La Policía reprime protestas en Sfax, capital industrial ahogada en basura
Túnez, 9 nov (EFE).- Efectivos antidisturbios tunecinos reprimieron anoche con gases lacrimógenos una manifestación de protesta en los alrededores del puerto de Sfax, la segunda ciudad en importancia de Túnez, sumido desde hace semanas en una aguda crisis de gestión de residuos que ha inundado las calles de basura.
Según fuentes locales, durante la carga policial resultó herido de gravedad un joven que murió horas después en el hospital al que fue trasladado, incidente que negó esta mañana el Ministerio de Interior.
En un comunicado, el ministerio asegura que el joven padecía una enfermedad y fue trasladado desde su domicilio al hospital, situado a unos seis kilómetros de la localidad de Agareb, en el extrarradio de Sfax.
Decenas de personas habían levantado horas antes una barricada con neumáticos ardiendo en protesta por la decisión del Ministerio de Medio Ambiente de reabrir el vecino vertedero de El Gonna para tratar de resolver la crisis sanitaria por la acumulación de basuras en el segundo puerto comercial del país.
Residentes y activistas aseguran que la ciudad se halla al borde de una 'catástrofe ambiental' ya que la basura no se recoge desde hace cuarenta días y se acumula en las calles, atrayendo nubes de moscas, alrededor de las casas pero también hospitales y escuelas, en medio de un hedor insoportable.
E insiste en que el problema comenzó cuando las autoridades decidieron a finales de septiembre cerrar el vertedero situado en Agareb, el más importante de la zona, al parece para evitar que se siguieran echando en él residuos tóxicos para los que no estaba habilitado.
A finales de octubre, la ministra de Medio Ambiente, Leila Chikhaoui, viajó a la ciudad y propuso que esos desechos tóxicos se trasladen a un vertedero temporal lejos de las áreas urbanas y residenciales en Sfax, una solución temporal a la que se opone la población, que quiere resultados definitivos.
UN PROBLEMA ARRAIGADO
Diversos informes locales e internacionales coinciden en que Túnez afronta un grave problema de residuos, ya que la mayor parte de las casi 2,5 millones de toneladas que produce se vierte en vertederos sin ser tratados, reciclados o incinerados.
El problema es mayor en las grandes ciudades como Sfax y la capital, que acogen a casi la mitad de la población de un país con 12 millones de habitantes.
Según un informe reciente del Banco Mundial, solo el 61 por ciento de los desechos en la capital se recolecta y la mayor parte de ellos termina en vertederos al aire libre.
En 2020 se desató, además, un escándalo de corrupción a causa de la llegada de cientos de contenedores con desechos enviados desde Italia, marcados como plástico para reciclaje industrial, pero que en realidad transportaban residuos domésticos mezclados y putrefactos, cuya importación está prohibida según la ley tunecina.
INESTABILIDAD POLÍTICA
Túnez está envuelto en una grave crisis política y social desde que el pasado 25 de julio el presidente de la República, Kaïes Said, suspendiera el Parlamento, cesara al Gobierno, recortara las libertades individuales y colectivas y asumiera poderes excepcionales en una maniobra definida por la oposición de 'golpe de Estado'.
Dos meses después, y entre presiones de la comunidad internacional para que restableciera la normalidad democrática, el mandatario se ha limitado a nombrar un nuevo gobierno sin apenas poderes, mantiene suspendido el Parlamento y maniobra para cambiar la constitución y pasar de un régimen de democracia participativa parlamentaria a un sistema presidencialista autoritario.
A ello se suma una aguda crisis económica, que según los expertos ha colocado al país 'al borde de la bancarrota'. EFE
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