El libro Nacho: un referente de la alfabetización en el país
Reconocen a Melanio Hernández, coautor del material
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El libro Nacho es un material didáctico icónico por su impacto en la alfabetización inicial de múltiples generaciones de estudiantes dominicanos. Su coautor, Melanio Hernández, fue reconocido ayer por el Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (Mescyt) por su contribución al sistema educativo.
“Nacho surgió como una necesidad”, afirmó Hernández. Explicó que la falta de un método adecuado para el aprendizaje en el nivel inicial lo llevó a crear este proyecto, diseñado para enseñar a los niños a leer y escribir utilizando palabras e imágenes con las que pudieran familiarizarse.
El libro fue escrito en 1973, una década después de que Hernández, junto a un grupo de educadores, viajara a Puerto Rico para aprender un nuevo estilo de letras: el script, considerado el más adecuado para la alfabetización. Tras este viaje, inició jornadas de orientación para que los maestros alfabetizadores conocieran el uso de esta tipografía, relató Hernández.
El autor explicó que, en aquella época, los niños tenían mayores dificultades para aprender a leer porque los libros de texto combinaban la letra cursiva y la de molde: la primera para escribir palabras y la segunda para las letras sueltas.
“Muchos maestros de esa época tenían poca formación, no solo didáctica sino también académica, y les resultaba complejo aplicar ese método. Yo tenía la misión de entrenar a los profesores en el uso de este tipo de letra y observé que prácticamente habíamos fracasado”, expresó.
El nacimiento de “Nacho
Ante estas dificultades, decidió crear el libro Nacho, basado en el método de Palabras Normales, en sustitución del método silábico, que enseñaba a los niños a leer por sílabas. Además, el libro estaba escrito completamente en letras de molde.
“En vez de partir de una idea, como proponía el método global, el niño partiría de una palabra con significado, usando el tipo de letra que debía emplear para escribir. Así, el niño escribía con la misma tipografía con la que leía, lo que facilitó la adopción del libro”, explicó.
De este modo, una idea se convirtió en un símbolo de aprendizaje.
Siempre maestro
“Cuando uno entra al sistema, es maestro para siempre”, afirmó Hernández. A lo largo de su vida, ha dedicado su labor a la educación desde diversas plataformas: como maestro en el aula, escritor y contribuyente a la formación del sistema de educación superior.
Recordó que impartió docencia en aulas durante cinco años (1956-1961) y luego fue director de un centro educativo (1961-1965). Esto lo llevó a concursar por el puesto que hoy se conoce como director de distrito educativo, desempeñando funciones en Higüey, El Seibo, San Rafael del Yuma, Hato Mayor, Santo Domingo y Villa Altagracia entre 1965 y 1974.
Más tarde, fue director general de Educación de Adultos (1980-1982), trabajó trece años en una universidad privada y dirigió el Consejo Nacional de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (1986-2000).
También trabajó en la Secretaría de Educación Superior, hoy Mescyt, donde promovió la Ley de Educación Superior. Ya con el organismo convertido en ministerio, ocupó el cargo de viceministro entre 2000 y 2004.