El “código” entre pescadores que salvó vidas en el naufragio de Guayacanes
Hasta ayer había cinco fallecidos confirmados y seguían buscando otras posibles víctimas
Los pescadores se hicieron a la mar como de costumbre, aunque la pesca no sería como la tenían prevista. A unas cinco millas de la costa de Guayacanes, Moisés y su compañero, el capitán Felipe, avistaron lo que en la oscuridad solo era un bulto.
Se acercaron para ver. Eran las víctimas del naufragio ocurrido el sábado en San Pedro de Macorís, en el que unas cinco personas perdieron la vida, incluida una menor de once años, según las informaciones preliminares. El grupo iba en un viaje ilegal en bote con rumbo a Puerto Rico, según la información.
“Cuando vimos ese bulto, de que hay algo en el agua, pensamos que era basura, pero redujimos la velocidad para ver qué era. Cuando nos acercamos, vemos que es gente en el agua y entonces, empiezan los gritos desesperados de que le ayuden, que los saquen, que hay niños”. También vieron tres cuerpos boyando: una mujer, un hombre y otro que no pudieron distinguir.
Eran aproximadamente las 5:45 de la mañana del sábado para entonces. Junto a la yola de Moisés también habían salido otras dos, que navegaban a cierta distancia, más alejadas del lugar del naufragio, pero el código o norma que tienen los pescadores, les llevó a la escena.
“Nosotros tenemos por costumbre que, si van tres botes juntos y uno se para, los otros se devuelven a ver qué pasó… entonces, ellos, al ver que nosotros nos paramos, se devolvieron y se unieron a la labor de rescate”.
Las primeras acciones fue rodear al grupo para percatarse mejor de la situación. Vieron a personas en grupo, aferradas a galones de combustible y otros, el grupo mayor, a la propia embarcación que todavía estaba a flote, aunque volteada. Muchos tenían sus salvavidas puestos.
Moisés sabe que, en esa situación, y por la cantidad de personas que había, no se podía acercar, pues se aferrarían todos al bote y lo tumbarían. Les pidió calma y les prometió que iría por más ayuda, mientras indicaba que, de uno en uno, fueran hasta donde estaba.
Con esa dinámica empezaron los viajes de unos 45 minutos, entre ida y vuelta, para llevar, de cinco en cinco, a tierra firme a los sobrevivientes. Llegó a dar unos cinco viajes, cargando a mujeres y hombres. Dice que trasladó a unas tres mujeres y que una de ella se desmayó al entrar al bote.
En total, unas 43 personas fueron rescatadas con vida, según el reporte preliminar que ofreció la Armada de la República Dominicana, que ayer informó que ampliaron el rango de búsqueda de posibles víctimas del naufragio, con el apoyo de la Fuerza Aérea, que realiza vuelos de conocimiento, de los auxiliares navales y de los pescadores locales de la zona.
Para Moisés, quien lleva más de 40 años pescando, fue la primera vez que se encuentra con un naufragio. “Eso es horrible. Tú ver tantas personas, que tú sabes que no las vas a salvar a todas, que se van a morir muchas. Los gritos desesperados, porque había muchos gritos: ¡ayúdenme!, ¡sácame de aquí!, ¡me estoy ahogando!, era una cosa desgarradora”.
El pescador hace su relato desde su embarcación en alta mar, en la misma área donde el sábado se detuvo para salvar a los que le pidieron ayuda. “Ha sido una buena pesca”, dice satisfecho al mediodía del domingo.
“Eran como 80”
Aunque con el foco en salvar la mayor cantidad de vidas, Moisés logró hablar con algunos de los que transportaba hasta la costa. Algunos de los testimonios indican que la embarcación salió entre las 3:30 o 4:00 de la mañana en la embarcación que se había volcado porque tenía más personas de las que podía cargar.
En la segunda vuelta que dió, escuchó que entre los naufragados había una niña de once años, entonces se enfocó en ella y fue a buscarla, pero a cada grupo que se acercaba le decían que no estaba.
“Uno de los que monté me dijo que sí, que había una niña y que, cuando el bote se viró, intentó agarrarla, pero se le fue de la mano”, cuenta.
Los sobrevivientes también le contaron que en la embarcación iban como 80 personas, por lo que Moisés piensa que los fallecidos pueden ser muchos más que los cadáveres recuperados.
Recuerda que al voltearse una embarcación como la del suceso, alta y rudimentaria, muchos quedan debajo y se golpean, quedando aturdidos. Moisés también escuchó que había otros niños, pero no pudo confirmarlo.
Los sobrevivientes fueron trasladados a centros de salud, en su mayoría al hospital Antonio Musa, de San Pedro de Macorís, de dónde ya fueron dados de alta, se informó ayer.