apto para el deporte. Algo que ahora parece es una locura”.

Ricardo Zamora, desde sus inicios en los años 20, lució sus conocidos jerséis de lana.

“Se ve en esta portada de 1905 una equipación bastante moderna. Estaban prefigurando lo que iba a ser la equipación deportiva, aunque los materiales eran muy poco prácticos. Ya había una industria de confección en esa época, pero los detalles se harían en talleres, y modistas y costureras bordarían a mano los escudos. El deporte siempre usó mucho el punto, de tricotosa, en ese período”, subraya a Efe el experto del Museo del Traje.

Gutiérrez pondera la evolución del algodón en la historia del fútbol. Y Enrique Ramón, Doctor cum laude en Periodismo por la Universidad Complutense, con una tesis sobre la evolución de los deportistas en España, afirma en una conversación sobre la transformación de las camisetas de algodón y su explosión en la década de 1960, que “evidentemente no tenían la calidad de hoy”.

Y revela un relato desconocido: El día que Diego Forlán siendo un crío de diez años, entró en el vestidor de su padre, el también exfutbolista de Peñarol y São Paulo Pablo Forlán. Se encontró Diego una camiseta de Pelé, del Santos. Forlán Jr se quedó con los ojos como platos al verla. Se la puso y se rompió. Una trastada de niño. Salió corriendo de la habitación.

El algodón era otro bien distinto al del siglo XXI. Y apostilla, en el debate sobre la liturgia hoy del intercambio de las camisetas, ahora que está de moda la serie “Un Juego de caballeros´, en Netflix, basada en la génesis del fútbol profesional en Inglaterra, en 1870.

“Era impensable a principios de siglo que se cambiaran las camisetas, era una cuestión de honor. El rival era un enemigo”, añade.

Han pasado 115 años desde la primera gran portada en prensa de la semilla y antecedentes de un club que luego fue elegido como mejor equipo del mundo en el siglo XX por la FIFA. EFE Lv/ism

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