Piden mejor educación en las familias sobre el manejo de niños con diabetes
El director del Inden aboga por mayor vigilancia de lo que comen los pequeños y la supervición de sus inyecciones
El director del Instituto Nacional de Diabetes, Endocrinología y Nutrición (Inden), Ammar Ibrahim, entiende que la diabetes en niños y adolescentes más que un problema médico, es “social y de familia” atribuido a la falta de educación sobre esta enfermedad que afecta a unos 2,000 menores de edad en el país.
Usualmente, a los niños solo se les diagnosticaba la diabetes tipo 1, cuando el páncreas deja de producir insulina, pero, “en la última década, vamos viendo diabetes tipo 2 en niños y adolescentes y cada día tenemos más pacientes con este tipo de diabetes y esto va relacionado directamente con la obesidad, la vida sedentaria, pocos ejercicios y los alimentos chatarra”, señala el galeno.
Es por esto que es preciso alzar la voz de alerta con “educación de la familia, educación en la escuela, educación en el trabajo y los medios de comunicación, para llevar el mensaje de la importancia de ir corrigiendo esos malos hábitos”.
Ibrahim puso el ejemplo de niños que han llegado descompensados al hospital porque “no hay esa responsabilidad compartida entre los padres o tutores”. Esta situación es más común en hijos de padres divorciados o en familias donde solo uno de los progenitores se entrega de lleno al cuidado del menor.
“A cada rato están llegando casos de cetoacidosis (coma diabético), pero lo que más llama la atención es que esa persona, en dos semanas vuelve a intensivo, en tres meses vuelve porque siguen las mismas condiciones familiares o sociales relacionadas a esa condición”, comentó el galeno.
Para que se llegue a estado de cetoacidosis, el especialista explica que debe combinarse la falta de insulina, comidas incorrectas o alguna infección no atendida a tiempo.
“No se puede dejar al niño que coma solo, que coma lo que quiera y sin supervisarle las inyecciones. Los niños están todo el día en su tablet, sin moverse; la comida copiosa, con mucha grasa, de mala calidad, son factores que están creciendo día tras día”, señaló.
Adolescentes quieren ocultarlo
Otro punto que destacó es que cuando llega la adolescencia, muchos jóvenes “no quieren demostrar que usan insulina”, sobre todo, a sus compañeros de escuela.
El doctor los insta a sentirse orgullosos de su condición y agradecidos de que reciben el tratamiento apropiado que incluye una dosis básica (basal) y hasta tres pinchazos adicionales al día, dependiendo del tipo de comida que ingieran.
“Hay que seguir insistiendo en que no deben sentir vergüenza y que para ellos, eso es algo normal”, reiteró.
Una gota de sangre
Ibrahim explicó que la prueba de glucemia es bastante sencilla: una gota de sangre y una espera de cinco segundos y aguardar un resultado menor de 100 en ayunas. Recomienda realizar una vez al año a los pacientes sin factores de riesgo y cada seis meses si tienen factores de riesgo.
“¡Eso debe ser una rutina en los trabajos, en los colegios!”, exclamó.
El doctor destacó que la importancia de descubrir la diabetes al inicio y no cuando el paciente lleva años padeciéndola, sin un debido diagnóstico, es que permite “evitar todas las complicaciones”.