Dra. Daisy Acosta: “Estoy orgullosa de ser mujer; nunca lo he visto como una desventaja”
Fundadora de la Asociación Dominicana de Alzheimer, directora del Banco Nacional de Cerebros y miembro de más de 10 sociedades científicas nacionales e internacionales, la doctora Daisy Acosta es partidaria de que las oportunidades de liderazgo son un asunto de preparación y disciplina, más que de género
Investigadora científica, especialista en psiquiatría y geriatría, fundadora de la Asociación Dominicana de Alzheimer, directora del Banco Nacional de Cerebros, miembro de más de 10 sociedades científicas nacionales e internacionales y pasada presidenta de la Asociación Mundial de Alzheimer.
Estos son solo algunos datos extraídos del extenso CV de la doctora Daisy Acosta. Sin embargo, en él no figura el que ella define como su logro más grande: haber “levantado y llevado por buen camino” a sus cuatro hijos.
“Yo pienso que yo he hecho demasiado en esta vida, de verdad que sí”, son las palabras con las que inicia la conversación. “Siempre muy agradecida y dándole gracias a Dios por haberme permitido realizar todas esas labores juntas, porque no ha sido fácil, eso requiere la cooperación de mucha gente, eso no se hace solo”, continúa.
De su preparación académica y los puestos profesionales en los que se desempeña muchos los conocen. De hecho, en el año 2021 ganó el premio “Mujeres que cambian el mundo”, que otorga el Banco BHD León, por sus aportes como investigadora científica al país.
Pero de su rol como madre, hasta ahora, solo sabían quienes la conocen o por lo menos han tenido la oportunidad de conversar con ella, porque da la impresión de que, de una u otra forma, siempre termina hablando de sus "cuatro muchachitos bellos".
“¿Cómo ha logrado sobrellevar su vida personal y profesional?”, era inevitable preguntarle. “Qué te digo. Ni yo sé cómo logré ese balance”, responde entre risas. “Pero pienso que es que yo soy de las personas que si veo un papel en el piso, me paro y lo recojo; o sea, que voy haciendo las cosas en el camino”, reflexiona, unos pocos segundos después.
Acosta se graduó de medicina de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (Unphu) en 1977. Entre 1980 y 1984 realizó su especialidad en psiquiatría en el Saint Francis General Hospital, en la ciudad de Pittsburgh, Pennsylvania (Estados Unidos). Tras culminar, hizo una especialidad en psiquiatría geriátrica, la cual despertó su interés por velar por la salud mental de los adultos mayores.
En 1987 regresó a República Dominicana y años más tarde (en 1994) fundó la Asociación Dominicana de Alzheimer. “Esa asociación ha sido una bendición, porque realmente ha entrenado a muchas personas a cuidar pacientes con esta enfermedad”, refiere.
En ese entonces, poco se conocía en el país sobre demencia, por lo que asegura que fue todo un reto sacar la asociación adelante, pero lo logró, y a la fecha sigue funcionando. “Desde el año 1994 al día de hoy, hemos realizado muchas investigaciones para saber cómo se cuidan las personas con demencia, quiénes los cuidan, cuál es el costo de cuidar… O sea, yo misma miro para atrás y digo: hemos hecho demasiado”.
Hijos orgullosos, su gran satisfacción
En el imaginario social de décadas pasadas la mujer aparecía bajo la idea de madre y ama de casa. Sin embargo, para Acosta nunca fue una opción sacrificar su carrera profesional. Admite que su profesión le impidió ser madre a tiempo completo, pero ahora, al ver que sus hijos siguieron sus pasos, considera que lejos de existir algún tipo de resentimiento, se sienten orgullosos de ella.
“Los cuatro son profesionales, son médicos. O sea, son sacrificios, pero después, en la adultez, ellos entienden, sobre todo siendo médicos”, sostiene. Muestra de lo mucho que la estiman es que una de sus hijas fue quien la postuló como candidata al premio “Mujeres que cambian el mundo”.
“Yo ni sabía que ese premio existía. Mi hija es que me dice un día: ‘Mami, te voy a postular para un premio del Banco BHD León. Es un millón de pesos que te vas a ganar’. Yo le dije: ‘mira muchacha, déjate de estar perdiendo el tiempo y ponte a estudiar”, recuerda entre risas. Para ella, la satisfacción más grande no fue ganar, sino que su hija pensara que ella era merecedora del premio. “Eso fue una satisfacción muy grande, de verdad”.
El millón de pesos que se ganó lo utilizó para ampliar el Banco Nacional de Cerebros, ubicado en su alma máter (Unphu). El banco empezó a funcionar en 2019, es el primero del Caribe y forma parte de la red de bancos de cerebros de Latinoamericana. El objetivo es desarrollar líneas de investigación de las enfermedades neurodegenerativas del país.
“La esencia de lo que yo trabajo, las demencias, está en el cerebro. Entonces hay que ver qué está pasando ahí adentro, tengo que saber que está pasando ahí adentro para poder ayudar a la ciencia y contribuir”, explica.
De cuando se inauguró el biobanco recuerda una anécdota que dice que la hizo darse cuenta de que en el país todavía muchos tabúes giran en torno a la donación de órganos para la investigación de las enfermedades neurológicas.
“Recuerdo prender la radio en la mañana y escuchar decir en un programa: ‘ya si es verdad que este país se volvió loco. Oye eso, dizque un banco de cerebros’”, cuenta. “Esos son retos, porque eso era un medio de comunicación, que se supone que nos ayuden a promoverlo. Entonces uno se da cuenta de cuánto hay por hacer”.
La mujer que soñó ser… y más
“¿Es Daisy Acosta la mujer que siempre soñó ser?”, era una pregunta obligatoria tras conocer su larga lista de logros. “Mucho más”, contesta sin titubear. La gran sonrisa en su rostro al responder delata lo satisfecha que se siente con todo lo que ha alcanzado como mujer, tanto en el ámbito personal como profesional.
“Yo vengo de un campo llamado Castañuelas, en Monte Cristi”, cuenta. “Mi mamá siempre quiso estudiar, pero no se le dio la oportunidad, así que ella nos decía que nosotros teníamos que estudiar a como dé lugar. Pero, óyeme, yo nunca pensé que iba a alcanzar todo esto, viniendo de donde vengo. Así que soy muy bendecida por Dios”.
Mensaje a las jóvenes
La idea de que las mujeres no reciben las mismas oportunidades que los hombres en puestos de liderazgo no es más que percepción, a juicio de Acosta. Ella es partidaria de que es un asunto de preparación y disciplina, más que de género.
“Creo que si usted se propone hacer una cosa, usted lo logra porque trabaja para ello, no por ser hombre o mujer. A mí particularmente nunca me tocó vivir esa desigualdad. Yo estoy orgullosa de ser mujer. Nunca lo he visto como una desventaja”, asegura.
Su mensaje a las jóvenes que aspiran a puestos de liderazgo en el área de la investigación es claro: seguir sus ideales y no negarse a nada, por el qué dirán o por creer que no podrán con todo, porque al final, “todo fluye”.
“Las cosas van saliendo poquito a poquito. No se debe ser irresponsable con lo que uno se propone y, mira, si uno es positivo y sigue sus metas, llega donde le dé la gana”, finaliza.
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