Dejar de ser mujer pobre en Zambia gracias al auge de los bancos comunales

Musonda Chibamba

Lusaka, 1 ene (EFE).- Muchas de las mujeres rurales en Zambia, excluidas y rechazadas por el sector bancario tradicional, logran transformar sus vidas gracias a los pequeños préstamos de bancos comunales, su única vía de escape frente a la extrema pobreza.

La banca informal -formada por 'bancos comunales' o 'grupos de ahorro'- es un fenómeno reciente que se ha extendido con fuerza por todo el país, con una red de cientos de miles de miembros y más de cuatro millones de dólares en circulación al mes.

Sus principales beneficiarias son las mujeres rurales, ajenas antes a cualquier tipo de préstamo formal debido a su alto grado de analfabetismo, unas tasas de interés prohibitivas y la poca presencia de bancos tradicionales en las zonas más remotas.

A la zambiana Jessica Mulubisha la vida le dio un giro cuando falleció su marido. Sin su apoyo económico, sacar adelante a sus cuatro hijos se le antojaba una tarea imposible, más en un pueblo rural y empobrecido como Kampekete, al este de Lusaka.

'Todo se volvió muy difícil después de que mi esposo falleciera de repente dejándome con cuatro niños pequeños y sin dinero. Lloraba todas las noches preguntándome cómo iba a criarlos', explica a Efe Mulubisha.

Entonces, un día sus amigos de la iglesia le dijeron que existía un grupo de ahorro no muy lejos de su casa, y ella no dudó en unirse tras depositar una pequeña cantidad de dinero que le prestó su hermano.

Estos grupos se basan puramente en la confianza de sus miembros, entre veinte y cuarenta personas que juntan una vez al mes todos sus ahorros y permiten a otros miembros tomar dinero prestado a un interés mínimo y con un plazo de pago de doce meses.

Tras ahorrar durante varios meses, Mulubisha logró finamente reunir las condiciones para un pequeño préstamo, y en un país en el que el sector informal emplea al 90 % de la fuerza de trabajo, decidió fundar su propia empresa de construcción.

'Empleé a algunos albañiles locales y a un capataz con una sólida experiencia, y gracias a ellos, la gente tuvo la confianza suficiente de contratarnos a pesar de ser una mujer', añade esta madre zambiana.

'Elegí este sector (profesional) por la gran demanda de casas de ladrillo que existe en el pueblo, ya que la mayoría de vecinos están cambiando las casas de adobe', continúa Mulubisha, quien detalla que solo necesita traer de Lusaka piedra y cemento, pues en el pueblo ya disponen de madera y arena.

Según el último informe sobre la Profundización del Sector Financiero en Zambia (FSD), actualmente existen en este país del sur de África -también en algunas áreas urbanas- 15.700 grupos de ahorro informales en los que participan más de 500.000 miembros.

Incluso el Gobierno de Zambia se ha beneficiado de este pujante sistema, con un proyecto piloto en Kitwe -poblado al norte de la capital zambiana- a cuyo grupo de ahorro ha concedido 72 dólares por persona para que lo inviertan en sus propios negocios, y una vez lo devuelvan, poder hacer lo mismo en otros bancos comunales.

El comisionado del distrito de Kitwe, Binwell Mpundu, aseguró en la ceremonia de inauguración que 'los bancos comunales habían demostrado ser una forma muy efectiva de abordar la pobreza entre las mujeres', a quienes querían ahora dar un 'pequeño empujón' para que pudieran dejar atrás el círculo vicioso de la miseria.

'De ser una viuda desesperada a poseer mi propia casa de ladrillo. Ahora puedo pagar las tasas universitarias de mis hijos mayores y la educación secundaria de los pequeños', relata una radiante Mulubisha.

'El grupo de ahorro me ha permitido dar tres comidas al día a mis hijos, conseguir energía solar -electricidad- para mi casa e incluso ahora estoy ahorrando dinero para perforar un pozo. Ha cambiado mi vida más allá de lo que jamás podría haber soñado', concluye esta orgullosa madre zambiana. EFE

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