El Ejército de Pakistán contiene protestas por la supuesta quema de un Corán
Islamabad, 29 nov (EFE).- El Ejército de Pakistán se desplazó este lunes al noroeste del país para contener las protestas violentas que estallaron anoche para exigir la entrega de un individuo acusado de blasfemia por quemar un ejemplar del Corán.
Las protestas en la localidad de Mandani, en la conservadora provincia de Khyber Pakhtunkhwa, las llevaron a cabo miles de personas que demandaban a la policía que les entregase al presunto blasfemo, acusado de quemar un ejemplar del libro sagrado del islam.
'Cuando la situación se nos escapó de control, llamamos al Ejército para que nos ayudase', dijo a Efe el jefe de policía de la zona, Ishaq Khan, tras los violentos ataques cometidos anoche.
La noche del domingo, más de 5.000 manifestantes se reunieron frente a la comisaría de Mandani, exigiendo la entrega del presunto blasfemo. 'Cuando la policía se negó a entregar al blasfemo, los manifestantes prendieron fuego a la comisaría', relató Ishaq.
Los manifestantes quemaron y destrozaron además otros seis puestos policiales, vehículos, atacaron varias zonas residenciales de la policía y despojaron de sus armas a algunas comisarías, según el jefe policial.
El presunto blasfemo fue trasladado a un lugar seguro y desconocido, aseguró.
En la protesta, al menos 'un manifestante resultó herido cuando la policía hizo disparos al aire y lanzó gases lacrimógenos para abrir un corredor seguro' para el traslado, dijo el oficial.
Mientras tanto, las autoridades han intentado interrogar al presunto blasfemo, que hasta el momento se ha negado a hablar.
'Quizá es mudo, o pretende ser mudo o mentalmente inestable', dijo el oficial de policía que indicó que el interrogatorio aún continúa.
Oficiales de policía, con la ayuda de clérigos locales, están negociando con los manifestantes para calmar la situación, que ha llevado a la apertura de varios casos por los daños causados.
Sin embargo, hasta el momento no se han realizado detenciones.
La dura ley contra la blasfemia paquistaní fue establecida en la época colonial británica para evitar choques religiosos, pero en la década de 1980 varias reformas auspiciadas por el entonces dictador, Mohamed Zia-ul-Haq, favorecieron el abuso de esta norma.
Desde entonces, se han producido un millar de acusaciones por blasfemia, un delito que en Pakistán puede llevar aparejada la pena capital, si bien nunca se ha ejecutado a nadie por tal crimen. EFE
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