Con silencio y 'partidos fantasma', se reanuda fútbol alemán
DORTMUND, Alemania (AP) — Normalmente, el fútbol alemán es un espectáculo colorido y ruidoso. Eso se acabó.
La temporada de la Bundesliga se reanudó el sábado con lo que ha sido bautizado por los aficionados alemanes como “partidos fantasma”, disputados sin público en los estadios.
En Dortmund, era difícil adivinar siquiera que el adorado equipo local estaba jugando.
En vez miles de seguidores conversando y bebiendo cerveza frente al estadio, había sólo unos cuantos lugareños, realizando un paseo sabatino en bicicleta. Mientras, el Dortmund enfrentaba al Schalke en lo que solía ser un encuentro que desataba pasiones, entre dos acérrimos rivales de la región.
En la cancha, hubo fuegos artificiales y Erling Haaland anotó para que el Dortmund se impusiera por una goleada de 4-0, tras dos meses sin partidos. Frente al estadio había un silencio sepulcral. Algunos transeúntes ocasionales preguntaban si el partido se había realizado de verdad.
La policía se mantuvo relajada, cuando quedó claro que los hinchas no se concentrarían en las inmediaciones del inmueble, una preocupación que manifestaron las autoridades antes del cotejo. Una concentración de esa índole habría implicado un riesgo mayor de propagar el coronavirus.
“Todo está realmente muy calmado en la ciudad. Respecto a los peligros del virus, sólo puedo elogiar a los habitantes y aficionados de Dortmund”, dijo el portavoz policial Oliver Peiler.
La canción “You'll Never Walk Alone”, favorita de los seguidores del Dortmund y emblemática del Liverpool, resonó en el estadio antes del puntapié inicial. Todo estaba tan tranquilo que fue posible escuchar el pitazo inicial desde fuera del estadio, algo impensable en un partido normal.
El recinto tiene una capacidad de 81.000 espectadores, pero las reglas de la liga permiten ahora el ingreso de apenas 213 personas, incluidos los jugadores, en los días de partido. No puede entrar un solo hincha.
Los jugadores trataron de mantener el mínimo contacto entre sí, incluso durante las celebraciones y en el saludo tradicional hacia una tribuna ahora desierta, una vez que otro silbatazo resultó perfectamente audible y puso fin al encuentro.