×
Versión Impresa
versión impresa
Secciones
Última Hora
Podcasts
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Juegos
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Redes Sociales
juego
juego

Entre bancas y apuestas digitales, el juego se vuelve enfermedad en RD

La ludopatía nace cuando el juego deja de ser una distracción y pasa a convertirse en una vía de escape emocional

Expandir imagen
Entre bancas y apuestas digitales, el juego se vuelve enfermedad en RD
Personas juegan en una banca de lotería de un barrio de Santo Domingo. (DIARIO LIBRE/JOLIVER BRITO)

Durante años, el juego de azar ha sido una práctica socialmente aceptada en la República Dominicana. Bancas de lotería en cada esquina y de apuestas deportivas, máquinas tragamonedas hasta en barrios y, más recientemente, plataformas digitales accesibles desde el celular han normalizado una conducta que, en muchos casos, pasa desapercibida hasta que las consecuencias son devastadoras. 

Detrás de esa aparente diversión se esconde una realidad poco visible: la ludopatía, una adicción con mayor prevalencia en los hombres, que afecta la salud mental, la economía familiar y la estabilidad social.

El problema comienza cuando el juego deja de ser una distracción y pasa a convertirse en una vía de escape emocional, advierte Eddy Paulino, director del Departamento de Psicología de la Fundación Fénix. 

“Cuando la persona juega para tapar una emoción, una culpa, y pierde el control del juego, entonces automáticamente deja de ser un juego por diversión y se convierte en una patología”, indica.

Las primeras alertas suelen manifestarse en forma de mentiras constantes, endeudamiento recurrente, aislamiento social y abandono de responsabilidades familiares y laborales. A diferencia de otras adicciones más visibles, la ludopatía se camufla con facilidad, amparada en una cultura que ha legitimado el juego como algo cotidiano.

Basta con visitar cualquier barrio para encontrar la señora que juega palé, el pensionado que prefiere invertir en una jugada de quiniela con la esperanza de multiplicar sus ingresos o la que hace una rifa todos los meses, escalando en los estratos sociales hasta llegar a familias que han perdido títulos de propiedad y acumulan millones de pesos en deudas por incontables visitas a los casinos.

“No todo el que juega es adicto. La adicción es obsesión y compulsión. El diagnóstico es multifactorial, ya que se analiza el componente genético del paciente, su componente social, forma de crianza y los traumas acumulados”, dice Paulino.

En la República Dominicana no hay estadísticas claras, pero, según el especialista en adicciones, por lo menos, casi un 2 % de la población está en problemas de dinámicas de juegos, con el agravante de que “del 80 al 85 % de los ludópatas tiene ideas suicidas y casi un 20 % lo ha intentado”.

Similar a las sustancias

La ludopatía tiene la misma gravedad que la adicción al alcohol o a las drogas, ya que compromete los mecanismos cerebrales responsables del placer y la motivación, provocando una dependencia que avanza de manera progresiva. 

“Adicción es adicción porque afecta a los mismos sistemas de recompensa. La adicción es una enfermedad crónica del cerebro. El jugador busca ese aumento de dopamina, la gratificación inmediata”, resalta el psicólogo.

  • Cualquier persona puede desarrollar la enfermedad de la adicción, aunque hay 30 % más de predisposición por factor hereditario, indica Paulino.

“El jugador compulsivo no busca ganar. Su principal estímulo es la expectativa, la tensión previa al resultado, un proceso que genera descargas de dopamina y refuerza el ciclo adictivo. Por eso, incluso cuando gana, continúa apostando hasta perderlo todo”, agrega.

Impacto sicológico

De acuerdo con el terapeuta, las consecuencias psicológicas son profundas: ansiedad, depresión, culpa constante e insomnio acompañan a quienes viven atrapados en el juego. La presión de las deudas, el miedo a ser descubiertos, el deterioro de las relaciones familiares y hasta amenazas por falta de pago que ponen en riesgo sus vidas generan una carga emocional que afecta seriamente la salud mental.

Paulino insiste en la importancia de involucrar al núcleo familiar en el proceso de recuperación, ya que, “normalmente, la familia es la que paga las deudas”.

Además, es frecuente que la ludopatía se combine con otras adicciones o trastornos emocionales. Muchos pacientes recurren al alcohol u otras sustancias para sobrellevar el malestar, lo que agrava el cuadro clínico y complica el proceso de recuperación. También podrían presentar trastornos de personalidad.

La mayoría de los pacientes no busca ayuda por iniciativa propia, sino por presión de su entorno o tras tocar fondo. Sin embargo, el acompañamiento profesional resulta indispensable. 

“Solo no se puede salir; el cerebro está secuestrado por la enfermedad. El jugador aprende a ser manipulador, mentiroso. La enfermedad no le permite ver la propia enfermedad. Cada caso es único y personalizado”, advierte el especialista.

El tratamiento varía según la gravedad del caso e incluye terapia psicológica, apoyo psiquiátrico cuando es necesario, grupos de autoayuda y trabajo con la familia. La recuperación va más allá de dejar de jugar: implica cambios profundos en la forma de vivir, manejar emociones y enfrentar frustraciones.

Así como hay asociaciones de alcohólicos anónimos, narcóticos anónimos, también hay colectivos de ludópatas anónimos para crear una red de apoyo, vital en la fase de recuperación.

Posibles recaídas

Finalmente, el psicólogo  establece la diferencia entre recuperación y abstinencia, alertando de que al igual que con el ron, la cocaína o la marihuana, el adicto al juego puede volver a caer si no se apega a su terapia.

“Son dos cosas diferentes. Entrar en abstinencia es dejar de jugar, pero si no entra en recuperación, esa situación puede llevarlo con facilidad a las recaídas. La recuperación tiene ver con un cambio que sea completo y tiene que trabajarse”, concluye.

Finalmente, Paulino establece la diferencia entre recuperación y abstinencia, alertando de que al igual que con el ron, la cocaína o la marihuana, el adicto al juego puede volver a caer si no se apega a su terapia.

“Son dos cosas diferentes. Entrar en abstinencia es dejar de jugar, pero si no entra en recuperación, esa situación puede llevarlo con facilidad a las recaídas. La recuperación tiene ver con un cambio que sea completo y tiene que trabajarse”, concluye.

Adolescentes expuestos

Con los avances de la tecnología y los sitios de apuestas en línea, Paulino entiende que se hacen diagnósticos en personas cada vez más jóvenes, muchos de ellos, adolescentes.

“Hablar de las consecuencias reales conecta más que cualquier discurso moral”, sostiene el psicólogo, quien destaca la importancia de romper el tabú y tratar la ludopatía como lo que es: una enfermedad que puede afectar a cualquier persona, sin distinción de edad, género o nivel socioeconómico.

Frente a la creencia de que la terapia es inaccesible, la Fundación Fénix ofrece programas de atención psicológica a bajo costo para personas con adicciones y sus familias, además de orientación y canalización hacia tratamientos especializados cuando se requiere internamiento.

TEMAS -

Periodista, graduada de la Universidad Católica Santo Domingo (UCSD) con honor Summa Cum Laude. Posee un máster en Comunicología Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid. Amante de los viajes, la moda y la música en vivo.