Salud Pública y Sociedad de Cardiología iniciarán plan para reducir las muertes por infartos
Se trata de un plan piloto que se desarrollará en 16 hospitales de la red pública con una inversión de RD$10 millones
El costo total del programa son RD$15 millones, de los cuales RD$5 millones los aportará un laboratorio farmacéutico
Como parte de una investigación que incluirá a 300 pacientes de 16 hospitales públicos que presenten infarto agudo de miocardio, el Ministerio de Salud Pública y la Sociedad Dominicana de Cardiología, comenzarán un plan piloto, que consiste en la administración de un trombolítico que se espera evite que la persona muera por el evento isquémico.
Con esos fines, el ministro de Salud Pública, Rafael Sánchez Cárdenas, y el presidente de la Sociedad Dominicana de Cardiología, Fausto Warden Taveras, firmaron un acuerdo, que además, tiene la intención de definir una estrategia nacional para las personas que se infarten, de manera, que puedan ser sometidas a una cirugía de cateterismo antes de las 24 horas de presentar la condición de salud.
La iniciativa es del doctor Fulgencio Severino, coordinador del Programa de Reperfusión, y de la residencia de cardiología del hospital Salvador B. Gautier, quien dijo que desde el 2014 las sociedades médicas cardiovasculares están promocionando esa iniciativa, que quiere decir que los pacientes reciban primero el farmacotrombolítico y luego se puedan enviar a la sala de cateterismo cardíaco con más tiempo, para que el paciente tenga mejores resultados.
Contó que al día de hoy ocurre que los pacientes se infartan, se atienden con medicamentos en las comunidades y se envían tardíamente a la sala de cateterismo cardíaco y eso solo sirve para hacer dinero, pues no sirve para salvar vidas ni tampoco para reducir las enfermedades que se producen por el infarto, como es la insuficiencia cardíaca.
También está el inconveniente para los pacientes, ya que en el país solo existen 11 centros asistenciales con salas de hemodinamia, es decir, preparados para que se practiquen cateterismos y no todos trabajan 24 horas no todos los días de la semana. Sánchez Cárdenas espera reducir la mortalidad en pacientes con infarto agudo de miocardio a través del trambolítico, el cual se suministrará de manera gratuita.
Sobre el particular, Sánchez Cárdenas explicó que como la infraestructura nacional no dar para cubrir a todos los ciudadanos del país de llegar a una sala de hemodinamia, sin embargo, todo indica, por las observaciones y el manejo que los cardiólogos tienen, que con esa terapia se podrá lograr la reducción de la mortalidad en forma significativa e incluso prever daños en los sobrevivientes de infarto al miocardio. El proyecto se usará como parte de una investigación que incluye 300 casos, que serán seguidos por un protocolo y a partir de la conclusión, van a ver como extender el plan, según los resultados.
El tratamiento consiste en dos ampollas que tienen un costo de alrededor de RD$50,000 por paciente y el Ministerio suplirá 200 y el laboratorio que la produce y comercializa 100, para cubrir las 300 muestras que se usarán en el estudio.
De su lado, el presidente de la Sociedad Dominicana de Cardiología dijo que el plan procura que el medicamento reduzca la cantidad de muertes, pues si se aplica en las primeras dos horas de ocurrir el evento, el paciente puede ser sometido a un cateterismo 24 horas después, lo que garantiza un beneficio en el manejo de esos enfermos, debido a que en el país sólo hay 11 hospitales con salas de hemodinamia, donde se practican esas intervenciones.
La utilización de la terapia garantiza que se destruya el coágulo que provoca la obstrucción de la arteria coronaria y que lleva al infarto agudo.
El promotor del plan, el doctor Severino, dijo que todas las sociedades cardiovasculares del mundo han establecido que si a un paciente no se le puede hacer una angioplastía en las primeras dos horas después del diagnóstico de un infarto agudo, lo que se recomienda es que se haga farmacoinvasivo, es decir, aplicarle el medicamento, en este caso la ampolla, que lisa inmediatamente la arteria, y luego se envíe el paciente a sala de cirugía en un período de tiempo de dos a 24 horas.
“Eso quiere decir que, si en Higüey ocurre un infarto, se le aplique el trombolítico, lo que les da tiempo a los médicos a referirlo a la capital o al centro donde se practique cateterismo. Si no se aplica la terapia en ese tiempo, es posible que el paciente muera”, comenta, a manera de ejemplo, Severino.
Explicó que el primer momento para salvar las células del corazón son las tres a cuatro primeras horas después del evento y que las guías de manejo del infarto señalan que después de 12 horas de ocurrir un infarto hay que discutir si es prudente o beneficioso hacer el cateterismo o no.
“Tenemos que agradecer que el ministro de Salud Pública haya asumido este proyecto que implica un esfuerzo económico y al laboratorio que comercializa el fármaco que aceptó aportar 100 ampollas para desarrollar el plan piloto que esperamos sirva de referencia al país, para ampliar el programa”, dijo Severino.
El protocolo
El protocolo es que los pacientes que lleguen con el infarto se le haga el electrocardiograma y, una vez el estudio confirme que se trata de ese evento, se le administra el tratamiento, que consiste en dos ampollas, un primero que se le aplica una vez se le haga el diagnóstico, y la segunda a los 30 minutos.
Con eso se estima que se evitará una muerte por cada ocho paciente que se trate y un fallo cardíaco por cada cinco pacientes que se trate.
Severino está seguro que, a pesar del costo del medicamento, se reducirán los gastos y las complicaciones, pues los fallos cardíacos se hospitalizan dos y tres veces al año y eso conlleva un costo mucho mayor.
Las estadísticas
Severino dijo que las estadísticas del 2017 establecen que en el país ocurrieron 67,000 muertes, de las cuales 23,900 fueron por enfermedades cardiovasculares, para un 35.77%. De éstas la principal es la cardiopatía isquémica que incluye el infarto agudo al miocardio, de las cuales se registraron 13,600 , igual a un 20%.
Eso indica que uno de cada 5 muertes es por la cardiopatía isquémica.
Asimismo, un estudio del Ministerio de Salud que abarca desde el 2008 al 2012, el 30% de todas esas muertes ocurren en personas menores de 50 años, lo que significa que el impacto que tiene la muerte cardiovascular en los años de vida que se pierden es extraordinario.
Estima que en el 2017 se perdieron 274 mil años por efecto de la cardiopatía isquémica y si esa cantidad se multiplica por un pércapita de US$8,000, se estaría hablando de más de RD$124,000 millones.
Al hacer el cálculo, Severino dijo que cualquier inversión que se pudiera hacer para reducir la enfermedad y la muerte por esta causa y cardiovascular, sería beneficioso para las familias y la sociedad.