Fake news y falta de evidencia, piedras angulares de las teorías antivacunas
Expertos disertan sobre el tema y recomiendan amparar la búsqueda de datos en informes con evidencia científica y de fuentes fidedignas
La pandemia por el COVID-19 puso en evidencia que la circulación de noticias falsas en redes sociales (fake news) y la falta de evidencia científica ante una población ávida de respuestas fueron las bases fundamentales para incentivar teorías conspiratorias contra las vacunas.
Durante el desarrollo del panel “Vacunología en la educación médica”, dentro del marco de la primera Conferencia Latinoamericana de Vacunología, su moderador, Eddy Pérez Then, habló de dos términos claves que se apoderaron de la campaña de vacunación: “infodemia” e “infoxicación”.
En su informe “Entender la infodemia y la desinformación en la lucha contra la COVID-19”, la Organización Mundial de la Salud (OMS) define la infodemia como “una cantidad excesiva de información (en algunos casos correcta, en otros no) que dificulta que las personas encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna cuando las necesitan”.
“En esta situación aparecen en escena la desinformación y los rumores, junto con la manipulación de la información con intenciones dudosas. En la era de la información, este fenómeno se amplifica mediante las redes sociales, propagándose más lejos y más rápido, como un virus”, agrega el documento.
En tanto, la infoxicación se refiere al exceso de información que recibimos a diario desde la llegada y masificación del internet y redes sociales, resultando en una sobrecarga que abruma, cansa y desemboca en problemas que pueden hasta afectar la salud mental.
“Esta situación ha llevado a la aparición de enfermedades que estaban bajo control”, dijo Pérez sobre la gravedad de que los pacientes no mantengan al día sus calendarios vacunales amparados en desconfianza a los biológicos.
El galeno indicó que los mitos solo se contrarrestan con educación continua y presentación de estudios con aval científico sobre los beneficios de las vacunas para prevenir enfermedades y reducir la mortalidad.
El asesor del Ministerio de Salud recordó que las vacunas tienen una alta rendición costo-efectiva: “por cada dólar gastado se recuperan 54 en salud”. Los programas de inmunizaciones han evitado 154 millones de muertes en los últimos 50 años.
Opositores no son una novedad
“La oposición a la vacunación no era nueva”, indicó María José Fernández, decana de la Facultad Ciencias de la Salud de la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (Pucmm) y participante en el panel.
De acuerdo con Fernández, es un tema que se ha debatido por décadas y ni las investigaciones sobre Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) generaron tanto interés colectivo, simplemente porque “no había redes sociales”.
“La base de esto es la mala información y la desinformación”, destacó José Brea del Castillo, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Vacunología.
“Hay personas que hacen mucho ruido, el anti vacunas. Ya es un problema de Antropología, de Sociología, de Patología, eso no va a cambiar nunca. Todo el mundo tiene el derecho a dudar de algo, y ante la duda, hay que explicar”, comentó.
“Creo que los médicos tenemos que informar, educar bien, y, sobre todo, mandar mensajes de la seguridad de las vacunas y del valor de las vacunas porque hoy hemos llegado a ser personas con mayor calidad y cantidad de vida gracias a la vacuna”, añadió Brea.
El también pediatra explicó que aglomeraciones en aeropuertos, conciertos y toda la vida pública no hubiese sido posible sin la protección a través de los años de las vacunas.
70 % de información falsa
El presidente de la Federación Panamericana de Asociaciones de Facultades y Escuelas de Medicina (Fepafem), Marcos Núñez, resaltó que hasta un 70 % de la información que se cuelga en internet puede ser falsa.
Solo en el campo de la medicina se publican cada año 2.5 millones de artículos, subrayando que el reto de la búsqueda de información está en la fuente que se usa de referencia.
“¿Dónde filtrar la información? ¿Dónde buscar y cómo buscar?”, son las interrogantes que el usuario debe plantearse antes de consumir una información.
Núñez llamó a tener mucho cuidado con la Inteligencia Artificial (IA), ya que puede filtrar cualquier dato sin fuente fidedigna, por tanto, recomienda pedir siempre referencias a la hora de consultar.
Al respecto, Brea recordó que “Facebook y YouTube tenían un algoritmo que cuando tú pedías algo de una vacuna, te ponían dos (enlaces) bien y el tercero de algo malo que no tenía nada basado en evidencia, porque eso atraía y la gente se quedaba, ya eso cambió, hubo mucha presión”.
Gran iniciativa educativa
En tanto, William Duke, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Pedro Henríquez Ureña (Unphu), propone “una gran iniciativa educativa”, que no solo incluya al personal sanitario y académico, sino trabajo comunitario para que todos los grupos poblacionales creen conciencia sobre los beneficios de las vacunas.
Dijo que “hay que hacer aportes desde las universidades, ver que el rigor científico se cumpla”, así como trabajar en conjunto con el Ministerio de Salud y las Sociedades Médicas para difundir las informaciones correctas.
En República Dominicana, el calendario de vacunación se inicia con la mujer embarazada a la que se le aplica la vacuna de toxoide tetánico y diftérico. Culmina con los envejecientes, quienes reciben anualmente refuerzos contra influenza y neumococo. Cada diez años, hay que aplicar refuerzos contra difteria, tétanos y tos ferina.
La Guía Básica de las Vacunas, elaborada en abril de 2024 por la Asociación de Representantes, Agentes y Productores Farmaceuticos (Arapf), señala en su capítulo de mitos sobre las vacunas cuáles son esas creencias generalizadas que no cuentan con respaldo científico.
Entre ellas se destaca el que dice que “las enfermedades que se previenen ya están casi eliminadas, por lo que las vacunas no son necesarias”. En respuesta, Arapf indica que “si bien las enfermedades prevenibles por vacunación son poco comunes, los agentes infecciosos que las causan siguen circulando en algunas partes del mundo”.
Sobre si las vacunas conllevan efectos secundarios nocivos que no se conocen a largo plazo, la guía afirma que “las vacunas son seguras. Es más probable padecer un trastorno grave por causa de una enfermedad prevenible mediante vacunación que por una vacuna”.
Ante la duda de si las vacunas causan autismo, Arapf resalta que “hasta el momento no existen pruebas científicas que respalden el vínculo de algunas vacunas, como las de sarampión, parotiditis y rubeola con el espectro autista. El estudio de 1998 utilizado para respaldar esta hipótesis fue descartado por presentar graves irregularidades”.