Rechazan a casi el 40 % de los que acuden a donar sangre
Poca disposición del personal e inadecuada salud de los dominicanos empujan al diferimiento de donantes, en un país con un mínimo de donación voluntaria y donde el déficit de sangre supera las 100,000 pintas
En materia de donación de sangre, República Dominicana no solo enfrenta el reto de superar el alto déficit frente a una demanda creciente, y de aumentar la donación voluntaria que se mantiene en porcentajes mínimos, sino también de lograr mejores condiciones de salud entre los posibles donantes y la atención a éstos.
Un alto porcentaje de las personas que llegan a los bancos de sangre con fines de donar es rechazado debido, casi siempre, por situaciones que tienen que ver con su salud, disparando en casi un 40 % la tasa de diferimiento, en algunos casos.
Los datos del país no están consolidados y varían de una organización a otra. Desde el Hemocentro Nacional, órgano estatal que maneja el tema bajo la rectoría del Ministerio de Salud Pública, su director, Pedro Sing, asegura que el nivel de diferimiento es de un 20 % de todos los donantes que llegan. De ésos, la mayoría es rechazada durante el proceso de evaluación visual y de entrevista que se realizan a los posibles donantes, previo a las pruebas de hemograma a la que deben ser sometidos.
Sing no especifica la cantidad exacta de personas que llegan a donar, pero sí aporta el dato de que, al día están colectando entre 40 y 70 pintas y que al mes entregan entre 800 a 1,200 bolsas de sangre a los centros de salud que las demandan.
En la Cruz Roja Dominicana el porcentaje de diferido es mayor. Datos que presenta esa organización a junio de este 2023, indican que de 30,000 personas que acudieron a su Banco de Sangre del Distrito Nacional, durante los primeros cinco meses del año, solo 18,307 calificaron para hacer la donación. Es decir, que 11,693 personas, igual al 39 %, no pudieron ser extraídas.
Mitos y verdades
Las razones para no aceptar la donación de un interesado parecen comunes entre ambas organizaciones: venas pequeñas, hemoglobina alta o baja, hipertensión, diabetes, pruebas positivas a Hepatitis (B o C) o VIH o que la persona esté tomando algún tipo de medicamento. Las restricciones pueden ser mucho más, pues se toma en cuenta, incluso, el momento de la comida, algunas falsas creencias y hasta el ánimo del médico que recibe al donante.
Con pesar, Ricardo Batista salió de la Cruz Roja, donde le rechazaron como donante. El hombre de 65 años ha sido donador voluntario desde que tenía 20 y ese día procuraba ayudar con su sangre a salvar la vida de un familiar.
“Yo acabo de cumplir 65 años, ya no puedo donar. Además de que las venas tienen que tener cierto grosor (para la extracción) y ya yo lo he perdido”, contó a Diario Libre, mientras se lamentaba de que ahora tendrían que salir a buscar a alguien más para conseguir la sangre que requerían de manera urgente.
La experiencia de Ana Peguero, una donadora frecuente de sangre y plaquetas, fue distinta. Hace unos días acudió al banco de sangre de Cedimat a donar plaquetas para el padre de una amiga. Desde el primer momento, el personal que le atendió le puso peros para recibir la donación, alegando, primero, que no era el mismo tipo de sangre que demandaban. Aclaró que iba a donar plaquetas, entonces, la excusa fue que no le veían las venas, pese a que sus brazos aún estaban cubiertos. Luego, otro personal le examinó, pero decidió, con solo verle, que no tenía venas para eso, pese a la insistencia de Ana de que ha donado plaquetas otras veces en ese mismo lugar.
En el año 2022 en el país se colectó un total de 156,963 unidades de sangre, de las que 21,214 (el 13.5 %) fueron voluntarias.
Distribución de la colecta:
Hemocentro Nacional 6,992
Cruz Roja 57,499
Hospitales púbicos 42,834
Bancos privados 38,919
Sanidad Militar 1,247
Patronatos 17,295
Miguelina Félix es una de los médicos que trabajan en el Banco de Sangre de la Cruz Roja. Informó que, a los que llegan a donar se les somete a dos etapas de evaluación. Primero una visual y de entrevista en la que la persona debe responder a unas 40 preguntas. Luego pasa a una prueba de sangre para detectar alguna condición de salud que sea de riesgo para el donante o para el demandante de la sangre. A eso se suman las pruebas a las que es sometido el fluido extraído.
“Se le pregunta a qué hora comió, porque si acaba de comer, la sangre aparece con más grasa de la permitida. Hay que esperar, por lo menos, tres horas después de una comida fuerte”, explicó Félix. También cuestionan si ha tomado alcohol, pues se requiere esperar entre 48 o 72 horas en función de la ingesta.
El cuestionario que aplican también incluye preguntas sobre posibles enfermedades, embarazos, salidas del país de menos de seis meses, uso de drogas, tatuajes, acupuntura o cualquier punzada en la piel que tenga menos de 12 meses.
Con esto se busca, señala Félix, que la sangre sea lo más pura posible, pues las heridas en el cuerpo, aún en la piel, pueden generar infecciones.
Un mito que aclara Félix se refiere a los miembros de la comunidad LGBTIQ+. Sí, esa comunidad puede donar como cualquier heterosexual que no sea promiscuo, pues esa condición es otro riesgo de contraer infecciones.
Entre homosexuales a los que se les preguntó sobre prácticas discriminatorias relacionadas a la donación de sangre, algunos hablaron de situaciones que han escuchado, en las que alguien no ha podido donar porque le dijeron que no. En ningún caso se refirió una experiencia particular.
Al contrario, Vicente Valdez, que dijo ser donante frecuente, nunca se ha sentido discriminado. Siendo donante voluntario que visitaba un banco de sangre cada seis meses, ahora se lo piensa por las dificultades que se presentan al momento de donar, pero no por motivos vinculados a su homosexualidad.
Se trata más bien de las largas filas que le obligan a pasarse casi el día entero en el banco de sangre; el negocio que advierte tras la donación, pues considera que no se debe cobrar a quién lleva un donante.
Leonardo Sánchez, activista de la comunidad LGBTIQ, dice que “sí hay anécdotas. Pero no tengo casos frescos, porque, recuerda que cuando hay un rumor, los demás dejan de hacerlo, para no pasar por esa”.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informa que en el mundo se extraen al año 118,5 millones de donaciones de sangre. “La tasa de donación de sangre por cada 1000 personas es de 31,5 donaciones en los países de ingresos altos, 16,4 en los de ingresos medianos altos, 6,6 en los de ingresos medianos bajos y 5,0 en los de ingresos bajos”. El organismo advierte un aumento en la cantidad de donantes voluntarios no remunerados. “En total, en 79 países este grupo de donantes aportó más del 90% de su suministro de sangre; sin embargo, en 54 países más del 50 % del suministro de sangre procede de familiares o allegados o donantes remunerados”.
Déficit
Las diversas razones de diferimiento complican la situación en un país donde la población tiende a enfermar y la donación no alcanza siquiera los promedios mundiales.
Una jornada de salud que realizó Salud Pública en 2021, con una muestra de 6,514 adultos, encontró que el 36.1 % de los dominicanos sufre de hipertensión, el 14.2 % de diabetes y 11.4 % de colesterol elevado, condiciones que impiden una donación.
A ello se suma el hecho de que el dominicano tampoco es dado a donar, al menos, no de forma voluntaria. De los 30,000 posibles donantes que recibió en cinco meses la Cruz Roja, solo 302 lo hicieron de forma voluntaria, menos del 1.6 %.
Si bien la Cruz Roja logró despachar en ese tiempo 17, 292 unidades de sangre, fue gracias al esquema de reposición, el que se da cuando una persona acude a donar para otra que está demandando esa sangre.
En el Hemocentro Nacional, su director Pedro Sing estima en un 13 % la donación voluntaria a nivel nacional, con un total de 21,214 colectas de este tipo.
Recuerda que cuando llegó a dirigir la entidad en 2020 encontró una lista de 140 donantes inscritos y que a la fecha ya suman 18,299 y que, solo el año pasado, el Hemocentro tuvo 3,293 colectas voluntarias, lo que atribuye a su política de trabajo extramural, operativos que realizan en instituciones públicas y privadas.
Gracias a esas estrategias -indica- no les hizo falta una sola bolsa de sangre cuando ocurrió la explosión en San Cristóbal que provocó la muerte de unas 33 personas y heridas a casi 60.
Sing también advierte mejoras en el déficit de sangre en el país, el que calcula tomando en cuenta la población dominicana según el X Censo Nacional de Población y Vivienda.
“Si somos 10,760,028 habitantes, la cifra de demanda (de sangre) es de un 2.5 % de esa población, es decir, de 269,000 pintas”, expone.
Señala que el año pasado, entre todos los bancos de sangre del país se colectaron 157,000 pintas. “Cuando restas esa cifra a la demanda, tienes que el déficit es de 112,000 bolsas. El problema es que, de esa colecta, el 86.5 % son de reposición”. La donación voluntaria fue de 13.5 %.