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VIDEO | “Lo sentí a él diferente esa noche”: asistente de Rubby Pérez revela detalles de desplome en Jet Set

Deivis Alberti, "road manager" del merenguero, estaba al lado de la tarima cuando ocurrió la tragedia

Como road manager del merenguero Rubby Pérez, Deivis Alberti se encargaba de toda la logística de las presentaciones artísticas del cantante. Como parte de sus labores de asistencia, lo miraba desde la tarima mientras cantaba la fatídica madrugada en que el músico perdió la vida, al desplomarse el techo de la discoteca Jet Set.

Alberti resultó herido en la cabeza y es un sobreviviente de la tragedia, ocurrida próximo a la 1 de la madrugada del pasado 8 de abril. Además, fue testigo de primera línea de los últimos minutos de la vida del popular artista.

Su relato de los hechos lo narró la mañana de hoy al programa radial el Gobierno de la Mañana. Por su valor histórico, Diario Libre lo reproduce íntegro a continuación.

Un presentimiento extraño

Lo único que recuerdo es que hubo un momento de la actividad donde yo dije: nada más voy a estar atento a Rubby porque, no sé si será un presentimiento o algo, pero, en un momento yo me dije: ‘concho, esto es una fiesta como pesada’. Yo tenía como un pesar, así.

Me estaban solicitando muchas cosas al mismo tiempo. Hubo un momento en que Rubby me estaba solicitando agua. Yo siempre le pasaba su botella de agua cuando a él le daba sed. Pero yo estaba atento.

Cuando me pasaban un papelito para pedir un tema, yo lo apuntaba en mi celular para enseñárselo, para que él lo viera mejor. En varios momentos él quería agua, pero yo estaba en el celular, y en una me hace señas él, como que atendiera, cosa rara en Rubby.

También lo sentí a él diferente esa noche. No sé si el famoso presentimiento, algo. El hecho es tal que, ya en el tiempo que llevábamos de la fiesta, ya Rubby se había tomado el agua que normalmente él se tomaba en una fiesta completa. Él tenía calor.

El último tema: “Color de rosa”

En un momento en que su yerno está cantando el tema que él canta, que es un tema de Jerry Legrand, Rubby se va para donde yo estoy, y lo veo sudando, lo veo con calor, y le digo: ‘suéltese la corbata, quítese la bufanda que tenía. Y se la quitó y volvió.

Y luego de ese tema que interpretó su yerno, me piden el tema "Color de rosa". Me pasan un papelito la gente, creo que de Bayaguana, que se lo dedicaran. Y me acerco a Zulinka, que es quien interpretaba ese tema, y le pregunto: ‘Zulinka, ¿tú puedes interpretar ese tema esta noche?’, porque en las últimas actividades ella no lo estaba interpretando por un problema de salud que ella tenía, y ella me dice: ‘sí, Davis, yo lo puedo interpretar, pero si papi me acompaña’, que normalmente ese tema ella lo interpretaba sola. Pero, yo le digo: ‘ok, lo coordinamos con Rubby’, y lo interpretaron.

El desplome

Empezó Zulinka la primera parte del tema, y luego la continúa Rubby. En esa parte, donde está en su parte, que está interpretando, veo que él está mirando como hacia la derecha de la tarima. Yo, que estoy detrás del pianista, me giro a mirar y veo como un movimiento. Lo primero que pensé fue: un pleito.

Pero, después como que veo un movimiento, y cuando, en cuestión de, yo diría, microsegundo, veo como que todo se viene abajo. Y ahí fue que yo me logré tirar hacia una esquina de la tarima donde nos encontrábamos, y me protegí la cabeza, porque pensé de repente que era un terremoto, y en ese momento pensé en mis dos hijos: ‘¡Wao!, los voy a dejar huérfanos’. Eso fue lo único que pensé.

Sangre, confusión y angustia

Luego me paro. Cuando me paro, estoy bañado en sangre; estoy botando mucha sangre. Cuando me presiono la herida, los que quedamos ahí en esa esquina de la tarima empezamos a darle patadas a la puerta.

Esa puerta, que da acceso a la tarima desde la parte de atrás, estaba cerrada por fuera, porque no se estaba abriendo por la bulla, pues los vecinos se estaban quejando (del ruido). Pero no sé quién abrió esa puerta por fuera, porque tenía pestillo y candado. No sé cómo se abrió.

Salimos. Me sigo presionando la herida de la cabeza, pero como que me vienen a la mente mis compañeros, que están ahí dentro, y vuelvo a entrar. Empiezo a llamar a Rubby. Veo que en ese momento viene Zulinka, gritando: ‘¡mi papá!, ¡mi marido!, ¡mi esposo!, ¡están ahí, ayúdenlos!'.

Ayudo a sacar a Zulinka. La bajé por la escalerita, que estábamos ahí. Entro de nuevo. Veo los muchachos, los músicos con la desesperación de quitarle un block que tenía el saxofonista nuestro que murió. Continúo llamando a Rubby.

Buscar a Rubby bajo los escombros

En ese momento también veo que viene su yerno con una pierna arrastrando. Lo ayudamos a bajar también, el sonidista y yo. Y vuelvo en mi desesperación buscando a Rubby, igual que a otra parte del equipo.

El encargado de "man boy" veo que está fajado allá por los escombros, donde estaba Rubby. Cojo para allá para donde él. Pero, cuando en un momento yo veo los tamaños de los escombros que había, como una viga esa de hormigón, concho, como que se van las esperanzas. Y yo: ‘¡Wao!’.

Después, ahí empezaron a llegar los bomberos, y en ese momento me sacaron, porque no podíamos estar ahí.

La esperanza del “triángulo de la vida”

Diría que eso nos tomó de 10 a 15 minutos (salir y entrar, hasta que llegan los rescatistas). Estaba perturbado, porque yo estaba botando mucha, mucha sangre. Yo me bebí en esos 15 minutos como tres botellas de agua.

Tenía una neverita donde yo tenía el agua de Rubby, y encontré la neverita y empecé a beber agua dizque para sustituir la sangre por el agua, para ver si no me desangraba. Como unos 15 minutos yo diría que pasé en ese transcurso.

Venía pensando… (se calla -excúsame-, se le oye la voz llorosa). Rubby es un tipo amigo de sus amigos. Familia de su familia. Pero lo único que no era es jefe de sus empleados. Nos trataba como familia de él. Esa era su expresión.

Cuando él se montaba en la guagua, cada vez que nos íbamos para el interior, ‘¡Familia!’, nos decía (solloza).

No (no pudo establecer contacto con Rubby). Solamente había escombros. Yo vi esas vigas, como esas vigas de hormigón frente a la tarima.

La única esperanza que yo tenía de vida (de Rubby) era que algunos músicos me decían: ‘mira, Rubby se tiró’. Y yo me puse a calcular: ‘bueno, si se tiró, quizás, si la viga cayó y había una parte que estaba encima de la tarima, quizás se haya formado el triángulo de la vida —como se dicen cuando hay un terremoto— y quizás esté debajo en este triángulo.

Chepita y la búsqueda heroica

En un momento, después que lograron quitar como un tablón que tenía la tarima, su encargado de "man boy", que cariñosamente le decimos Chepita, que lo admiro muchísimo, porque ese estuvo buscándolo, arriesgando su vida, que le cayeron otros escombros, y él y yo nos entramos por debajo de la tarima, a ver si llegábamos a ese posible triángulo de la vida. Y ahí no logramos verlo.

Él me dijo que le alumbraba con mi celular, y nada. Vimos otra persona, que un amigo de nosotros venía saliendo. Ahí, Carlos, el mánager de Omega, milagrosamente salió casi ileso.

Ahí, yo no estaba pensando nada. Lo único que yo estaba pensando ahí era en lo que podíamos rescatar, en buscar a Rubby, principalmente, porque ya los otros muchachos de la orquesta se estaban encargado; el Chicán, así le decíamos al saxofonista que murió, que era un tipo noble, un noble que yo admiraba muchísimo (solloza).

Las heridas y el caos tras el derrumbe

Diría que de 10 a 15 minutos, diría yo, empezaron a llegar (los rescatistas); primero las ambulancias y luego los bomberos.

Al yerno, el esposo de Zulinka, se le fracturó una pierna, más otro golpe en la espalda. Yo, como ustedes saben, como les expresé, me hice una herida en la cabeza, me cayó algo en la espalda también, que me tenía bien adolorido, todavía me tiene. Y el bajista que, está interno, me dicen. Traté de comunicarme ayer con él, pero no lo logré. Hubo que operarlo varias veces, pero no sabemos bien su estado.

Pero los demás sufrieron algunas lesiones, no están graves, porque, gracias a Dios, no sé si ustedes saben que la tarima es como un anexo; la tarima no pertenecía como a ese techo (que se desplomó).

Ahí, de la tarima lo que se derrumbó fue como esa estructura de aire acondicionado, de luces que había arriba, y una parte de la pared trasera, que fue la que lamentablemente mató a Chicán, el saxofonista.

Indignación: saqueos entre los escombros

(…) Después de que los bomberos nos sacan, nosotros, el equipo de Rubby, el mánager, un seguridad, tratamos de esperar cada uno en una puerta de las tres puertas donde se estaban sacando heridos y cadáveres.

Me ubico en la puerta trasera, y ahí había unos tipos que, aparentemente, estaban quitándoles las pertenencias a los cadáveres. Y ahí llegaron dos coroneles, creo, e inmediatamente ordenaron sacar a esa gente, y registrarlos y trancarlos.

Incluso me estaban sacando a mí. Y les expliqué que yo necesitaba estar ahí porque necesitaba saber de Rubby (solloza). Y me dejaron.

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